
Al igual que sucede con muchas bandas que perduran en el tiempo, la historia de Sepultura está plagada de entradas y salidas, de idas y vueltas. Tanto es así que el grupo que puso al thrash y al groove metal latinoamericano cabeza a cabeza con los grandes del mundo hoy no cuenta con ninguno de sus miembros fundadores. Los abandonos de los hermanos Max e Igor Cavalera en medio de peleas y discusiones, en 1996 y 2006 respectivamente, configuran parte de una historia que a pesar de todo no planea cerrarse. "El pasado está siempre ahí, pero vivimos el presente", afirma Andreas Kisser, guitarrista del grupo desde hace 30 años.
"Sabíamos que tomaría tiempo establecer la nueva formación y que la gente la considerase creíble al verla", completa Derrick Green, quien pone la voz al grupo desde la salida de Max. Álbumes después, el sentimiento de probarse como dignos ante el público sigue vigente: Machine Messiah, presentado el pasado 20 de octubre en Groove, es la nueva placa de un grupo que no perdió su hambre de gloria.
Como músicos, tenemos la misión de sacar a las personas de una situación de confort. El arte es lo contrario al conformismo.
Machine Messiah, su nuevo disco, surgió tras un lapso de cuatro años y el posterior festejo por el trigésimo aniversario de la banda. ¿Cómo fue su concepción?
Andreas: Empezamos a trabajar luego de la gira aniversario. Fuimos a decenas de países y nos resultó muy satisfactorio porque volvimos a tocar temas que no interpretábamos hace mucho. Pero cuando empezamos con Machine Messiah lo hicimos con la cabeza limpia. Se terminaban los 30 años y arrancábamos un ciclo nuevo. Ese espíritu nos permitió intentar cosas nuevas, empezando por la elección del productor: Jens Bogren.
Bogren es un productor legendario para el metal. ¿Cómo surgió la alianza?
Andreas: Fue una sugerencia de Derrick. Jens produjo a muchas grandes bandas, como Opeth, Meshuggah y Kreator. Y todas nos hablaron muy bien de él, sobre lo profesional y disciplinado de su trabajo. Cuando nos contactamos, la química fue inmediata: estaba tan contento de trabajar con nosotros como nosotros con él. Ya habíamos empezado a preparar el material en Brasil y cuando llegamos a Suecia teníamos el 80% listo. Pero trajo muchas ideas nuevas, como los violines de Túnez que se escuchan en varios temas, o elementos percusivos muy interesantes, como los ritmos brasileños de "Phantom Self". Fue fantástico, muy difícil en lo técnico, pero también divertido. Si estás bien preparado, hay espacio para disfrutar.
Suena extraño que digas que fue divertido hacer el álbum porque la temática es apocalíptica.
Andreas: Sí, habla sobre la robotización de la sociedad. Independientemente del contexto, la tecnología está ahí. Machine Messiah propone disciplina: tener tiempo para eso, pero para nosotros como seres humanos. Recuperar la charla personal. Y también desarrollar nuestra capacidad mental de conexión con la naturaleza. Hay muchas energías y frecuencias que no se pueden explicar, y que escapan a las teorías de la religión y la ciencia. Una conexión propia con lo que nos rodea, de la cual la tecnología nos saca el foco.
Derrick, ¿cómo te planteaste las voces para el disco?
Derrick: Para este álbum quise realmente demostrar que puedo cantar. Bogren además logra hacer que las bandas tengan un sonido muy pesado pero limpio a la vez. Me dijo que tenía una voz genial para cantar natural y que realmente había que mostrarla. Estaba muy abierto a probar cosas nuevas como voces más limpias, sin que sonaran cursis o saturadas con efectos. Trabajar más lo armónico, mezclar mi voz profunda y de barítono con armonías. Fue importante no usar tantos efectos, que fuera más natural, creíble e intenso. Hay muchas formas de decir y cantar cada palabra, y cada una tiene un impacto que le es propio.
¿Hubo alguna canción que fuera particularmente compleja?
Derrick: "Ultraseven no Uta". Es un cover de una serie de superhéroes japonesa. Fue idea de Andreas, porque es un programa muy popular en la TV brasileña. Crecieron escuchándolo y decidimos tocarlo, pero fue un desafío. Me volvía loco y los quería matar (risas). Yo no hablo japonés, y aún menos lo canto, por lo que un estudiante japonés venía al estudio a escuchar palabra por palabra, y siempre me decía “no, no suena convincente”. Fueron horas y horas. Pero finalmente llegó un punto en el que dijo “¡Está bien! ¡Se puede entender!”. Se sintió genial cuando la terminamos, pero sin lugar a dudas fue la más difícil de grabar. No sé si volvería a hacerlo.
¿Les quedó alguna otra canción en el baúl?
Derrick: Sí, de hecho, no fue el único cover que teníamos. Habíamos hecho "The Robots", de Kraftwerk, pero no lo publicamos porque no nos dieron permiso, una lástima. Cuando uno de ellos dice que sí, otro dice que no. Iba a cantar un verso Mille, de Kreator. Estaban en el estudio, venían a grabar luego de nosotros. Hubiera sido genial, porque somos grandes fanáticos de Kraftwerk. Lo mejor de los covers es poder hacerlos propios, agarrar el sentimiento que traen y “sepulturizarlo”, como las versiones de U2 y Massive Attack que hicimos. Está bueno que otros no se lo esperen; nosotros tampoco lo hacemos.
Aparte de la tecnología, también hay en el álbum una fuerte denuncia a las instituciones, como a la educación y al gobierno.
