
No todos los días llegan a la Argentina artistas provenientes de Japón a tocar en los escenarios porteños; los ejemplos posibles se cuentan con los dedos de las manos. Por eso, cuando un artista nipón realiza el esfuerzo extra y llega hasta estas latitudes, el gesto se aprecia y tiene un gusto especial. Tal es el caso de la Tokyo Ska Paradise Orchestra (para los entendidos, Skapara), que se presentará hoy en Palermo Club, en lo que promete ser una cita obligada con una de las mejores bandas del género en la actualidad.
La historia de la big band que hoy consta de diez músicos está plagada de idas y vueltas, aunque eso nunca conspiró contra la autenticidad del grupo. A pesar de los cambios de formación, nunca afrontó la disolución desde su nacimiento en la escena under japonesa, a mediados de la década del 80. "Queremos seguir explorando y encontrar nuevos desafíos", cuentan sobre la motivación para seguir tocando ska y seguir sacando discos a tres décadas de su fundación. Y no parecen querer aflojar: ya van por el número 20, Paradise Has No Borders, editado a principio de año y seguramente uno de los platos fuertes del show de esta noche.
Nos enamoramos de la música latina. Creemos que hay enormes posibilidades para la creación de música bailable con instrumentos tradicionales, por lo que estamos estudiándola.
Si bien esta es su primera vez tocando en el país, ya habían tenido un contacto con la escena argentina al colaborar con Los Auténticos Decadentes en el tema "World Rude Connection". ¿Cómo surgió esa alianza?
Trabajamos con un sello en Estados Unidos llamado Nacional Records. El jefe del sello nos sugirió sobre lo bueno y provechoso que sería trabajar con ellos. Nos gustó su música, a ellos les gustó la nuestra, así que se dio. Nunca llegamos a conocernos, nos enviamos los tracks. Pero, con suerte, quizás hoy los veamos.
No se trata del único artista latinoamericano que siguen. En estos días compartieron una foto junto a Residente. ¿Qué les interesó de su música?
Lo conocimos en un festival en Barcelona en 2011 y nos hicimos amigos. Habíamos visto a Calle 13 y luego fuimos directo al backstage, nos metimos de prepo (risas). Pero él también conocía nuestra música, por lo que entablamos una relación rápidamente. Volvimos a verlo en 2014, en Los Ángeles, donde continuamos hablando, y hace unos días tuvimos la chance de ir a su show en Chile. Lo escuchamos por tres horas y quedamos plasmados, pensando en cómo nos abría los ojos su música. Todo era nuevo para nosotros, encontramos nueva música.
Así como Residente conocía su música, ¿ustedes toman influencia de la música de la región?
Vinimos por primera vez a América latina en 2011, para el festival Vive Latino en México. Estábamos abrumados por la cantidad de fans y lo apasionados por la música que son. Así es como empezó a agradarnos Latinoamérica y volvimos los años posteriores, porque nos enamoramos de la música latina. Creemos que hay enormes posibilidades para la creación de música bailable con instrumentos tradicionales, por lo que estamos estudiándola. Con tantos viajes, se nos volvió muy orgánico el adaptar los sonidos de estos lados. Por ejemplo, en un tema de nuestro último álbum, “Believer”, hay ritmo y sabor brasileño. En Japón, la “música internacional” es básicamente rock anglo, sobre todo proveniente de Estados Unidos. Hay mucho talento en la música latina que no llega a darse a conocer allá. Nos gustaría ayudar a que esta música se haga conocida en nuestro país y también dar a conocer grandes artistas japoneses en el resto del mundo. Las colaboraciones son un medio muy adecuado para eso.
La mezcla de géneros e influencias es parte del ADN de Tokyo Ska Paradise Orchestra . ¿Cómo describirían el actual sonido del grupo?
Ahora nos interesa ser más mid-tempo, sin perder lo bailable. El ska es música simple y de mente abierta, que no conoce barreras. Es por eso que podemos mezclar tantos géneros distintos mientras los utilizamos como base. El nuevo álbum habla de “sin barreras” (Paradise Has No Borders, "El paraíso no tiene fronteras"). Queríamos perseguir las posibilidades de la música instrumental y llegar a canciones con melodías fuertes, y ser aceptados como música popular de calidad en la escena japonesa actual. No queremos quedarnos como la música ska auténtica. Es decir, obviamente la amamos, pero queremos evolucionar y salir de eso. Esa fue la idea que teníamos.
Es interesante ver la buena recepción que mencionan de la banda en América latina, sobre todo teniendo en cuenta que el ska no es un género que suele llegar al mainstream.
