
Jonathan Demme, responsable de películas como Philadelphia, El silencio de los inocentes y Casada con la mafia, murió hoy producto de las complicaciones de un cáncer de esófago y una enfermedad cardíaca. Dueño de un estilo basado en el uso de primeros planos con fines dramáticos, el director, guionista y productor neoyorquino tuvo en su carrera varios momentos ligados al rock. Fue, entre otras cosas, el encargado de registrar un show delirante e histórico de Talking Heads (cuyo resultado final es probablemente la mejor concert movie jamás filmada), ponerle imágenes a uno de los mejores temas de New Order, crear una serie de tres películas documentales con Neil Young basadas en sus presentaciones en vivo, y filmar a 16 cámaras un concierto de Justin Timberlake en Las Vegas en exclusiva para Netflix. En cada uno de esos trabajos, Demme estuvo lejos de repetir fórmulas. Sin embargo, en cada uno de ellos pueden encontrarse detalles que construyen su sello distintivo.