
Con más de dos décadas de carrera a cuestas, Miranda! pasó de un fenómeno que agitó el under y lo bañó de glitter a provocar al mainstream para luego quedarse a vivir en él. Sin restricciones ni pruritos, el proyecto encabezado por Juliana Gattas y Ale Sergi curtió su piel lo suficiente como para poder transitar con misma gracia un show en una discoteca, en un festival rockero o en un evento de alguna FM amiga de los hits. “Escucho música que considero pop de los 2000 y a los mismos grupos que la hacían no le gustaba que le pongan ese mote. Joya, entonces lo agarramos nosotros, si no lo quiere agarrar nadie”, explica Sergi para graficar una política de trabajo que hizo posible que a la banda se la pueda agrupar tanto con Lali, Tini y Diego Torres como también con Adicta, Leo García y Gustavo Cerati.
En un mundo sin pandemia, Miranda! hubiese festejado sus primeras décadas de carrera, de la misma manera que lo hizo cuando los aniversarios fueron de 10 o 15 años: sobre un escenario, ante su propio público. Con la celebración en stand by, la banda grabó Souvenir, su octavo álbum de estudio y uno de los más concisos de su última etapa. Registrado casi íntegramente por el dúo y el productor Cachorro López (más el aporte de Javiera Mena y los españoles Sidonie como invitados), el disco es también una suerte de reafirmación de todas las facetas de su carrera, en donde pueden estar el house hecho y derecho (“Por amar al amor”), disco (“Que no pare”) y hasta algún momento guitarrero orgánico (“Casi feliz”). A pesar de su nombre, el álbum no está pensado como el recuerdo para llevarse a casa y poner en un estante. “Para el imaginario visual hicimos más foco en los souvenires de viaje que los de fin de fiesta, que son más pa'joba”, explica Gattas para darle marco al arte de tapa, en los que ambos cantantes posan con ropa gauchesca de punta en blanco.
La música de Miranda! escapa a la realidad y las crisis porque nosotros estamos en crisis siempre y nuestra música nos resulta curativa.
Da la impresión de que es el disco más abarcativo de Miranda!, con todas sus diferentes facetas en un mismo álbum. ¿Era la idea?
Ale: Llegando a las dos décadas, sentíamos una renovación. Queríamos abarcar toda nuestra carrera, resignificarla, ponerla de vuelta y crear una suerte de nuevo punto de partida. Siempre tuvimos una renovación en cada disco y por eso, sin irnos mucho del estilo que siempre cultivamos, incorporamos alguna que otra novedad. Acá queríamos que la novedad fuera Miranda! mismo, porque seguimos sintiendo que el grupo, a pesar de ser bastante longevo, sigue teniendo un sonido actual, y me parece que sonamos bastante personales. Compartimos escena con un montonazo de artistas, pero no sentimos que estemos haciendo exactamente lo mismo que ninguno de ellos. Entonces nos pareció que la mejor forma de ser originales esta vez era ser más nosotros mismos que nunca.
Incluso para la escena del pop electrónico eran una figurita difícil.
Ale: Es que somos demasiado pop para el rock y demasiado televisivos para el rock. A la vez, tampoco somos tan pop para el pop, tenemos una mezcla de esos dos universos. Me parece que tenemos las dos cosas. Lo que no tenemos es vergüenza y nunca la hemos tenido. Ahora ya no tanto, pero en el principio me acuerdo de que había muchos grupos a los que no les gustaba que les dijeran que hacían pop, y a nosotros nunca nos pareció un problema sino que aprovechamos un poco también esa cuestión para hacernos un espacio y marcar la diferencia, cuando a veces tampoco era que las músicas eran tan diferentes.
¿A qué hace alusión el "souvenir" del título?
