15/07/2016

Palo Pandolfo: "La música es un juego de placer"

El ex Don Cornelio retoma su sonido rockero mientras vuelve sobre la dicotomía entre cuerpo y espíritu.

Palo Pandolfo

Pese a que su nuevo disco se llama Transformación, Palo Pandolfo dice que, en realidad, él siempre habla de lo mismo. Con diferentes enfoques, claro, pero su discurso lírico gira alrededor de que "el espíritu encarna y se produce una transformación energética que es la ley del karma, y tenés la posibilidad de salir beneficiado o empeorado". Lo que sí ha variado es el sonido que aborda en las 12 canciones del disco. Si en Esto es un abrazo, su primer disco junto a La Hermandad, se vislumbraban algunos puntos de contacto con su pasado post punk, todavía había algunos ritmos latinos más cercanos a la carrera solista de Pandolfo. Transformación -que tendrá presentación mañana sábado en La Usina- barre con eso de modo contundente: el link con aquel poeta flamígero que le dio vida a Don Cornelio y La Zona está al rojo vivo, con un sonido más hardcore, por más que ahora el hombre haya cambiado la campera negra por un pulóver de lana rústica.

Cuerpo y espíritu: en el balanceo entre ambos hay que rastrear los mojones de la carrera del ex Visitantes, entonces. Y también su presente. "Le doy lugar al espíritu -sigue Pandolfo- porque nuestro más mínimo gesto y acto tiene una trascendencia en el universo, que se te va a volver a favor o en contra según el tenor que tenga ese pensamiento o acto. Pero también entiendo que la canción que hacemos con La Hermandad lleva una cosa de romanticismo, de la cuestión 'parejas' y el conflicto del alma en el cuerpo sufriente de las relaciones humanas. La transformación me tira cuerpo, porque es tan emblemática la palabra en el rock and roll: Transformer de Lou Reed, el transformismo, el travestismo… Me gusta porque empieza a tener resonancia de cuerpo y deseo, que es la otra parte que me interesa. Somos gente muy dionisíaca, queremos el espíritu en el cuerpo, el cuerpo vibrante y en el éxtasis sexual. De alguna manera, es muy hedonista, porque la música es un juego de placer".

Hice una banda de rock del oeste para que tenga sentimiento de territorialidad, corazón, vibración compartida, porque necesito esa corporalidad.

En la canción "El juego" están el bien y el mal, esa misma dualidad de la que hablabas.
Sí, eso es lo que siempre estoy diciendo. Sobre todo al expresarlo en el vivo: es como una fiesta de cuerpo para mí, es lo inestable, lo fluctuante. Aquí hay dos lados, hay un pendular en la psique y en las emociones. He dicho cosas bastante incorrectas, como por ejemplo: "ser de derecha o de izquierda es una cosa de circulación sanguínea". Uno puede tener momentos químicamente de derecha o de izquierda. Un ejemplo es algún sandinista que bebía y a la noche enfermo de celos le pegaba a la mujer. ¿Qué actitud más de derecha que pegarle a una mujer? Y lo puede tener cualquier militante del Partido Obrero... Si vos te ponés a ver cómo son la cultura y los movimientos sociopolíticos y el desarrollo, empezás a ver ideología y empezás a ver política. En ningún momento quiero negar la política. Todo lo contrario, quiero ahondar en la idea de la política para ser más honestos, porque si no, no vemos que tenemos un lado oscuro. Y tenemos que trabajar eso porque si no, no crece la sociedad, no crece el arte.

El contraste tal vez esté expresado en que, aunque el disco tiene letras muy espirituales, tal vez sea el más corporal que hayas hecho desde lo musical.
(Se ríe) Está muy buscado el disco. Todo lo que pasó en el disco es un objetivo cumplido. Lo digo ya soberbiamente, estoy vendiendo el disco. También la falsa modestia me parece de mal gusto. A la banda la hice para esto. El primer disco es una puerta que se abre hacia un camino que tiene que ver con lo que está pasando en Transformación. Hice una banda de rock del oeste para que tenga sentimiento de territorialidad, corazón, vibración compartida, porque necesito esa corporalidad. El rock and roll es corporal, es así, como el tango. La música es corporal, son rituales chamánicos. No se puede tocar este tipo de música si no hay una identificación con la obra, un entendimiento de lo rupturista y de la carne… Es como dice Calamaro: el rock and roll no es un juego, es un golpe en los huevos. Es salir con una patota y que ese espíritu este ahí: lo colectivo, dicho de una manera más elegante. Eso está buscado. Desde el principio del concepto del disco dije "lo vamos a grabar en vivo en el estudio".