Sucede lo mismo en Japón. El ska no es popular, aunque hay muchas bandas de punk que toman la esencia del ska. Como dijiste, nosotros somos una banda instrumental y también tomamos elementos de otros géneros, como el jazz y el rock. Lo que tratamos de hacer es cocinar una energía positiva que salga de la música; es nuestra receta, sobre todo en las presentaciones en vivo. Se da una comunicación entre la audiencia y nosotros, un intercambio mutuo de energía positiva. Quizás es por eso que la gente disfruta nuestra música. Estamos muy entusiasmados de tocar hoy aquí, se nos acelera el corazón (risas). Siempre se habla de que los fanáticos argentinos son los más pasionales y ruidosos, pero estuvimos en Santiago de Chile y también estaban locos. Los fanáticos mexicanos estaban locos desde un principio. Hoy veremos cómo se compara entonces el público.
Volviendo a los inicios de la banda, ¿cómo fue que arribaron al ska? El estar hoy en la Argentina hablando con una banda japonesa especializada en un ritmo jamaiquino es toda una mezcla de países.
A fines de los 80 había una escena ska underground, más bien pequeña. Muy under, de nicho, pero con un gran estilo que atraía su público. Y estuvimos desde el principio, hacíamos covers de artistas como los Skatalites. Luego comenzamos a fusionar lo que en ese momento sucedía en la escena japonesa con nuestra música y también los viejos clásicos. La cultura se mueve de lugar a lugar. Lo que es muy común en su país, es muy especial para nosotros, porque que venimos de otro lado distinto. Lo mismo se puede decir de la música: es un punto muy importante y lo que nos motiva a viajar de un lugar a otro, buscando los tesoros ocultos en los países que visitamos y en los corazones de nuestras audiencias.
Los músicos que apuestan a la mezcla, ¿son cada vez más o una especie en extinción?
La gente ya no se preocupa tanto por si algo es de un género u otro, escuchan muchos y en general. Pero tal vez lo diferente de nosotros o de Residente es que hacemos muy evidente que estamos mezclando distintos sonidos y buscando colaborar con artistas de otras culturas. Sabemos que Visitante estaba en una banda de ska antes de Calle 13 y Residente también tiene ese tipo de ADN musical. Los músicos de ska tienen una facilidad para abrir su corazón a otros músicos y géneros.
Algunos artistas locales como Kapanga o Los Auténticos Decadentes, que mezclaron el ska con otros ritmos en sus comienzos, a veces eran desestimados como música popular y pasatista. ¿Sienten qué llegó a pasar eso con su música?
Quizás eso que mencionás podemos entenderlo hasta cierto punto, porque hay gente que percibe al ska como entretenimiento, sólo para bailar, pero no lo es. Nosotros siempre buscamos incorporar un mensaje a nuestra música, como la idea de que no haya barreras, y creo que los otros grupos también. El rock es directo y es más fácil entender su mensaje. Muchas veces tocamos en festivales de rock porque nuestro sonido puede adaptarse a eso y aunque no conozcan las canciones o las letras, la gente se pone a bailar de todos modos. Es algo muy único poder hacer bailar a extraños. Lo bueno de estar en una banda de ska es que podemos tocar en festivales de rock, de jazz, de reggae y de ska (risas). Somos las únicas bandas que podemos hacer eso.
Hoy están tocando en un país donde los artistas de su país suelen no llegar. ¿Se sienten "representantes" hasta cierto punto?
Gracias por considerarnos representantes. Nosotros también tenemos una pregunta: ¿conocés el tema “Shima Uta”? Escuchamos que fue muy famoso acá. La banda que la interpretaba, The Boom, era originalmente un grupo ska. En esta canción incluyen un shamisen, un instrumento tradicional japonés. Y habíamos oído que en su momento fue muy popular en la Argentina. También sabemos que otra forma en que se populariza la música japonesa por fuera del país es a través del anime: cuando la música de un grupo forma parte de la banda sonora, más gente llega a conocerla.
En la tapa de Paradise Has No Borders, su nuevo disco, hay una ilustración de un samurai. ¿Qué significado tiene para la banda esta figura?
Steve Jobs decía que al mirar tu cara todas las mañanas, al poder ser ese tu último día, debías preguntarte qué deberías estar haciendo. Ese es el tipo de actitud que tenía. Los samurais siempre llevan una espada y saben que de quererlo, pueden matar a otro o morir ellos. Hay un dicho en Japón: si conocés a alguien hoy, es por el destino, y eso es algo muy precioso, como el haberte conocido a vos. Pero también puede ser la última vez en que veas a esa otra persona. La belleza del encuentro también tiene aparejado que puede ser la última vez, por lo que realmente hay que valorar el momento. Ese tipo de espíritu. Nuestra banda tiene eso en mente: “hoy podríamos morir”, por lo que valoramos lo que vivimos, los encuentros, los shows.