
"Tuve la suerte de fotografiar a toda la plana musical. A algunos más, a otros menos, pero a todos", dice Gabriel Rocca sobre su vínculo con el rock argentino. Cámara en mano, retrató la escena local desde los tempranos 80 para Pelo y Canta Rock, y terminó volviéndose un nombre clave a la hora de buscar un fotógrafo capaz de cargarse tapas de discos, imágenes promocionales o ser el testigo de shows y giras legendarias, o de encuentros y cruces tan fugaces como inesperados.
Gran parte de ese material es el eje de Rocca & Roll, la retrospectiva con la que se inaugura la motorola razr Sky Gallery, un espacio a cielo abierto que funcionará tanto en la plaza Naciones Unidas (en Figueroa Alcorta al 2300), como también en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sivori, dentro de los Bosques de Palermo. "Lo que me brinda esta muestra es una enorme satisfacción de encontrarme con material que saqué hace 40 años y poder compartirlo", dice. Por eso, dejamos que fuera el propio Gabriel Rocca quien contase la historia detrás de algunas de las imágenes que pueden verse en persona desde esta semana.

"Esto fue parte de la sesión de fotos de El satánico Dr. Cadillac, y las hicimos en Vicente López, en el río. Fue una foto que después fue retocada a pincel, porque en la tapa se le agregó una especie de montaña e islas. Obviamente no existía el Photoshop, así que se hizo todo a mano. Era esa experiencia de fotografiarlos de manera muy precaria, no es que había gran producción, pero ellos tenían un look muy claro, todos vestiditos así de college. La idea de la foto era de ellos, así que fue simple. Eran como niños, muy divertida la situación".

"Eso fue en 1982, no llego a recordar si era La Esquina del Sol, o alguno de los tres lugares en los que era típico que estuvieran todos. Tocaba una banda que se llamaba Púrpura, y era muy habitual que los músicos fueran a ver a otros músicos. No solo estaban Charly y Nito, sino que podían estar Fede Moura, los Abuelos... Tengo el registro de esa noche porque estaba cubriendo para Pelo, y había bocha de músicos. Iban a ver nuevas bandas en lugares pequeños y se daba esa cosa de que estaban entre la gente, eran fiestas. Tengo cantidad de material de músicos como público. Después se dejó de hacer, y no sé si hoy existen lugares donde se podría, pero en ese momento era algo bastante habitual", dice Gabriel Rocca.

"Esta fue en mi primer estudio, en el barrio de Congreso. Era un sótano muy raro, pero yo tenía 19, 20 años, era lo que podía tener. Por ese sótano pasó gran parte del rock: la foto de Charly tomando la comunión, o la de Luca disfrazado de bebé. Fabi vino ese día a hacer su foto para CantaRock, que hacía esos posters con músicos producidos o disfrazados de otra cosa. Cuando terminamos de hacerla le tiré fotos, porque siempre hacía de más. Evidentemente eso debía ser una percha que estaba ahí con una guirnalda, y ella se lo puso, no tiene otra explicación".

"Es una de las más conocidas de la exposición", dice Gabriel Rocca sobre este retrato de Gustavo Cerati. "Esta foto ya estuvo expuesta en mi última muestra en La Usina del Arte, es más contemporánea, es del 2006 o 2007. Fue hecha para la tapa de la revista Remix, maquillado por Regina Kuligovksy, que es una artista del maquillaje". Y agrega información sobre un detalle old school: Esas palmeras están ahí. En general, yo trato de generar en la toma todo lo que se va a ver, y ese fue un póster que lo hicimos reflejar en los anteojos de Gustavo. Vengo de la vieja escuela, y prefiero que esté todo en el set. Tampoco reniego si es que hay agregar algo, pero por lo general no pasa".

"Esta foto fue hecha para mi primer libro, Corazón argentino, en el 97. Fue el primer libro que pudimos editar, y Juanse vino especialmente para hacer esa foto. Yo ya venía de fotografiarlo, habíamos hecho la tapa de Los chicos quieren rock, así que me unía con él cierta amistad y coincidíamos en lo estético. Como era un libro personal, dirigí yo a los personajes o daba ideas, y esta fue una propuesta que la aceptó de buena gana y quedó".

"Creo que esa foto es en Obras, uno de los tantos recitales en donde pude fotografiarlo, tiene el fémur de su abuela en la mano. Luca siempre fue muy particular, porque era muy histriónico en el escenario, y también en estudio. Fotografiar a Luca era algo normal, además yo estaba en una posición bastante particular, fotografiaba para la revista Pelo, y los músicos querían salir ahí. Querían tocar en Obras y salir en la tapa de Pelo, así que siempre iban a tener buena onda. Nos conocíamos, hacíamos giras juntos, ya había un conocimiento previo.

"Si mirás, la guitarra tiene la firma de Tom Petty. Miguel fue tratado bastante injustamente, porque fue uno de los que abrió el camino al exterior, de los primeros en abrir las puertas hacia Latinoamérica, y guardo una amistad con él y su familia. Siempre fue un placer fotografiarlo. Hice varias tapas de discos, y esta es de la época de Bar Imperio. Para mí, tanto Zas como su carrera solista fueron como un viento nuevo, como cuando llegaron los Virus, algo que revolucionó todo. Por eso digo que Miguel tiene que estar en el panteón de los grandes héroes del rock nacional".

