16/01/2021

Taichu, la próxima joya del trap argentino

La belleza está en la calle.

Taichu

"Esto si querés ponelo en la nota porque te va a servir para contar mi historia: yo dejé el colegio y me puse a trabajar haciendo uñas". El grabador ya estaba apagado, Taichu se fumaba un Camel en el balcón antes de sacarse las fotos que ilustran esta nota y sus uñas rosas gigantes eran el único color de una tarde de verano con charcos de lluvia aún sin evaporarse.

Y no es que Taichu, nacida como Taise López hace 19 años en Martínez, quiera hacer bandera de ello ni mostrarse ejemplo de nada. Es, como cualquiera, una suma de lo que le tocó y lo que eligió. Su nombre, como el de cualquiera, entra en la primera columna. "Esto no sé si quiero que lo pongas", se ríe. "Taise es un nombre hindú, significa 'Diosa de la belleza'. Mi mamá me tuvo de joven y flasheó una". A mí no me gusta mucho decirlo porque queda me siento 'Ehhh, pará'".

-Bueno, la belleza también está en la calle.
-Claro, ese tipo de belleza sí.

Entre las cosas que sí eligió está el show que dará en el Hipódromo de Palermo el domingo 17 de enero, junto a Chita, Catnapp y Lara91k, y que será, de alguna manera su primer recital en solitario. "Es uno de los más importantes presenciales", afirma. "Si bien el BA Trap fue mi debut sola, este es como el debut sola, porque es presencial, un flash. Estoy re emocionada".

Si a algo acostumbró el boom de la música urbana es a ver debuts de artistas que primero graban y después se suben a un escenario. Y Taichu es una de ellas. Su repertorio en Spotify se reduce a menos de diez canciones editadas entre 2019 y 2020, pero cuando cantó en el BA Trap había más de 200 mil personas conectadas escuchándola. Una virtualidad que es muy orgánica para su generación y que no tiene que ver necesariamente con realidades de ASPOs y cuarentenas, aunque sí con encierros. Porque muchas de esas canciones se cocinan desde una habitación.

"Era estar en casa, buscar beats en YouTube, pedirle un beat a alguien y escribir", cuenta Taichu sobre sus primeras composiciones, antes de editar "Luxury", su primer single oficial. "Todavía lo hago como ejercicio". En paralelo, Taichu, con 15 años, cantaba flamenco gracias a que su mamá, bailarina, la había incluido en un ciclo para que hiciera algunos temas. "Esos fueron los primeros escenarios, cantando en barcitos. También cantaba covers y grababa temas con un amigo, pero la primera vez que me pagaron por cantar fue ahí".

Taichu

Foto tomada con Motorola One Hyper

Taichu también tomó clases de canto desde chica. Había gastado un DVD de Katy Perry cantando arriba y empezó a descubrir a Rihanna, Ariana Grande y Jorja Smith. "Cada clase hacía un tema distinto. Las estudié un poco a todas para ver qué era lo que estaban haciendo en cada momento y descubrir nuevas colocaciones", recuerda.

Resuelta la cuestión melódica, el rapeo se sumó de una forma más intuitiva. Nina Simone, Erykah Badu, hip hop. La progresión fue natural para ella: "Estaba a medio paso del hip hop, era algo generacional. Iba al río o a la plaza y mis amigos estaban rapeando, también era música que escuchaba. Jorja Smith tiene eso de que rapea pero no se nota, está cantando pero rapea. Me encanta eso y se asimilaba a lo que quería hacer".

Y entonces aclara: "Yo no soy tan rapera". Aunque miraba batallas de freestyle, no competía, y tomaba la impovisación como un ejercicio. "Quería aprender a componer", dice. Desde ese acercamiento menos técnico, Taichu construye un flow singular, a mitad de camino entre el hip hop y el r&b. "Esas reglas del rap del 4 x4, de 'Esto rima con esto', yo no las tengo, es como un gris entre las dos cosas. Le meto flowcito, pero el rap tiene cosas que respetan los raperos y lo tienen re incorporado; yo no tanto. Si esta no rima con esta, la meto igual porque me gusta cómo queda".

Taichu sabía cantar, sabía rapear y tenía una letra que quería convertir en canción. Lo que no encontraba era alguien que le produjera el beat perfecto. "Nunca se puede solo", dice. "Se da cuando te cruzás con gente que te tenés que cruzar".

