25/01/2020

Hernán "Camel" Sforzini, el argentino que unió a los grandes del reggae

De Lanús a los Grammy, vía Jamaica.

German Adrasti / Gentileza
Hernán

Hernán "Camel" Sforzini acaba de fumarse un porro para ponerse en situación, porque está por conocer a una leyenda del ska y el reggae. Ha sido un largo viaje desde Lanús hasta Kingston, pero detrás de la puerta está Toots Hibbert, el creador de Toots and the Maytals. Cuando finalmente se anima, lo primero que el patriarca jamaiquino le suelta es "Vos sos un tipo con mucha suerte, ¿sabés?" Y entonces al argentino, que salvó la resistencia del músico a componer y grabar una canción original, la sonrisa se le ensancha todavía más. The Final Battle, el álbum en el que cruza a las dos bases más célebres del género -Sly & Robbie y Roots Radics-, se acaba de asegurar una estrella con mucho brillo en su increíble constelación.

La anécdota es una del millón que tiene para contar Hernán Sforzini, el productor y percusionista que ahora mismo está en Los Angeles para la entrega de los premios Grammy: The Final Battle, editado por un sello independiente argentino, competirá mañana domingo en la categoría Mejor Álbum de Reggae. Pero si todo lo anteriormente mencionado causa extrañeza, el camino que recorrió desde que descubrió el género casi por casualidad no es menos asombroso.

Cuando tenía 12 años, el hermano de un amigo que decidió abandonar su profesión de DJ les regaló a ambos sus bandejas, mezcladora y unos 500 vinilos. Además de encontrar el primero de sus trabajos musicalizando fiestas, Hernán Sforzini descubió un amor: "Un día puse Conscious Party, de Ziggy Marley, que era el que traía "Tomorrow People", y fue un momento que no me olvido más. Fue poner la púa arriba de ese track y descubrir que me gustaba el reggae", recuerda.

Entre los discos también estaba El ritual de la banana, el primer álbum de los Pericos, y un Sforzini todavía adolescente empezó a seguir a la banda. Y ya cansado de cargar bafles a las 7 de la mañana después de pasar música toda la noche, empezó a ver con interés la idea de estar del otro lado del escenario. Como le gustaba la percusión, le preguntó al perico Marcelo Blanco por dónde empezar. "Comprate un bongó", le respondió. El tipo suertudo que luego reconocería Toot Hibbert salió de una discoteca donde hizo uno de sus últimos trabajos como DJ y en el kiosco de al lado había un pibe... que vendía un bongó.

El siguiente paso fue vender equipos y discos para equiparse y empezar a estudiar. Ya avanzado, en 1998 decidió hacer un viaje al Caribe para perfeccionarse. Y aunque soñaba con ir a Jamaica, algunos imprevistos lo llevaron sólo a Cuba y República Dominicana, donde estudió ritmos afrocubanos y merengue. Al regreso, pasó por grupos de pop y funk hasta que entró a Los Tulipanes, que pegaron hit con "Tomate un vino y olvidate", y hubo giras que le permitieron a Hernán Sforzini alimentar su proyecto personal. "Estaba empezando mi estudio de grabación en Lanús, así que esos años de laburo intenso me ayudaron para empezar a equiparlo. En ese momento, además, armamos Holy Piby, una banda de reggae en la que toqué durante diez años, porque conocí a un par de los chicos en el estudio", relata.

The Final Battle no es el primer proyecto discográfico de Sforzini que involucra a grandes del reggae: ese rótulo es para El álbum verde (2004), en el que músicos del género interpretaron a los Beatles. "Reunía a muchas bandas destacadas de Argentina y otras de afuera como Skatalites y Gondwana. Los contactos estaban por haber tocado en festivales donde me cruzaba con músicos. De a poco se fue sumando la gente. Y después hice Hemp!, que salió en 2013. Ese nació porque habían quedado los Pericos y Los Cafres fuera de El álbum verde, estaban como en la cresta de la ola y no habían podido. Y como eran las bandas que me llevaron a amar el género..."

