
Antes de llegar a grabar su primer disco, la expectativa que giraba en torno a Divididos estaba cargada del peso de la historia de Sumo. Tan solo unos meses después de la muerte de Luca, Ricardo Mollo y Diego Arnedo permanecieron juntos y le dieron forma a un nuevo proyecto. Para eso convocaron a Gustavo Collado de La Sobrecarga y, cargados de la furia post-punk que el dúo traía desde de Sumo y la oscuridad que aportaba el baterista, salieron al ruedo con nuevas canciones. Entre esas primeras presentaciones en vivo, el grupo pasó por 2002 Neosonido, el programa que Tom Lupo y Marisa Andino tenían en ATC. ¿Cómo sonaban? Más abajo te lo mostramos.
Para finales de diciembre del 87, el final de Sumo era inminente y la salud de Luca parecía transitar un estado crítico. Dos días después de un show que habían dado en la cancha de Los Andes junto a Los Violadores, Luca apareció muerto a sus 34 años. Meses después, en marzo del 88, el grupo participó sorpresivamente en el festival Chateau Rock de Córdoba, en su único show sin el cantante. “Es la única presentación que vamos a hacer bajo el nombre de Sumo”, advirtió Roberto Pettinato durante el show. Allí terminó la historia de la banda, pero tan solo tres meses después, Mollo y Arnedo debutaban con Divididos en un bar de Flores. Para junio de ese año y en un registro en Club City de tan solo unos minutos - que originalmente estuvo en el compilado Bs. As. Underground-, se puede ver al grupo en la que se cree que es su primera grabación en vivo. Allí tocan "Haciendo cosas raras" y luego se los ve en el backstage después del show.
El trío todavía tocaba algunas canciones de Sumo en sus recitales y, aún en sus primeras y propias canciones, conservaba explícitamente esa esencia del sonido vertiginoso con líneas de bajo agresivas y los colchones de sonido entre efectos de guitarras. De hecho, en su presentación en la televisión en el programa de Tom Lupo, el emblemático locutor y poeta, el conductor hace un juego de referencias entre el nombre de la banda y el título del disco debut de Sumo, Divididos por la felicidad. Sumado a esto, después de “Che qué esperas” y al momento de hacer su segunda canción, Mollo advierte: “Viene 'La mosca porteña' con Geniol, un viejo amigo”. Lo que siguió desde allí fue una performance al estilo de los shows de Sumo, en la que el clown bailó y jugó mientras Mollo hacía un solo de guitarra.
Para noviembre del mismo año, Divididos comenzó a grabar 40 dibujos ahí en el piso, su primer disco, que saldría en marzo de 1989. Si bien la grabación tuvo a Collado en batería, al poco tiempo sería reemplazado por Federico Gil Solá. Además, si bien todavía conservaban esos matices sonoros arrastrados desde Sumo, allí también empezaron a mostrar las intenciones musicales del trío, siempre poderoso pero más cerca del rock tradicional que de la oscuridad del post punk que Mollo y Arnedo habían cultivado junto a Luca Prodan.