19/01/2020

The Cure, rankeado de peor a mejor

Este recorrido discográfico se siente simplemente como el paraíso.

Juliana Wainsztein
The Cure

The Cure ostenta un extraño talento en su haber: si  las matemáticas no fallan, debe ser una de las bandas con mayor concentración de hits en su historia en un período particular (del 85 al 92). La ecuación también permite una segunda afirmación: la banda liderada por Robert Smith ostenta un curioso título de una discografía en la que conviven álbumes plagados de hits al lado de otros igual de relevantes pero sin temas de difusión (hola, Pornography).

Por eso, ahora que Smith promete nuevos discos de The Cure, decidimos armar este ranking a modo de consulta, al menos hasta que esos anuncios se concreten.

13. Wild Mood Swings (1996)

The Cure

Con la banda casi desintegrada luego de la gira de Wish, Robert Smith y Perry Bamonte tuvieron la tarea de sacar a The Cure a flote. Renuncias, nuevas incorporaciones y jornadas de trabajo con músicos a sueldo definen la constante de un disco difuso, extraviado e innecesariamente largo. De sus cuatro singles, dos tuvieron su momento de rotación en la MTV de los 90 (“Mint Car” y la puesta a prueba de la incondicionalidad de “The 13th”, con sus aires mariachi), y los otros dos (“Strange Attraction” y “Gone!”) se perdieron en la neblina. “Want”, la canción que abre el disco, reaparece en las listas de temas de sus shows cada tanto, más por completismo histórico que por valor artístico.

12. 4:13 Dream (2008)

The Cure

Luego de girar con una formación simple a dos guitarras, bajo y batería tras el regreso de Porl Thompson (que se había ido en Wish), The Cure encaró la idea de grabar el segundo disco doble de su carrera. A pesar de tener más de una treintena de canciones listas (entre ellas “Sleep When I’m Dead”, de las sesiones de The Head on the Door), Robert Smith optó por juntar en un sólo álbum las canciones más “optimistas” según sus palabras, y publicar las más lúgubres en otro que, tras varios anuncios, nunca vio la luz. Así, quedó para la posteridad una selección de canciones desabridas y poco inspiradas. Algunos temas de 4:13 Dream reaparecen en el compilado Hypnagogic States, con remixes a cargo de My Chemical Romance, Fall Out Boy, 30 Seconds to Mars y AFI, un nuevo (y descarado) intento más por seducir a una nueva generación de chicos con ropa oscura.

11. The Cure (2004)

The Cure

Después que varias de las luminarias del nü metal reconociesen una influencia innegable por parte del grupo, The Cure buscó revertir la caída de su popularidad y grabó su 12°  trabajo bajo las órdenes de Ross Robinson, productor de discos de Korn, Limp Bizkit y Slipknot. Como resultado, la unión de fuerzas le dio un giro de una intensidad incómoda, con el género casi en retirada, pero que permitió a la banda engrosar un poco su musculatura con su último hit a la fecha (“The End of the World”) y sumar una pieza más a su repertorio en vivo (“alt.end”) que pudiese medirse con las glorias de su propio pasado. Tres años después, cuando Korn grabó su Unplugged para MTV, Jonathan Davis invitó a Robert Smith a cantar un medley con canciones de ambos, pero ya era tarde para ese gesto. 

10 Seventeen Seconds (1980)

The Cure

Pasada la experiencia agridulce de un álbum debut editado en condiciones poco favorables, The Cure apostó por tener control artístico total de su segundo disco de estudio. En consecuencia, Seventeen Seconds es un retrato más vívido de lo que Smith y compañía tenían en mente en esa época. La llegada de Simon Gallup (el otro único miembro más longevo del grupo) es palpable en la base de bajo de “A Forest” y muchas de las ideas del álbum encontrarían un mejor desarrollo con el pasar de los años.

9. Three Imaginary Boys (1979)

The Cure

Sí, el sello discográfico tomó todas las decisiones: el arte de tapa, qué canciones iban a incluir (ay, ese cover improvisado de Hendrix) y hasta en qué orden iban a secuenciarse. ¿Por qué en este lugar en el listado, entonces? Porque Three Imaginary Boys es el registro de una efervescencia inédita en el resto de la discografía de The Cure, tres chicos (imaginarios) abriéndose paso entre la música que heredaron de sus hermanos mayores y los últimos estertores de la escena (post) punk. En Estados Unidos fueron un poco más piolas y metieron en el álbum a “Boys Don’t Cry”, un hit que cualquier otro colega de esa época hubiera deseado componer.

8. Bloodflowers (2000)

The Cure

A no dejarse intimidar por ese arte de tapa que combina una caligrafía polémica con un título escrito en Times New Roman con bloqueo de mayúsculas. Sobre el fin del milenio, Robert Smith dio forma a la última gran obra de The Cure, un disco que persigue una oscuridad conceptual que lo hermana con Pornography y Disintegration (no por nada los tres discos fueron interpretados juntos en Europa en 2002). El cambio de siglo y la llegada de los 40 hicieron lo suyo: una pieza que hace de la oscuridad un espacio habitable.

