24/12/2015

Guía introductoria a los Beatles

Ya están en streaming, no tenés excusa.

Puede pasar, no es nada tan terrible. Los Beatles probablemente hayan sido la banda más importante de la historia de la música moderna, pero también quizás alguien puede no haberles dado una oportunidad. Con 13 discos repartidos a lo largo de siete años, la carrera de John, Paul, George y Ringo comenzó como un fenómeno pop y devino en una maquinaria que tradujo a la experimentación al consumo masivo, siempre marcándole la agenda a sus compañeros de rubro. Ahora que el catálogo completo de los Fab Four está disponible en todas las plataformas de streaming, decidimos armar una suerte de guía introductoria para quienes deseen adentrarse en el universo de la banda de Liverpool. Vale la pena hacerlo.

La bisagra entre el pop y el riesgo artístico. En 1965, los Beatles publicaron su sexto álbum de estudio, Rubber Soul. El disco presenta un quiebre en su carrera, y funciona como un puente entre la veta melódica de sus primeros discos y la expansión sonora y creativa que llegaría a partir del año siguiente con Revolver. Allí está ese folk de aires hindúes llamado “Norwegian Wood (This Bird Has Flown)”, los aires de chanson francesa de “Michelle” y la retrospectiva melancólica de “In My Life”.

La química entre sus dos principales compositores. Desde un primer momento, John Lennon y Paul McCartney mantuvieron un pacto de caballeros que respetaron hasta el último momento de su carrera: firmaban los temas juntos, sin importar quién fuese realmente el creador de la canción (algo fácil de deducir por quién es el que canta). El acuerdo tenía su razón de ser: por más que surgiesen de uno solo de ellos, muchas veces las canciones se completaban a partir del intercambio con el otro. Y, cuando efectivamente escribieron codo a codo, su magnetismo fue indiscutible.

Una obra que no se limitaba a sus discos. Como parte de su contrato con Parlophone, los Beatles se veían obligados a publicar singles con regularidad. Lejos de repetir material o de entregar al sello material de descarte, la banda publicó en este formato parte de lo mejor de su obra. Allí están “Day Tripper”, “I Want to Hold Your Hand”, “Hey Jude” y “Paperback Writer”, por mencionar sólo cuatro. Todas las canciones de sus singles están incluidas en Past Masters, un compilado tan indispensable como lo mejor de su discografía.

La experimentación. Si bien la banda se estableció a fuerza de shows en vivo, en 1966 empezó a entender que, lejos de ser su hábitat natural, el escenario era el lugar que más limitaba sus inquietudes artísticas. Ese mismo año, los Beatles empezaron a convertir al estudio en la herramienta ideal para dar rienda suelta a su creatividad a través de instrumentos no convencionales para el pop, el uso de loops en cinta abierta (“Tomorrow Never Knows”, uno de los antecedentes más remotos de la música electrónica) y la constante prueba de nuevos géneros que escapaban a la fórmula estrofa-estribillo.

La búsqueda conceptual. Con la banda ya retirada definitivamente de los escenarios, Paul McCartney buscó una nueva faceta para el grupo: crearle una identidad ficticia y convertirla en la banda de apoyo de un sargento imaginario. La idea ocupa algunos de los temas de Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band y, si bien el concepto no se sostiene a lo largo de todo el disco, le permitió al grupo medirse en otros terrenos, ya fueran la música hindú (“Within You Without You”), el vodevil (“When I’m 64”), o jugar con los ribetes épicos en la majestuosa “A Day in the Life”.

La apertura de horizontes. Ante la aparición de nuevas inquietudes y horizontes musicales que no siempre se llegaron a plasmar de manera equitativa, los Beatles resolvieron parte del conflicto de un modo casi salomónico. En vez de encerrarse en una sala de los estudios Abbey Road, ocuparon dos, y el resultado de esas sesiones fue su disco homónimo (conocido como El álbum blanco, por su arte de tapa). ¿Buscás rock de pura cepa? Ahí están “Back in the USSR” y “Birthday”. ¿Querés al Lennon más crudo y confesional? Tenés “Dear Prudence” y “Yer Blues”. ¿Querés escuchar cómo le entraban sin miedo a la experimentación y la vanguardia sonora? “Wild Honey Pie” y “Revolution 9”. ¿Te interesa investigar una de las semillas del heavy tal como lo conocemos hoy? Poné “Helter Skelter”. ¿Preferís escuchar una de las canciones más lindas jamás escritas? Reproducí “Blackbird”. Todo junto, otro indispensable.

George, el tapado. Lennon y McCartney compusieron el grueso principal de las canciones del grupo, dejando a George Harrison un mero papel secundario. Aún en una clara inferioridad numérica, el llamado “Beatle callado” por su renuencia a ser locuaz en las entrevistas supo componer algunas de las canciones más destacables del repertorio de la banda, sobre todo en su última etapa. Para muestra, bien vale “While my Guitar Gently Weeps”, en la que invitó a grabar a un amigo suyo, un tal Eric Clapton.

Una banda en vivo a prueba de todo. Convertidos en fenómeno de masas con sus primeros discos, los Beatles pasaron gran parte de sus primeros años como banda girando por Estados Unidos y Europa. Aun con condiciones deficitarias de sonido (no existían sistemas de sonido propios para un show de decenas de miles de espectadores) y ante multitudes enardecidas que no dejaban de gritar de manera rabiosa durante todo el espectáculo, John, Paul, George y Ringo supieron dar shows de primer nivel en materia interpretativa. Una lástima que no había casi nadie en condiciones de escucharlo.

La creatividad por sobre el virtuosismo. Puede parecer una obviedad, pero vale aclararlo: los Beatles fueron grandes músicos que se destacaron por un talento que privilegió la sutileza por sobre la pirotecnia. Las líneas de bajo de McCartney tienen mucha más melodía que groove (un legado de su pasado como guitarrista), Ringo Starr fue un gran baterista que supo cómo edificar paredes rítmicas y meter los detalles necesarios en el momento adecuado, Harrison creó notables pasajes de guitarra alternando su amor por los padres fundadores del rock por su formación que partió del country y el jazz, y Lennon tenía una facilidad por llevar los acordes un poco más allá de lo esperado. Los Beatles suenan a todo eso junto, sin miedo a la búsqueda, pero sin necesidad de exceso de demostraciones.

La gran despedida final. Después de varias asperezas y fuego cruzado entre sus integrantes, los cuatro Beatles se pusieron de acuerdo en grabar un último disco que buscase hacer justicia a esa química inalterable de sus primeros años. El resultado fue Abbey Road, un hermoso canto de cisne en el que conviven los cimbronazos rockeros de Lennon -“Come Together”, “I Want You (She’s So Heavy)”-, el costado piano man de McCartney (“Oh, Darling!”, “Golden Slumbers”), dos grandes canciones de Harrison (“Something” y “Here Comes the Sun”), una muy simpática de Ringo (“Octopus Garden) y un final oportunamente titulado “The End”, que deviene en tres solos rabiosos de guitarra en manos de John, Paul y George.