Y esa persona fue Kuribo, quien le produjo varias de sus canciones. Taichu le llegó con la letra, no sabía ni el tempo ni tenía armada la melodía, pero tenía en claro cómo quería que fuera el beat: "Oscuro". Probó sobre una maqueta, le gustó, y sobre eso se construyó un beat que la dejó conforme. Con una estética sadgirl, Taichu fluye como si estuviera pateando botellas en la calle con la elegancia que solo pueden dar las crisis existenciales: "Brillo hasta con el alma rota", canta en la primera estrofa.

"Siempre supe que quería algo oscuro, me hallaba más en esa estética y no quería rap cuadrado, porque me era monótono para mí, y en el trap podía variar mucho más, porque hay menos reglas capaz", explica sobre el sonido de "Luxury". "Puede ser una letra, una frase; es lo que me divierte del trap: el hecho que podes flashear la que quieras y va a encajar porque lo hacés encajar".

¿El autotune? Al palo. "Está buenísimo para armar melodías y cómo suena", dice. "Pero me pasó que ya sabía cantar, entonces el autotune me desacomodaba mucho. Para que quedara como quería, tenía que ir cambiando la técnica, porque te va corriendo si lo cantás tal cual". Ahora, que ya siente que está domando el efecto, lo maneja distinto. "Water", su último single en colaboración con Saramalacara, está lleno de matices: hay susurros, hay gritos a lo Pussy Riot, y el autotune aparece y desaparece.

De hecho, la Ripgang, el colectivo de artistas del que Taichu forma parte (Dillom, Muerejoven, ODD MAMI y la recién mencionada Saramalacara son algunos de los nombres más relevantes, pero también hay productores, diseñadores gráficos y directores de video), es una suerte de escuadrón trap con mucha actitud punk. Hay una estética trash -cruda, callejera-, que se ve claramente en sus videos y post de Instagram.

"Nos unimos todos medio al mismo tiempo", cuenta Taichu. "Conocí a todos por Dillom, él venía a verme cuando yo cantaba flamenco y se conectaron todas las partes. Él unió todos los cabos sueltos; estábamos de casualidad en el mismo lugar y terminamos todos rancheando. Fue muy orgánico".

Taichu

Taichu asegura que esa estética es, al mismo tiempo, buscada y natural: "No lo pensamos tanto pero tampoco nos desconectamos de la realidad en la que estamos. Es un 'Me chupa un huevo pero soy consciente de que me chupa un huevo'. Tiene que ver con eso y me encanta que la gente lo vea así, que logremos transmitirlo".

Y está claro que a la Ripgang no todo le chupa un huevo. En 2019, durante el after party de uno de los recitales de Cazzu en el Opera, sus integrantes se negaron a participar cuando se encontraron que estaba presente Marcianos Crew, denunciado públicamente por violencia de género. En ese tipo de actitudes, Taichu entiende que levantan banderas y construyen su personalidad artística, más allá de las canciones.

"En cuanto a la actitud que tomamos al respecto, ahí es donde te digo que sí quiero tener presente esas cuestiones en mi carrera artística. No sé si tanto en la música pero sí en cómo manejarte frente a esas situaciones. La gente es muy tibia porque obvio le re sirven esas oportunidades, y nosotros elegimos no hacerlo. Ahí es donde me interesa levantar bandera de esos problemas sociales. Eso también es parte de tu carrera, de todo, de tu relato artístico. Después en las letras, no creo que sea mi lugar, que me toque a mí, pero porque no las viví y no quiero apropiarme de luchas que no son mías, por más de que las banco", dice.

Taichu, que menciona a Kendrick Lamar y Nina Simone como artistas que la inspiran, reconoce que todavía no siente que su discurso se asemeje a esos niveles de compromiso que sí sostiene en sus actitudes. "Me interesa un montón mostrar cosas pero normalizadas. Como ser mina y subirte a un escenario, y muchos dicen 'Wow, ¿son minas?' Sí, no hace falta que me ponga a decir algo, con subirme es suficiente y más. Mis composiciones son desde la conciencia de que esas cosas existen, de que hay gente oprimida y saber que pasa todo eso, pero no de levantar bandera porque no las viví, no es mi lugar. Sí estoy ahí para hacerlo visible, obvio".

Respecto a su desarrollo en vivo, Taichu no le teme a la soledad en el escenario. Ella, DJ y visuales: formato clásico de la cultura rap. "Subís muy desnudo", afirma. "Pero está bueno porque hay otros complementos que no necesariamente son instrumentos. Hay todo un relato. Kendrick toca con banda pero es él solo en el escenario. Eso te cambia un montón. Hace todo un relato visual, tiene esa historia medio kung fu.

-¿Y cuál es tu historia?
-La estoy armando. Está pasando ahora.