Andreas: Siempre tenemos que contestarle al poder, no sólo aceptar lo que el maestro habla en el salón o lo que un solo periodista dice en un periódico. En ese sentido, la música es clave, porque el arte es la puerta a la libertad. Artistas como Picasso, Dalí y Stravinsky transformaron la sociedad. O los Beatles, iconos de una época de cambios y nuevas corrientes, como el feminismo, el sexo y el rock. Todo fue a través del arte: el rock and roll en general es libertad, al abrir nuevas oportunidades a la juventud, y el metal es el estilo más popular del mundo, sin dudas. Como músicos, tenemos esa misión de sacar a las personas de una situación de confort. El arte es lo contrario al conformismo. Viajamos a distintos países y la música siempre abre las puertas, a pesar de lo distintas que sean las situaciones políticas, religiosas o de otro tipo. Entonces, nos importa expresar en nuestra música lo que pensamos, porque si nos sacan la libertad de expresión, ahí sí que estamos jodidos.
Varios de sus últimos discos son conceptuales. ¿De qué forma enriquece a la música tener una temática como guía?
Andreas: Si hay un tema en el cual hacer foco, todo el resto tiene sentido, las ideas fluyen de manera más orgánica. Cuando nos encerramos en La naranja mecánica para el disco A-Lex, nos forzaba a ser creativos, porque teníamos elementos limitados a un solo mundo. Y nos encanta, porque nos hace utilizar nuestra cabeza para hacer más con menos. Para todo debemos tener un concepto, porque buscamos adaptar nuestro sonido a esas ideas y entonces hay canciones que surgen de lo extramusical, como “Phantom Self” en este disco.
¿Cómo vieron hasta el momento la recepción del público a todos estos cambios en sonido y temáticas?
Derrick: La clave son las presentaciones en vivo. Son la prueba de fuego, cuando ven que podés tocar las canciones, ven el impacto que tienen. A la gente va a gustarle o no lo que hacés , pero no podés quedarte con eso. La confianza en tu material perdura más en el tiempo que intentar satisfacer lo que el público quiere escuchar en un momento determinado. No debés quedarte en el ciclo de repetición de escribir el hit que te hizo grande una y otra vez. Es más emocionante intentar nuevas cosas. Cambiamos y crecemos como seres humanos, ¿por qué no habríamos de hacerlo desde la música?
La idea que a veces se tiene del fanático del metal es que es tradicionalista: si no se ajusta a lo clásico, se puede ver como “venderse”. ¿Hay lugar para romper los ciclos de repetición?
Derrick: El heavy metal necesita una patada en el culo, porque está el riesgo de convertirse en holgazán. Como oyente uno debe estar dispuesto a querer ser desafiado por la música. El metal tiene que ver con los cambios y si se quedara estático, nadie lo escucharía ni sería tan grande como es. Es una forma de arte libre y honesta, y necesita querer evolucionar. Eso es lo que me atrajo a mí cuando empecé a escucharlo: la capacidad de las bandas para cambiar. Metallica es un ejemplo genial. Hoy en día siguen habiendo fans que se quejan del Black Album, y me pregunto "¿Qué les pasa?". Lo escucho de grande y me doy cuenta de que nunca fue malo.
Derrick, están por cumplirse 20 años de tu entrada a Sepultura. ¿Alguna vez pensaste que estarías incluso más tiempo que el cantante fundador?
Derrick: Nunca lo había pensado en ese sentido. Es un gran honor ser parte del grupo. A la vez implicó mucho trabajo, y sabía que me tomaría tiempo ganarme la aceptación porque era Sepultura un grupo muy importante y estaba en la cima cuando entré. Sabíamos que tomaría tiempo establecer la nueva formación y que la gente la considerase creíble. Hubo que salir a tocar, a probarnos a lo largo de los años. También terminé mudándome a Brasil, y aprendí toda una nueva cultura y lengua. Ser parte de la historia es algo muy especial.
Este año los puso muy en contacto con su pasado, porque sacaron un documental repasando la historia de la banda. ¿Qué sentimientos les despertó el volver a los inicios?
Andreas: El documental fue un trabajo fantástico. Hay fotos antiguas, videos, todo un arsenal histórico que tenemos en nuestras casas. Fue un trabajo de casi ocho años, pero quedamos muy satisfechos, porque muestra por qué estamos acá, a pesar de los cambios dentro de la banda. Seguimos vigentes, haciendo lo que amamos. Es una historia única, tenemos mucho orgullo de lo que conquistamos. Creo que el pasado está siempre ahí, pero vivimos el presente. Esa es nuestra mayor preocupación: estar acá.
¿Te sentiste decepcionado de que los hermanos Cavalera declinaran el participar en el documental?
Andreas: Sí, porque la intención no era hacer drama y pelearnos sobre quién tiene la razón y quién está errado. Era tener también a los dos hermanos hablando de sus cosas de hoy, como de sus hijos. Max y yo tenemos hijos que están tocando; son la nueva generación. Infelizmente, son cabecitas muy pequeñas. No ven el cuadro entero, de poner a Sepultura en una luz más positiva. Es triste que no hayan sido parte con sus propias palabras porque siempre fueron parte de la historia. Incluso ahora, con nuestros proyectos paralelos. Queríamos mostrar que Sepultura es mucho más que nosotros cuatro tocando Sepultura, también es las cosas que inspiramos en otros grupos y músicos. Pero es una decisión de ellos que respeto, aunque no concuerde.