Juliana: Hace varios discos que buscamos una palabra que sea cortita, que suene bien y que se desprenda un concepto de ella. El disco anterior, Fuerte, lo hicimos con la temática de matrimonio y lo llevamos al vivo en los bises, las firmas de autógrafos, presentación de discos, todo. Son palabras que tienen una estela de cotillón que nos divierte mucho y que ayuda a ordenar. Una vez que dimos con ese nombre, nos juntamos con Alejandro Ros, que es quien hace todos los diseños de nuestras portadas y ahora hace nuestros videoclips. Buscando data y souvenirs medio frikis, dimos con la tapa, que es esta estatuilla de porcelana con unos gauchitos con las caras medio mal impresas. Es algo que es solemne y serio pero también nos hacía reír, entonces decidimos ser nosotros esa estatuilla. Así empezamos a darnos cuenta que somos un souvenir de la música argentina, que se desprende de toda tradición y que no deja de ser una banda que hace música en determinado país hace 20 años. Entonces, nosotros mismos, por medio de nuestro propio arte, determinamos que somos un souvenir de nuestra cultura. Un poco como una humorada y un poco en serio también, como renovar estos símbolos que nos representan sin menospreciar nada.
Ligado a eso está la idea de aparecer como una pareja de gauchos, que no es una burla, pero sí un llamado de atención.
Juliana: Claro, es como hacer ruido. Primero nos hace ruido a nosotros y somos parte de todo esto, nos lo hacemos a nosotros. Vamos desprendiendo los significados a medida que lo vivimos, pero es un ruido como de escuchar una música electrónica que no proviene de estos pagos, chocarlo con estas imágenes de mate, rebenque y demás, y ver qué pasa en la cabeza de la gente cuando hacés eso. Es como un experimento, y en ninguna cosa que hacemos la meta es la burla o llamar la atención.
Es además la primera vez que se ubican geográficamente en su obra.
Juliana: Es verdad. Pero, si bien acá había bandas pop que nos gustaban como Los Twist o Viudas e Hijas, nuestras máximas referencias eran más de España, como Fangoria y demás. Creo que en los comienzos muchos se preguntaban si éramos de España y nosotros no entendíamos por qué. Había una cosa medio por ósmosis que pasaba, pero el "tú" también puede ser de México. Éramos medio neutros, no teníamos acentos, y encima esa temática tan telenovelesca...
También hay algo bastante particular de Miranda! y es que hace una música ajena a su entorno. Así como nació en la crisis de 2001 sin hablar de eso, este disco no le canta a la pandemia.
Ale: En verdad, este disco no fue creado durante la pandemia porque ya lo teníamos casi listo, pero aún si lo hubiéramos hecho así, creo que no lo hubiéramos cambiado radicalmente desde las composiciones por la realidad que estamos atravesando. Creo que la música de Miranda! escapa a la realidad y las crisis porque nosotros mismo estamos en crisis siempre, y nuestra música nos resulta curativa. Acabo de pensarlo porque nunca lo había visto de esa manera... A nosotros nos gusta la idea de que nuestra música levante el ánimo y no nos parece poca cosa. A mí me pasaba con Bob Marley, era mi Alplax: lo escuchaba y ya me ponía de buena onda, era una música que me hacía bien. Siempre me resultó una buena herramienta la música que hacía eso para mí, así que me parecía que estaba divertido que en el grupo persigamos también eso. De alguna manera, estamos impermeabilizados de toda la mala onda externa, pero no porque no la vivamos o la tengamos encima, sino porque en verdad hemos sufrido mala onda toda la vida. Yo siempre fui medio el freak en el colegio, el raro, y la música siempre fue una vía de escape de eso. Y no una vía de escape contando mis desventuras... o tal vez sí, porque si te ponés a leer las letras, no son tan alegres como la música, en general.
No deja de ser un detalle recurrente en el pop ese contraste.
Ale: Es cierto. En un punto, creo que exorcizábamos nuestras penas a través de la música y contábamos nuestras penurias. Al hacerlas en ese ritmo, era como que se suavizaba, y podíamos expresarlas con una sonrisa y bailando, entonces un poco alivianábamos el asunto. Ni siquiera es una reacción a los tiempos. Debe serlo, pero no consciente. Debemos ser una reacción a los tiempos porque vivimos en este mundo como todos y estamos atravesados por lo mismo, pero no es consciente la idea de hacer de Miranda! algo para alegrar más o menos. Es para nosotros, para sacarnos todo eso de adentro. Si después se comunica, llega a la gente y para muchos es una herramienta de felicidad, me parece genial. Me da alegría porque a mí me pasó eso con un montón de música.
