
Tal como lo describió Roque Casciero, entrevistar a Palo Pandolfo "era encender el grabador y poder colar alguna que otra pregunta en medio de ese fabuloso mundo que salía de su boca". Sin casete y sin límites, para el ex Don Cornelio y La Zona que lo entrevistaran era también una performance. En 2013, quien suscribe le hizo una nota para la extinta Revista Debate a propósito de la salida de Esto es un abrazo, el disco que había editado junto a La Hermandad. A modo de recuerdo, rescatamos su disección de rock y política desde el fin de los 70 hasta fines de los 90.
Apenas dos preguntas alcanzaron para que Palo Pandolfo se lanzara a narrar todo como se lee a continuación. Y que es, además -también fiel a su estilo-, una invitación a escaparle a esa idea de que todo tiempo pasado fue mejor.
"La vuelta de la democracia fue un destape total de la cultura, nosotros veníamos del 78, éramos setentistas. Acá los 80 llegaron después, no es como en Inglaterra que en el 79 ya tenías a Joy Division. Del 77 al 80 yo estaba muy metido en Color Humano, Aquelarre y Pescado, la diáspora de Almendra, de las cuales sigo siendo devoto. La considero la Santísima Trinidad del rock argentino, no les falta nada, a nivel sonoro y comunicacional. Mi primera experiencia chamánica la tuve cuando vi a Spinetta Jade en el 79, tenía 14 años y sentí que me elevaba del piso".
"Para el 81 nos afiliamos a la Federación Juvenil Comunista, yo tenía 16 años. Todos encontraron su representatividad ideológica en un partido político ese año. Yo lo llamo 'la gesta del 81', que desemboca en marchas que llevan a los milicos a meterse en Malvinas como manotazo de ahogados, sabían que iban a caer. Lamentablemente mandaron al muere a un montón de gente. Geopolíticamente mal, humanamente peor. Yo soy la cría del proceso, fuimos siempre contra la dictadura, me morfé todo eso en mi propia carne, fui a la secundaria del 78 al 83. Logramos la máxima hippitud en el 82 y 83, para el 84 disolví todo, me corté el pelo y me hice moderno, ahí formé Don Cornelio. Nace justo ahí y por eso es tan fuerte para la cultura argentina".
"Mi vida artística esta marcada por a la vida política y cultural, del 78 al 83, el Sempiterno; del 84 al 89 Don Cornelio; y del 90 al 99 Los Visitantes. La llegada de la democracia nos cambió la cabeza, éramos ridículamente modernos, entendimos la new-wave de un día para el otro, usábamos ropa mitad blanca y mitad negra, estábamos pintados, re andróginos, queríamos que las guitarras suenen como sintetizadores. Fueron dos años así, hasta que empezamos a relajar con la psicodelia post-punk. Un cambio muy fuerte, un año antes éramos marxistas de tren cantando temas de Piero. Todo rarísimo, pero teníamos la necesidad de recuperar la calle, la alegría. Podíamos quedarnos hasta las 3 de la mañana en paz porque no estaba la cana. Íbamos a Ciudad Universitaria, abríamos las puertas del Taunus, poníamos un cassette y bailábamos".
"Hace poco vi un video de V8 en un show en el 82, de día, me dio mucha adrenalina, fue un shock químico verlo. Había tres heavies saltando, hay uno de la banda que rompe la guitarra, aplauden dos y se siente uno que dice 'abajo'. Había que estar sentados, habían tocado lo más heavy del mundo y aparece un boludo pidiendo que sienten, era muy así el rock nacional, era la negación de la vida. Es que los milicos estaban más en contra de la juventud que del marxismo. De esa época quedaron muchos corruptos. Uno de los grandes logros del kirchnerismo es demostrar que no sólo quedaron los corruptos, que desde abajo surge el amor. Además de las leyes de igualdad de género, de derechos civiles, el matrimonio igualitario, la ley de medios -que es una voz de la izquierda-, nosotros la discutíamos en la Fede en el 82. El tratamiento que se le dio es de alta calidad. Hace mucho que estoy en los medios de comunicación, no necesito que vengan Néstor o Cristina para saber que Clarín apesta. En los 90 siempre te hacían quedar como el culo. A un pibe como yo, que era un maldito negro de mierda de Flores, lo vapuleaban de chico. Como era un intelectual de barrio, me boicotearon siempre".
"Puedo criticar a Página/12, también al kirchnerismo y a mí mismo, tengo una lectura crítica de mí mismo. Yo soy multi-target, la gente para mí es oro puro, cada persona vale oro. Soy ecologista de los seres humanos, soy antropo-ecológico, valoro la vida cada día más. Siguiendo con Don Cornelio, el otro día tenía una nueva teoría al respecto. ¿Viste que te venía diciendo que cambiábamos año a año? Del 87 al 88 seguimos en esa evolución, no es que sólo nos chocó que el rock era cheto. Me revoco mis propias explicaciones, discuto conmigo mismo. Ahora tengo una interpretación bastante piola: cambiamos año a año y nos radicalizamos en la anarquía, la violencia y el conocimiento por los abismos, como diría Henri Michaux. Fue más eso que una reacción contra el establishment rockero".
"Para mí, ahora en este momento del Siglo XXI, es el momento más rico del rock argentino, nunca vi tanta diversidad, hay tendencias de mil colores desde Babel Orquesta hasta Boom Boom Kid. El heavy metal está pasando un momento tremendo y los Babasónicos la rompen. De ahí, para arriba, para abajo, para los costados. Hay una banda para cada búsqueda. Y esto lo digo porque odio los viejos reaccionarios del rock que odian la cumbia y a los Callejeros, hay mucho snobismo de clase burguesa".
"Hay mucha vanidad, mucho pelotudo, incluso en músicos que amo. Es el escenario… la trampa es el escenario, cuando no podés discernir entre arriba y abajo. Todos queremos que la vida sea arte, como decía Artaud, pero eso no quiere decir que seas un pelotudo abajo del escenario. La interpretación del escenario frontal y occidental, no circular con el ritual en el medio como las antiguas músicas hindúes, te convierte en pelotudo. Si no podés bajarte de ese lugar y tomártelo como una gran diversión…"
"Me pasó eso en los 90, esa fue la era luctuosa de la cultura argentina. Todo nace con los saqueos a Alfonsín, que le adelantan las elecciones, después el boludo de Cafiero que pierde la interna con Menem no se sabe cómo y ahí entran estos narcos al poder, eran el narco-poder. Con Duhalde y Menem, a liquidar todo el país. Eso se siente y lo sentí en mi propia persona, yo me dejé llevar por esas vanidades. Tuve épocas de ser una persona bastante despreciable, muy diferente a la disciplina que tengo ahora, que parezco un moje tibetano. Yo soy muy crítico de mi persona durante los 90. Para mí, el mejor músico es la persona que a través de la música se convierte en mejor persona. Como chamanismo interno, como depuración, como terapia. Es un concepto un poco idealista… ¿En qué estábamos? No hace falta que me preguntes nada, yo hablo solo (risas)".