
Urban Roosters, los creadores de la FMS, tienen su propio libro, una suerte de celebración del fenómeno del freestyle que ellos ayudaron a hacer explotar en España y América latina. La edición llegó casi al mismo tiempo que la nueva temporada del campeonato argentino, que se llevó Stuart.
En Freestyle Revolution está "todo lo que los seguidores quieren saber", aseguran los Urban Roosters: desde el nacimiento de las batallas hasta cómo entrenarse para convertirse en estrella. Por gentileza de Editorial Planeta, reproducimos el fragmento titulado "Los cuatro elementos".
Imaginar una batalla es pensar en dos opuestos enfrentándose. Ya sea uno contra uno, o en formatos más amplios como el 3vs3 de God Level, en esa visión siempre se mantiene la idea de dos facciones enfrentadas. Pero eso, que es la esencia del freestyle competitivo, puede resultar también una versión demasiado simplificada de una batalla, porque no contempla el resto de elementos que aportan su talento al circuito. ¿O acaso sería lo mismo una jornada sin nombres como Cayu, Sonicko, Misionero, Dmandado, Serko Fu, Bekaesh, Atenea, Zone, Metz, Verse…? El lugar, el beat, el público, las posibilidades técnicas, el apoyo del host… Hay mucha gente y muchos detalles involucrados en que una batalla de freestyle llegue a los niveles que se están viendo en los últimos años. A nadie debería extrañarle: esto no es más que una transición de lo que ocurre en las plazas, en las que está presente la música, a veces como beatbox, a veces por altavoces; el público haciendo la doble función de jueces en muchas ocasiones; los organizadores… La profesionalización de las batallas no inventa nada, pero sí que permite que todos los elementos desplieguen su máximo potencial.
Host
Anfitriones de las batallas, los hosts son las personas a las que siempre querrías tener de tu lado. Sobre sus hombros cae el peso de la animación y el orden del evento, se encargan de las transiciones y alientan al público y a los propios MCs durante toda la batalla. Y, a pesar de su importancia, saben que el protagonismo no es suyo, por lo que también deben tener el arte de desaparecer cuando les toca. Pero no todo es celebrar y cantar. Al Olimpo de los hosts, donde están entre otros Misionero, Cayu, Serko Fu, Metz o Bekaesh, solo llegan quienes son capaces de animar los buenos momentos pero también de tirar de aplomo para calmar los más tensos. Un host debe saber leer la situación e intervenir si las cosas se calientan demasiado, como hizo Bekaesh cuando Force y Zasko se encararon durante la FMS española. Una intervención a tiempo consigue que todo quede en nada; una mala actuación es incluso capaz de poner punto final a la jornada. Un buen host es tan valorado que las organizaciones los persiguen para conseguir que sean los encargados de presentar sus competiciones. Eso, claro, lleva trabajo, porque es su misión conocer a la perfección las particularidades de cada batalla, saber cuántos patrones conlleva cada ronda o indicar quién comienza cada vez. Y si has pasado, como Cayu en Chile, por competencias como DEM Battles, Red Bull, God Level o FMS, es importante no olvidar que cada una tiene sus particularidades.
DJ
Detrás de los platos está el DJ, y hasta que no suelta el beat, no empieza realmente una batalla. Aunque nunca los veamos en primer plano, los DJs son figuras clave del freestyle, y su sintonía con los competidores influye en el resultado final. Como el host o los jueces, deben tener una visión de 360º, pues solo teniendo en cuenta todos los elementos externos (como el público, la reverberación de la sala, el ruido externo, etc.) podrán sacar adelante los mejores ritmos. En los inicios de las batallas, antes de ser consideradas grandes eventos, los DJs soltaban beats de otros artistas y su pericia estaba, sobre todo, en saber elegir cuáles y cuándo. Más adelante pasarían a poder utilizar únicamente beats para los que tenían autorización, y eso les obligó a cortar y modificar algunas partes para tener más campo de elección. De solo DJs se transformaron en beatmakers, probando sintetizadores y estilos hasta crear ritmos nuevos. En ligas en las que compiten a menudo los mismos freestylers, como en FMS, los DJs pueden crear beats específicos para el estilo de cada rapero. Lo hacen habitualmente Zone o Atenea, presentes en FMS junto a Sonicko, Dj Demandado y Verse, y logran con ellos momentos de perfecta sincronización entre palabra y música.

Jueces
Sentados en un lateral del escenario, apenas se les oye hablar. Su actuación es discreta, pero sus decisiones son las más importantes de la jornada, porque sus puntuaciones moverán a los freestylers en la tabla clasificatoria. Los jueces no pueden pestañear, deben prestar atención a todo lo que sucede sobre el escenario porque absolutamente todo, de la rima al flow y a la puesta en escena, se valora. En FMS y hasta la temporada 2019, cada juez puntuaba cada patrón de cada modo con una nota entre el 0 y el 4, según si el MC no lograba construir una rima o, en el extremo contrario, se lucía con un patrón brillante. A esto se sumaba un máximo de 2 puntos extra por modo por su desempeño en Escena, Flow y Skills. A partir de la temporada 2020, la dinámica de votaciones permite puntuaciones aún más específicas, ya que se pueden otorgar también medios puntos: 1'5, 2'5, 3'5... Esta forma de votaciones obliga al jurado a estar pendiente de cada rima e impide que un gran punchline final, por ejemplo, empañe otros momentos o rimas previas. Una jornada FMS supone cuatro horas de máxima atención y conocimiento del freestyle y de la dinámica específica de las batallas; por eso los jueces vienen de este mundo y tienen experiencia en competiciones y un criterio profesional para juzgar barras de calidad, valorar las estructuras, detectar los rellenos…
Público
«Put your mother fucking hands up and follow me.» Así se ganó Rabbit al público y así consiguió el triunfo en la batalla que pone fin a 8 Mile. Eminem sabía, como sabe cualquiera que rapea en plazas o escenarios, que quienes están viéndote pueden llevarte a la cima o estrellarte contra el suelo. El ambiente y la energía de un choque tiene mucho que ver con su público. El calor, el feedback constante y la euforia son capaces de dar confianza a un MC, o de asustar a su oponente. Es un factor tan importante que ha llevado a grandes polémicas por apoyos injustificados, tongos influenciados por el público o casos claros donde la localía determinó un encuentro. Aunque, por supuesto, lo que predomina es la sensación general de un público que disfruta con buenos punchlines y demostraciones de ingenio y que es capaz de llevar a un artista a su nivel más alto.