Sendos encuentros con Juanchi Baleirón y Guillermo Bonetto lo llevaron a poner en marcha ese segundo proyecto, que empezó a tomar forma cuando dio el sí Cultura Profética. "Además, en ese tiempo con Holy Piby hicimos producciones de shows internacionales de reggae, por eso trajimos a Groundation, a Israel Vibration, y después toda una catarata. Trajimos a Don Carlos, a Pablo Moses, Andrew Tosh, a los SOJA. Entonces empecé a tener amistades de reggae internacionales. A todos les regalaba El álbum verde, entonces cuando pintó la continuación, les dije: '¿Se copan con esto?'. Y como me decían que sí, entendí que pintaba más internacional. En un momento me confirmaron Yellowman y Ali Campbell (cantante de UB40) que iban a participar, y entonces dije: 'Con este pasaporte entro a cualquier lugar'". El segundo disco de versiones de los Beatles terminó siendo triple.

A todo eso, Hernán Sforzini seguía sin realizar el sueño de conocer Jamaica. Pero después de cumplir 40 años se animó a ver al cónsul de ese país, mostrarle lo que había hecho y pedirle ayuda. "Me dieron una guita para viáticos y arranqué para allá", recuerda. "Cuando llegué a Jamaica me sentí como en casa, sentí que ahí era yo. Alquilé un auto y recorrí toda la isla, me metí por los lugares más lindos y los más feos, pasando todo tipo de situaciones, y fui a visitar a muchos músicos con los que había trabajado acá y les di su copia de Hemp!".

De Jamaica volvió con varios libros sobre la historia del reggae, donde leyó que Roots Radics y Sly & Robbie habían disco competencia sirviéndole de banda a los artistas más importantes del género. Ya conocía a Errol "Flabba" Holt, líder de los Radics, que había estado en su estudio grabando a Nonpalidece. Por eso, cuando Sforzini se enteró que Dunbar y Shakespeare pisarían por primera vez la Argentina acompañando a Mykal Rose (ex Black Uhuru), se le ocurrió la idea de hacer un disco en el que los dos célebres tándems se "enfrentaran" en una "batalla final". "Les escribí, les conté la idea y me respondieron: 'Qué excelente idea, cuando estemos en la Argentina, juntémonos'".

Después de cenar un par de noches con Sly & Robbie (que habían producido a Ali Campbell en Hemp!) y escuchar anécdotas de primera mano, llegó el show, que le "voló la cabeza" a Hernán Sforzini: "Los jamaiquinos son los dueños del riddim: la cadencia, el swing, lo tienen ellos". "Esa noche, Robbie me dijo que lo llamara al día siguiente. Cuando lo hice, me dijo: 'Bueno, Hernán, hablé con Sly, vamos a hacerlo. Vení a buscarnos'. Los traje al estudio y justo tenía la batería y el bajo que me pedían: era como si estuvieran todas las piezas acomodadas para que sucediera", se asombra el "tipo con mucha suerte".

"Cuando llegaron al estudio, después de armar todo, me dice Robbie: 'Dame las canciones que tenemos que grabar'. Y yo le respondí que no había canciones, que tenían que ser temas originales, nuevas, que tenían que crearlas. Ahí sentí que esto se podía truncar, pero él me miró como diciendo: 'Ah, te dicen el boludo, ¿no?'. Pero discutieron unos tres o cuatro minutos, contaron y largaron a grabar una canción. Yo no lo podía creer, era demoledor. Pasaron otros cuatro minutos hablando entre ellos, pum, otra canción. En 40 minutos crearon y grabaron seis canciones. Increíble", sigue Sforzini.

"El día anterior le había escrito a Flabba contándole la idea que tenía y a los cinco minutos me llamó para decirme: 'Yo intuía que en algún punto de la historia iba a suceder este disco, pero nunca imaginé que vos ibas a ser el que me lo propusiera. Estoy listo, ¿cuándo venís a Jamaica a grabarnos?'. Todo se acomodaba de manera increíble. "Me enteré de que estaba Lee Perry de gira por Sudamérica. Le escribí y su respuesta fue: 'Voy a ir a bendecir ese disco'. ¡El domingo había tenido en Lanús a Sly & Robbie y el martes estaba Lee Perry!"

