16/08/2019

Ride: "La nostalgia es un callejón sin salida"

Mark Gardener y la receta para un regreso en presente continuo.

Steve Gullick / Gentileza
Ride

Hasta 2015, Ride tenía la particularidad de llevar más años de separación que de etapa activa. Bajo la premisa de trazar un puente posible entre el jangle de The Byrds y los Beatles con el ruidismo intuitivo de Sonic Youth y Dinosaur Jr., la banda de Oxford tomó forma en 1988 y vivió un período prolífico en sus primeros años de vida, pero las cosas se fueron poniendo más espesas con el pasar del tiempo.

Sus primeros EPs y su álbum debut permitieron pensar en una Santísima Trinidad del shoegaze junto con Slowdive y My Bloody Valentine, pero nada es para siempre: donde antes había una sociedad fructífera entre sus dos principales compositores (Mark Gardener y Andy Bell, ambos cantantes y guitarristas), hubo luego una serie de diferencias tan grande que el último álbum del grupo en su primera encarnación (Tarantula, 1996), lo grabaron yendo cada uno en días y horarios distintos al estudio para no verse. 

En los casi 20 años que siguieron a la separación, cada uno siguió su rumbo: Bell pasó por Hurricane #1, Oasis y Beady Eye, Gardener fue solista primero y productor después, el baterista Loz Colbert grabó, tocó y giró junto a The Jesus and Mary Chain y Gaz Coombes, y el bajista Steve Queralt decidió retirarse de la música. Y cuando nada parecía indicar que las cosas fueran a cambiar, un regreso repentino puso a Ride de vuelta en actividad en 2015, tras 19 años de estar en modo suspensión.

Luego de salir de gira por Europa y Estados Unidos, la prueba de fuego llegó con forma de estudio de grabación, una prueba más que superada: Weather Diaries, su primer álbum en casi dos décadas, buscó (y logró) borrar del mapa sus últimos dos discos antes de la separación para llevar a Ride a su mejor momento artístico del pasado y ponerlo a dialogar con el presente.

Después de una nueva gira por el mundo en mucho tiempo y de abrir shows de The Cure en Inglaterra, la banda volvió a encerrarse para un estudio para demostrar(se) que todavía conserva la chispa de hace casi 30 años. El resultado final de esa experiencia es This Is Not a Safe Place, publicado hoy, en el que Ride se mueve sobre terreno seguro (“Future Love”, “Clouds of Saint Marie”), y también mete virajes inesperados hacia el pulso bailable (“Repetition”) y garage menos complaciente (“Kill Switch”). “Es algo natural cuando te empezás a sentir cómodo trabajando con la gente que tenés cerca”, explica Gardener sobre el contraste entre un disco y otro. “También me es difícil darme cuenta porque siempre hicimos eso. Incluso en nuestros comienzos, porque ningún álbum suena al anterior”. 

Tocar los temas viejos estaba bien, pero para mí este regreso tenía más que ver con hacer al menos un disco que justificara volver a estar juntos.

¿Pensás que no tener que hacer un disco de regreso sirvió para moverse en otra dirección?
Sí, y también ayudó el resultado final de Weather Diaries. Por lo general, cuando las bandas deciden volver, no hacen un buen disco, y empiezan a preguntarse para qué se reunieron (se ríe). Hacer Weather Diaries fue una gran experiencia porque hizo que el viaje no fuese solo nostalgia y es muy difícil alcanzar eso. Al mismo tiempo, creo que ese disco toca muchos frentes y por eso en este decidimos hacer algo más concentrado. 

Algunas de las canciones del disco anterior tenían bastante contenido político. ¿Ves algo de eso en This Is Not a Safe Place?
Creo que hay que aceptar que, políticamente, las cosas están bien jodidas. Es algo bastante deprimente: todo está bastante dividido y Gran Bretaña se cae a pedazos, no sólo por el Brexit. Es algo horrible. Creo que estábamos tan convulsionados que eso se metió en muchas canciones, porque todavía estábamos en shock. Con este disco tuvimos que lidiar con cuestiones personales bastante intensas, como tener que dejar de lado a nuestro manager después de muchos años, y todo se puso bastante difícil. Siento que eso nos hizo preguntarnos qué hace que una banda sea buena o qué es lo que nos hace bien cuando estamos juntos. Cuando todo está tan jodido, también está bueno que tus canciones sean un vehículo para que la gente se aleje de eso, al menos por un rato. Ride siempre hizo eso, no se llevó muy bien con la realidad (se ríe). Por eso es que me gusta la música, es algo trascendental que deja que viajes sin salir de la habitación.

