
Que Bruno Mars haya ganado seis premios Grammy por 24K Magic (incluidas las categorías de Disco, Grabación y Canción del año) podría justificarse por los números de venta, pero sería minimizar que detrás también hay una decisión política. Hace 15 años que un artista de hip hop no gana la estatuilla a Disco del año (Outkast en 2003), y el último músico afroamericano en hacerlo fue Herbie Hancock en 2008.
Si la decisión se basara exclusivamente en números, Kendrick Lamar estaría en todo su derecho de reclamar su premio. En abril de 2017, consiguió que las 14 canciones de DAMN. (que anoche le valió cinco Grammys, pero ninguno en las categorías más importantes) rankearan en el Billboard 200. Parece que para la academia, el rapero que mejor retrató la era Obama (y también la era Trump) aún no es merecedor de tal reconocimiento, y perdió por tercera vez consecutiva en la categoría de Disco del año. Una suerte de Leonardo DiCaprio de la música.
Lejos de ser un ensañamiento personal contra Lamar, ni Drake (otro que puede presumir números de venta), ni Kanye West, ni 2Pac, ni Run DMC ganaron alguna vez el premio más importante de la industria. Que el hip hop, el género que más arriesga y que así y todo más se escucha en Estados Unidos, sea ninguneado una y otra vez es un claro gesto político.
Pero esa no fue la única injusticia de la noche. Lorde y Kesha, dos de una larga lista de mujeres que interpelan a un público joven con un claro mensaje de empoderamiento femenino, se quedaron sin estatuilla en manos de artistas como Ed Sheeran. La neocelandesa, además, había decidido no tocar en vivo luego de que se le denegara la posibilidad de hacerlo en solitario. La rosa blanca, como símbolo de Esperanza, Paz, Empatía y Resistencia, no tuvo la resonancia del #MeToo de los Globos De Oro.
En una industria en la que la disparidad de géneros es alarmante, no alcanza con darle premios a Adele y Taylor Swift cada vez que sacan un disco.
¿Y el rock? Bien, gracias.
En lo que respecta a la transmisión televisiva, el género sólo se vio representado por Sting, U2 y el homenaje a Chuck Berry y Fats Domino a cargo de Gary Clark Jr y Jon Batiste. Ni Foo Fighters (Mejor canción de rock), ni The War on Drugs (Mejor disco de rock) ni The National (Mejor disco alternativo) ni LCD Soundsytem (que perdió en Mejor disco alternativo pero ganó en la categoría Grabación Dance...) aparecieron en pantalla.
Como apostilla de orgullo argentino, Pablo Ziegler (quien fuera pianista de Astor Piazzolla desde 1978 a 1989) ganó en la categoría Disco de jazz latino gracias a su disco Jazz Tango.