
Aunque decidió escribir canciones para exponer sus sentimientos, Ed Maverick no se planteaba la idea de conocer el éxito. “No había realmente para mí un futuro donde hubiera una posibilidad de hacer algo con la música. Simplemente era como un hobby, y también me ayudaba mucho para poder decir ‘Ah, mira. Hice esta cosa que viene desde aquí’", dice señalándose el corazón. Y lo que nació en la habitación de la casa familiar en Delicias fue primero un éxito en las redes, después un fenómeno en su México natal, y luego algo tan incontrolable que lo llevó a colaborar con C. Tangana y a armar una gira presentación de Eduardo, su segundo disco, que lo tendrá en Vorterix el 2 de septiembre. “No más salió mi música fue como que mi vida se volvió el guión de una película muy loca. La simulación se rompió”, dice.
El artista nacido como Eduardo Hernández Saucedo se vinculó con la música regional hasta que se tropezó con artistas indies de su patria chica, como Juan Cicerol y Dromedarios Mágicos. La revelación llegaría poco después al conocer la obra de Jake Bugg, y la influencia ya no era solo musical, sino también actitudinal: se podía ser un adolescente y abrirse paso a fuerza de guitarra y voz. Ed Maverick tomó como molde también a Sufjan Stevens y al primer disco de Bon Iver, pero lo tamizó por un cristal norteño para dar forma a un tipo de canción intimista y sincera, como lo evidencia su primer disco, Mix pa' llorar en tu cuarto.
Lo primero que resalta en su música es la austeridad. En tiempos en los que la tendencia indica que hay que sobrecargar todo el espectro sonoro, las canciones de Ed Maverick apuestan por la economía de recursos. “Es algo espontáneo, y ya en este punto empiezo a identificar que estoy haciendo algo que no se esperaría que estuviese ahí afuera, en comparación a la música que hoy en día escuchamos, pero es meramente natural”, explica. Y lo que nació como una limitación técnica, con el pasar de los años se terminó volviendo bandera. “Me gusta la sencillez de las cosas, cómo se escucha la música solamente con guitarra y voz, me gusta el sentimiento que evoca. También me he dado cuenta de lo difícil que es hacerlo cuando adquieres conocimiento musical, de alguna forma. Empieza a complejizarse todo, y como que realmente ya no hay tanta cabida a la sencillez, pero de a poco vas encontrando ese equilibrio y vuelve a pasar”, dice.
Y ya a primera escucha, otro detalle queda a la vista. Desde “Fuentes de Ortiz”, su primer single, Ed Maverick se caracterizó por escribir canciones en las que la vulnerabilidad no está disimulada, sino que está en un espacio protagónico. “Siento que para mí es un poco más fácil hablar de las cosas que a mí realmente me pasan, también me pegan más las que son de ese tipo de situaciones. y pues nada también al final del día siento que a la gente también le gusta eso”, dice para explicar la relación entre hacer algo tan íntimo con la intención de darlo a conocer frente a un público cada vez más grande.
Fue una de esas primeras canciones, “Acurrucar”, la que lo terminó vinculando con C. Tangana, que lo invitó a colaborar en lo que se convirtió en “Párteme la cara”, uno de los momentos más logrados de El Madrileño. “Yo escuchaba mucho su música, puntualmente el ep Bien : (, que tiene un tema llamado “Nunca estoy”, y me sentía en un estado similar al que habla la canción. Un día al salir de bañarme estaba escuchando esa misma canción y de repente en el celular me entró un mensaje de él. Nos escribimos y me envió la canción diciéndome ‘A ver si te gusta, checa qué le puedes meter’. La canción estaba muy armada, así que hice voces y letra. Le mandé mi parte y él reestructuró la canción, hizo otra cosa completamente distinta. Yo no sabía del disco ni nada de eso, y cuando lo anunció y vi la canción en el setlist dije ‘A la verga, qué pedo que alguien me haya incluido en una obra así’", dice con orgullo. La experiencia aportó el giro necesario para las canciones de Eduardo, su segundo disco, que gana en texturas y sonoridades en su último tramo, siempre sin perder de vista la melancolía como eje.
No deja de resultar llamativo que con un repertorio tan personal, Ed Maverick se presente bajo un alias, algo que no parece generar contradicciones a su propio creador. “No es un personaje, es simplemente un nombre. Mis canciones son parte de mí completamente y representan a mi persona de alguna forma porque voy inmiscuido ahí”, dice, y marca la distancia para la que creó su alias. “Hay veces en las que muchas cosas que trae consigo esta carrera es como llevar un personaje ahí afuera como de celebridad. No me gustan muchas cosas alrededor de todo ese imaginario o ideal que tenemos sobre la vida de una persona que tiene este alcance mediático”, completa. “De a poco también me he ido alejando de ello, y me gusta estar nada más como brindando el servicio musical, así que no traten de interesarse en mí más que en las cosas que realmente los hacen sentir bien”.