A medida que transcurrieron los años, Miranda! pasó de ser un grupo a que todo se centre en ustedes dos.
Juliana: Cada cinco años años pensamos "Che, es increíble esto, sigue siguiendo y es una plataforma re sólida", y además de entidad nos da mucha seguridad. Si bien esa seguridad tal vez todavía no la estamos usando para tomar riesgos, tenemos ese capricho de que queremos hacer la misma canción una y otra vez, o las mismas cuatro o cinco canciones. Es como el sabor de helado: tenés la chance de ir a comer helado y el que te gusta es ese, vas a querer disfrutarlo, no vas a hacerte el raro con pedir otro. Lo que sí siento es que por ahí se ve más de afuera lo que siempre sentí que Ale y yo éramos una comunión. Los dos nos juntamos y nos conocimos en un momento en el que a él ya los proyectos musicales no le funcionaban y se puso a hacer locuras conmigo. Tuve infinidad de chances de subir a los escenarios y hacer lo que más me gusta con la ropa, los vestuarios, todo el travestismo que adoro de toda la vida. Esa cosa como de dibujito animado, de poderes que se unen, la sentí siempre. La banda se nutrió de eso un montón todo el tiempo. No siento que se afianzó más ahora, siempre sentí muy fuerte la unión conceptual de nosotros dos.
El misterio es una constante en la carrera de Miranda!. ¿Cómo se lo alimenta después de 20 años?
Juliana: Eso no es nada. Mirá cuando nos saquemos las caretas y vean que yo soy Ale y él es yo (se ríe). Fuera de broma, siempre nos gustó comunicar a través de los shows, las canciones y los videos. Nunca fuimos de usar los conciertos para hablar, no queremos cortar el mambo. Nacimos en la discoteca, donde el DJ no presenta las canciones, entonces queremos que fluya la energía a través de la música, y eso se fue trasvasando a una filosofía un poco tácita de libertad o lo que sea, pero nunca explicamos demasiado. Por ahí, de tanto no explicar quiénes somos ni de dónde salimos ni por qué no hablamos se generó un misterio, pero no sé si fue buscado. Lo que sí buscamos es que la narrativa pase más por lo que hacemos que lo que decimos. A mí me es más fácil comunicarme con ideas para videos y en un escenario siendo más impulsiva y espontánea.
Miranda! comenzó su carrera en el universo de las discotecas, ante un público más inclusivo y abierto. ¿Tener ese origen los forjó al momento en el que hubo que abrirse a una audiencia más amplia para estar más curtidos?
Juliana: Nos dio mucha seguridad la educación de discoteca que tuvimos. También me hago cargo de que yo misma hice como un trabajo de animarme un montón. En las discotecas era siempre todo re chill, y cuando tocábamos en un pub o en un lugar más rockero era salir a aprender, aguantarse lo que sea, bancarse un gritingui o lo que sea, y hacer más gruesa la piel. La cultura de discoteca es tan amorosa, libre y tan hermosa, y a Ale también lo vi hacer ese ejercicio para fortalecernos show a show.
Ale: Siempre sentí el escenario como un lugar no de batalla, competición ni nada de eso, pero sí como un lugar donde tenés que pararte de una manera determinada, con seguridad y con confianza. Y todas las cosas con las que tuvimos que lidiar al principio de nuestra carrera, con prejuicios y todo tipo de comentarios respecto a nuestra sexualidad y cosas así, a mí ya me había pasado lo mismo a los 15. No me conocía con Juli, pero ya me gritaban lo mismo que me gritaban después en Cosquín Rock. No fue la primera vez, solo que ahora tenía el micrófono y se escuchaba más fuerte. Cantar te da como esa seguridad, el mic es una herramienta. Tenés volumen, entonces no se trata de gritar a tontas y a locas sino de decir exactamente lo que querés decir. Y si bien te ponés en una situación de "Uh, nos dijeron esto, qué cagada", por otro lado ya me lo hacían antes cuando ni banda teníamos, se ve que somos consecuentes con lo que somos. Si bien estamos mostrando una fantasía, porque nos ponemos vestuario y nos maquillamos, nos mostramos tal cual somos, o al menos a los personajes que creamos de nosotros mismos para hacernos esa coraza de protección.