7. The Top (1984)

The Cure

Toda banda tiene su disco de transición y The Cure no es la excepción. Luego de que el grupo volara por los aires por enésima vez, Robert Smith desplazó al baterista Lol Tolhurst a los teclados, sumó aportes de acérrimos y sesionistas, y con todo eso dio forma a su visión de la psicodelia actualizada a 1984. The Top no suena a Jefferson Airplane en pleno viaje místico, pero tiene una aproximación posible al trip personal de Smith en “The Caterpillar”, “Piggy in the Mirror” y “Shake Dog Shake”. La oscuridad te sienta mejor, Roberto, pero este fue un buen ejercicio.

6. Faith (1981)

The Cure

Luego de la experiencia de Seventeen Seconds, The Cure parecía dispuesto a demostrar que su incursión en la oscuridad no había sido un caso aislado. Convertida de vuelta en trío tras la dimisión del tecladista Matthieu Hartley, la banda encaró unas sesiones de grabación esperando que las canciones sonaran “fúnebres”. El primer intento fracasó y Smith debió componer bastante en el estudio, algo que dio como resultado un disco tan plomizo como su arte de tapa: Faith es un álbum monocromático y oscuro, en el que hace aparición el bajo de seis cuerdas, un instrumento que The Cure convertiría en insignia de su sonido. “Primary”, “All Cats Are Grey” y “The Drowning Man” son muestra fiel de su oscuridad minimalista.

5. Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me (1987)

The Cure

Tras descubrir que podía ser no sólo una maquinaria lúgubre y opresiva sino también un grupo con sensibilidad de sobra para el hit bien entendido, The Cure decidió volcar todas sus aristas en un disco doble y ambicioso. Aun con sus irregularidades, Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me comprime oscuridad (“If Only Tonight We Could Sleep”, “Torture”, “The Kiss”, “The Snakepit”) con preciosismo melódico (“Catch”), funk vampirista (“Hot Hot Hot!!!”) y hits de alta rotación hechos a medida de la pantalla de MTV (“Just Like Heaven” “Why Can’t I Be You?”). En su primera tirada, el disco debió editarse en CD con una canción menos ya que la duración total del álbum (74:35 minutos) superaba el tope de tolerancia de ese formato por dos segundos.

4. Wish (1992)

The Cure

Con toda la presión sobre sus hombros de replicar el éxito cosechado con Disintegration, The Cure decidió concentrarse en el costado más luminoso de su perfil creativo. Ante la imposibilidad de replicar el éxito de su disco más celebrado, Wish corta con la oscuridad imperante en el resto de su discografía, con “From the Edge of the Green Deep Sea” como una de las escasas excepciones a la regla. “Friday I’m In Love”, “High” y “Doing the Unstuck” son la punta de lanza de un álbum que coquetea con la idea de una felicidad posible después de tantos años lúgubres, aunque también hay lugar para el cancionero a corazón abierto con “A Letter to Elise” y “Apart”. 

3. The Head on the Door (1985)

The Cure

En 1985, las radios FM y MTV parecían tirar de los hilos de la industria. Cualquiera que quisiera ser tenido en cuenta debía aprender a jugar su juego y The Cure lo hizo… sólo que a su manera. Smith y compañía no cortaron de raíz con la oscuridad imperante, pero al menos encontraron cómo ponerla a servicio del pop de la época sin que se corriera el rimmel. Prueba de ello son la acústica rasgueada a la velocidad de la luz de “Inbetween Days” o la efervescencia juguetona de “Close to Me”. La angustia omnipresente emerge en “A Night Like This” y “Kyoto Song” aporta la cuota exótica que también asoma en “Six Different Ways” (o McCartney yendo a bailar a Requiem). El cierre, de la mano de "Sinking”, entra en el podio de los momentos más emotivos de The Cure, en un balance equilibradísimo entre la voz de Smith y el bajo de Simon Gallup.

2. Pornography (1982)

The Cure

Exceso de adicciones, peleas internas y su mente creativa atravesando un cuadro depresivo severo. The Cure tenía absolutamente todos los números del talonario para fracasar e implotar antes de su cuarto disco, pero las debilidades terminaron convirtiéndose en fortaleza. Robert Smith estaba ante una encrucijada: o dejaba que sus demonios internos acabaran con él, o buscaba cómo exorcizarlos con su obra. Luego de tomar la segunda opción, la banda encaró el álbum pensando que sería el último y no escatimó en oscuridad sino que la elevó a su máxima potencia. Todo en Pornography suena desolador, despojado, lúgubre y desesperanzado en cada compás. Ese viaje a las tinieblas es evidente en “One Hundred Years”, “The Hanging Garden” y “A Short Term Effect”, pero también en “The Figurehead”, quizá lo más cercano a un atisbo pop del disco, en donde la letra se encarga de poner a la angustia en primer plano (“Perdeme en la oscuridad, hacé lo correcto, adentrate en la noche”).

1. Disintegration (1989)

The Cure

En su octavo disco de estudio, The Cure logró que todas las aristas posibles de la banda confluyesen en un solo lugar. Disintegration condensa cada una de sus facetas: hay grandilocuencia sonora, climas épicos, angustia dark, psicodelia con rimmel y canciones pop. Angustiado por la presión de alcanzar su obra cumbre antes de cumplir 30 años, Robert Smith diseñó hits de oscuridad innegable: “Lullaby” y “Lovesong” se volvieron éxitos destinados para no ver jamás la luz del día, y “Plainsong”, “Pictures of You”,  “Fascination Street” y “The Same Deep Water As You” son las muestras de una banda en el pico de la química entre sus integrantes en general, y de la pluma e interpretación de su líder en particular.