El maestro del dub escuchó los seis riddims que habían grabado Sly & Robbie, eligió uno y se metió a grabar. "El día que vi a Lee Perry laburar en el estudio fue más aprendizaje que los últimos veinte años de mi vida", dice Hernán Sforzini. "Estaba fascinado con el estudio, le gustaba que estuviera lleno de plantas, y le dejó una energía zarpada al lugar. Como hacía frío, fui al patio e hice un fuego, y él se sentó al lado mío y me dijo: '¿Vos sabés cuánto tiempo hace que yo te estaba buscando?' Yo no lo podía creer, era demasiado. Le ofrecí grabar unas percusiones y lo vi grabar en lugares donde a mí nunca se me hubiera ocurrido hacerlo. Está en otra, hace todo desde arriba".

Lee Perry no sólo bendijo el disco sino también el otro proyecto de Sforzini: plantar árboles en la vía pública de Lanús. "Yo nací acá, pero a los 8 años me fui a Monte Grande, que es la ciudad de los árboles, y me acostumbré a vivir rodeado de árboles", explica el percusionista. "Cuando volví a Lanús, me encontré con un panorama tristísimo: es otra vida cuando hay árboles. Empecé a plantar frente al estudio y después a expandirme para los costados. Pero de ahí a que Lee Perry plante un árbol un martes a las 11 y media de la noche en la vía pública en Lanús... Pensaba: 'No, esto es de Capusotto'".

Como si la "bendición" de Perry hubiese funcionado en algún plano superior, todos los que contactaba Sforzini decían que sí a la propuesta. "Hablé con Ken Boothe, que justo vino a la Argentina; fui a conocerlo al hotel y me dijo: 'Vos amás la música, vamos al estudio a grabar'. En el camino me contó que siempre había querido venir a la Argentina y que estaba enamorado del lugar, y que quería hacer una canción que hablara del país como si fuera una chica de la que se enamoró. Íbamos escuchando la música y él fue tirando la melo y algunos versos, cuando llegamos al estudio terminó de grabarla en media hora".

Los nombres comenzaron a sumarse: Horace Andy, Mykal Rose, los Mighty Diamonds, Bongo Herman... A los Roots Radics los grabó en Tuff Gong, el estudio de Bob Marley; a Pablo Moses en Mixing Lab, otro estudio legendario de Kingston. Cuando salía de allí, unos rastafaris le indicaron cómo llegar a casa de Sly Dunbar, que escuchó las grabaciones y le dijo "Estás haciendo algo importante para el reggae". En reencuentro con Flabba fue en Brasil, en un festival en que tocaron juntos, y el bajista le dijo: "Loco, llegó el momento, con este disco vamos a ganar nuestro primer Grammy".

Mientras espera la ceremonia, Hernán Sforzini ya trabaja en los siguientes proyectos: The Dub Battle, en el que participarán Lee Perry, Dennis Bovell, Scientist, King Jammy, Bunny Lee y Mad Professo; The DJ Battle, un 7 pulgadas con U-Roy y Big Youth; y un documental sobre la historia de Sly & Robbie y los Roots Radics. También está la posibilidad de llevar "la batalla final" a los escenarios, pero todavía quedan por definir algunos aspectos.

"Todo sale del amor por la música", asegura Sforzini. "En Jamaica he pasado cada una... Me vi en graves problemas, me metí en una situación en la que no tenía que meterme en el momento en el que no tenía que meterme. También me persiguieron seis kilómetros en auto, se bajaron y me querían cagar a trompadas... Pero con el disco se movió mucha energía. Yo lo veo todo por ese lado. Tomo a este disco como una misión que me fue dada: estaba esa idea en el aire y me conectó a mí, como diciendo 'loco, vos sos el que tiene que llevar esto adelante'. Por cómo sucedió, por la onda que se fue dando con cada uno de los participantes, creo que sí, que esto tenía que suceder".