Da la sensación de que es un disco muy en foco, mientras que en otros parecía que estabas probando cosas.
Sí. De hecho, es el primero de una serie de cuatro discos. Son cuatro proyectos diferentes, por eso lo que ves está muy bien. Tengo paralelamente un dúo tecno con Daniel Gorostegui hace dos años y tenemos doce canciones que vamos a grabar en octubre. Es de bajo presupuesto, todo electrónica y yo con guitarras tipo rítmicas. Es una fiesta, una pieza de disparate total, maravillosamente absurdo y deforme; por momentos medio pop y por otros bastante industrial y con algunas cosas raras. La banda se llama Vergüenza (carcajada). Se me paran los pelos porque tengo unas ganas... Además, los shows van a ser performance. No quiero que aparezca Palo Pandolfo, quiero que parezca el cantante del dúo Vergüenza. Y por otra parte, ya tengo apalabrado a Juan Belvis para grabar el año que viene un disco solista depresivo y electroacústico, con pequeños elementos de algunos invitados, pero básicamente solo. Todos los instrumentos que haya dando vuelta los voy a tener que grabar yo, pero van a ser pocos. Va a ser algo despojado y más francés. Todos los discos son con repertorio nuevo.

¿Y el cuarto?
El disco de tango, con Yuri, mi amigo y hermano, con el que tenemos muchos tangos nuevos, inéditos que hice con él, más los que grabaron con la Fernández Fierro, algo de tango viejo clásico y alguno de Los Visitantes. Me faltan por ahí un par de tangos, pero lo voy a grabar en el 2018, tengo el año que viene para pensarlo.

Pero antes sacaste tu disco más rockero en años. Y el menos ecléctico.
Exacto. Todo lo ecléctico y enfermo que he sido, lo separé. Vi la luz, porque a mí me molestan los discos eclécticos. Está bueno tener un coto para poder jugar, como la cancha de fútbol: si no hay afuera y no hay arco, no hay gol, te morís. Y en la música puedo visualizarlo después de tanto prueba y error, sobre todo en Los Visitantes, que era anarquía. Sobre todo por Espiritango, que está hecho a propósito: es como un comic book con diferentes autores. Lo escucho y lejos de parecerme un pastiche, me resulta ultra adrenalínico, porque tiene momentos de hardcore, la oscuridad total. En este disco también fuimos a buscar oscuridad, porque de última "que sea rock", dirían los Riff.

En "Sonido plateado" hablás de ver el sonido, la idea de la sinestesia...
Sí, yo ya había escrito sobre la sinestesia como una imagen metafórica y después me enteré de que existía. De alguna manera veo… Pero "Sonido plateado" es rock argentino, hay palabras que remiten a eso. Invisible, Los Gatos, Cómo vino la mano, Sandro y Los de Fuego, Mordisco, Del Cielito, El valle interior, la época de la dictadura... Es un juego.

Y todo el tiempo tuviste en mente que fuera eso…
Sí… A Transformación lo fui a buscar desde la melodía. El primer tema lo compuse así y abrió el disco: tenía la esencia. Estaba de pie en la computadora, apreté "rec" y me puse con la melodía, luego puse las letras. Es el primero que compongo así. Fue también bastante revelador, en el sentido de estar siempre mirando a grandes compositores como Peter Gabriel o Charly García, que desarrollan toda una idea, una historia con pies y cabeza. Spinetta es poeta y García letrista. Y García me interesa en el sentido de desarrollar una idea y contar una historia.

Pero "La fuga" es más Spinetta.
Es que en el fondo soy un poeta loco. El trabajo de las letras fue bastante fuerte. Igual, la locura de "La fuga" es la música, querer decir algo… Sí, la música es más Spinetta. Lo interesante de todo este proyecto es que la melodía me da el molde, no me puedo mover nada de la melodía cuando escribo la letra, por eso el disco es musical. Todos los temas hablan de algo concreto, de personas o de cosas. "El juego" habla del Mundial, porque lo hice en 2014; "El conquistador" es un ensayo sobre la conquista...

¿Y "Morel"?
Es el más lúdico y patchwork. Ya está transconceptualizado, está afanado. Agarré fragmentos de cosas que había por ahí, historietas… Salvo el estribillo. Lo interesante es que es otra línea compositiva: nos juntamos con el bajista y el violero, arrancamos con una base de bajo que me gustó y de ahí seguimos. Estábamos zapando y de golpe… atacó el subconsciente, el Sí Bemol, el blues, el soul. Seguro por un error, en vez del Re natural salió un Sí Bemol, como un ruido armónico... Y a partir de ahí, la improvisación y la melodía. ¡Somos los dioses de la melodía! Pero a veces nos olvidamos...