"En el 95 pude hacer la tapa de uno de los discos de Moris, que para mí es una leyenda del rock nacional junto con Litto Nebbia, y por eso están los dos en la muestra", explica Gabriel Rocca. "No fueron músicos que pude disfrutar en sus inicios, pero sí en su etapa más madura, como cuando Moris volvió a la Argentina. Poder entender musicalmente estos genios para mí fue algo muy fuerte, y por eso también decido poner este material a exhibirse. Moris debería tener mucha más importancia, tiene discos y temas que son emblemáticos. Yo escucho 'De nada sirve' y se me caen las lágrimas. Es un héroe, un músico que hasta el día de hoy sigue. Tiene una impronta rocker increíble, una presencia en el escenario ni bien agarraba el micrófono pocas veces vista. Algunos se hacen y otros son. Él es, es un rocker auténtico y lo vivió toda la vida así. Cada vez que lo pude ver o fotografiar era una autoridad".

Riff en acción: "La gente no subía al escenario, pero no había vallas, el contacto era directo. Eso es en Obras, y si mirás bien, hay tres filas de seres humanos una encima de la otra, porque cuando tocaba Riff era muy normal esa adrenalina. Puse esa foto porque lo raro es la posición del fotógrafo: no es que está desde el escenario, está en el lugar de la segunda guitarra, más o menos. Yo no me animaría a hacerlo hoy, pero era algo que Pappo también permitía y te invitaba a esa situación. Él jugaba mucho para la cámara de fotos, así que era un socio ideal para las imágenes. No percibías el peligro, lo que percibías era que cuando empezaba a tocar Riff tus pies dejaban de estar en el suelo. Era una energía única".

Patricia Sosa, en los inicios de La Torre. "Debía tener 18 años, recién empezaba. Venía de hacer covers y largaron con La Torre, con Oscar Mediavilla, el Negro García López y Fernando Lupano, una banda tremenda. Patricia cantaba rock, salía esta banda y era tremenda. Sonaba muy bien y ella tenía una potencia increíble, eran muy jóvenes. Desde que largaron fue una banda notoria y empezaron a estar en los festivales como BA Rock, donde no entraba cualquiera, menos siendo mujer. Y eso ni le afectaba a ella, le ponía el pecho a todo, era muy guarra. Yo entiendo que ahora tiene una imagen más melódica, porque la gente va encontrando sus caminos, pero por eso la muestro así, porque era un momento de alto rock".

Sandra Mihanovich y Celeste Carballo en la tapa de Mujer contra mujer, que despertó varias polémicas en 1990. "No fue concebida pensando en lo que después pasó. Es una tapa de amor de dos mujeres que decidí fotografiarlas de esa manera, con ese color. Nunca pensamos la connotación fuerte que iba a tener, o que las empresas de vía pública se iban a negar a pegar ese afiche y todo lo que pasó después", explica Gabriel Rocca. "Jamás lo pensamos ni lo hicimos para que sucediera eso. Hoy la ves y es una tapa simple, inocente, pero en el momento fue un escándalo. Hubo gente que la abrazó y mucha gente que la rechazó. Es como prehistórico hablar de eso: es amor entre dos mujeres, y en esa época la gente se horrorizaba de una condición gay, no existía para la sociedad, entonces por eso fue tan fuerte. Para mí fue una bandera de liberación y de mostrar 'Acá estamos, hacemos esta música, esto es lo que vale', y yo generé esa imagen, pero para mí es una tapa de amor".

"Eso esa una foto de prensa de Signos. Ya podés ver la ropa que tienen, Gustavo ya tenía otro tipo de vestuario... y esos peinados. Ellos ya nacieron con eso, pero además los músicos empezaban a preocuparse por la parte estética, cosa que antes no ocurría", dice Rocca sobre su primer trabajo junto a Soda Stereo. "A veces me preguntan cómo fue sacarle fotos a Gustavo, y la verdad es que era como hacerle a un amigo, porque no era el Cerati que después fue. Era todo mucho más simple y el escenario musical rockero era muy amplio. Las cosas se daban, y en mi caso se fueron dando desde muy chico, y no existían los divismos".

"Esa toma la hicimos en la ex estación del Colegio Lincoln, en San Isidro. Era una estación abandonada, y hoy es el Tren de la Costa. Es un lugar al que siempre iba a hacer fotos, y nos fuimos ahí en auto a hacer las imágenes para Agujero interior. Durante muchos años quedó escrito 'Virus' ahí, porque Fede lo escribió en la pared".

Reunión cumbre: Virus y el Carpo en el Templo del Rock. "Ese es el vestuario de Obras, un lugar muy frecuentado por mí. Había tocado Virus, y Pappo fue a verlos. Tenían al mismo representante, que era Rodríguez Ares, y Michel Peyronel había hecho la producción de Agujero interior. Es una típica escena de camarines. Me gusta porque está Pappo, que era 'el macho', con Fede, 'el amanerado', los dos juntos en un abrazo, y que viva el rock", cuenta Gabriel Rocca.