Ride

En 2011 decías que la reunión de Ride era imposible. ¿Qué cambió en esos cuatro años?
Supongo que me refería a que Andy estaba bastante ocupado con Oasis o Beady Eye. Se lo notaba muy feliz y no parecía algo viable en ese momento. Cuando Ride se separó, éramos como un auto chocado: todos necesitábamos irnos lejos y hacer la nuestra para distanciarnos de las cosas que nos habíamos hecho mal unos a otros. En todo ese tiempo, perdí a mi mamá y a mi papá, y cuando se empieza a morir gente alrededor tuyo, eso te hace dar cuenta de que las cosas no son para siempre. Entonces pensás que sería bastante loco no juntarse a tocar de nuevo. Siempre fuimos grandes amigos e incluso toqué con Andy en algunas ocasiones. Además, quería tocar las canciones de Ride para un público nuevo y ver qué pasaba con eso.

¿Y cuál era tu opinión sobre las bandas que se reunían hasta que le tocó a la tuya?
Creo que es una buena idea, la mayoría de las veces. Por lo general, suelen hacerlo por una misma razón, probablemente la nostalgia. Cuando pensaba en Ride, recordaba la buena conexión que había entre nosotros antes de la separación y me gustaba el desafío no sólo de juntarnos, sino también de escribir buen material. Tocar los temas viejos estaba bien, pero para mí este regreso tenía más que ver con hacer al menos un disco que justificara volver a estar juntos. Si encarás esto desde la nostalgia, vas a terminar en un callejón sin salida, dando vueltas en círculos y haciendo algo que no es creativo. Me gusta el ahora, lo que estamos escribiendo juntos, y de hecho se siente mejor tocar ahora los temas viejos, porque tenemos otros nuevos que también están muy bien. 

La mayoría de ustedes tenían 18 años cuando se formó Ride. ¿Pensás que la edad influyó en la serie de cosas que desembocaron en la separación?
No es que decidimos separar la banda, fue algo que colapsó. Lo mismo que había convertido a Ride en una banda muy exitosa terminó transformándola en algo insostenible. A esa edad, no sabés ni dónde estás parado, y estar en una banda a esa edad es bastante demencial. Estábamos metidos en una burbuja cada vez más grande que en algún momento iba a explotar, y al mismo tiempo a Creation Records, nuestro sello, le pasó lo mismo: lo que los hizo grandes, los volvió económicamente inviables al corto tiempo. Todos colapsamos, en cierto punto. Se supone que la música tiene que ser algo que te haga sentir bien y estoy feliz a esta edad con la música que estamos haciendo. Cuando éramos jóvenes, había que hacer tapas de revistas y esas cosas de estrella pop con las que nunca me sentí cómodo, odiaba todo eso. Mirá nuestros videos, eran todos bastante arty, no tenían nada que ver con ese aura de popstars que nos querían meter.

¿Creés que los ahogó tener que “jugar el juego” de la industria?
Sí, nos empujaban en todas direcciones. En particular a mí, porque era el cantante principal, pero eso no significaba que yo fuera Ride, porque siempre se trató de las cuatro personas que la integran. Empezaban a llamarme para hacer una foto de tapa o algo, y esas cosas empezaron a separarme de la banda; a pesar de que lo estaba haciendo en nombre del grupo, era algo con lo que no me sentía cómodo. En la escuela no tenés una materia en la que te digan “esto es lo que vas a tener que hacer cuando tengas un poco de éxito”. No tenés ni idea porque no hay preparación para una cosa así, así que es un sentimiento bastante extraño. Una vez que encendés eso, es muy difícil apagarlo. Además, creo que las cosas vienen y van cuando algo se pone de moda, y Ride nunca fue una banda muy apta para la moda, así que tampoco nos subimos al britpop y toda esa ola moda-dependiente. El éxito va y viene, pero la música es para siempre. 

Cuando hablamos con Andy hace dos años, él nos dijo que el shoegaze no era una etiqueta acorde para Ride. ¿Coincidís?
No sé (se ríe). A cualquier cosa que hagas, la gente le va a poner una etiqueta encima. En lo personal, no me preocupa cómo nos etiqueten, pueden hacer lo que quieran. Es como Nirvana con el grunge… ¿Qué era en verdad el grunge? No estoy del todo seguro de qué se supone que debería ser el shoegaze, pero entiendo que se refiere a bandas que quieren hacer algo más atmosférico en vez del rock and roll típico. Me encantan Cocteau Twins y My Bloody Valentine, y supongo que esa categorización viene de ahí. Mi política es “qué importa qué es, mientras sea bueno”. Si la gente quiere hacerlo, no me importa. Para mí es música.

Cuando decidieron volver, dijiste que más bandas deberían cagarse a piñas entre sí. ¿Eso ayudó a que la reunión fuese posible?
¿Dije eso? Puede ser… Seguramente me refería a alguna manera de eliminar las tensiones. No es que nos cagamos a palos de verdad, pero sí nos dijimos lo que teníamos que decirnos. Poné las cosas sobre la mesa, sacátelas de encima y seguí. En un grupo humano siempre va a haber problemas y tensiones, esa es la química. Mientras funcione bien, vas a hacer algo que valga la pena.