15/04/2023

Eruca Sativa: "Eso de las chicas que hacen rock todavía te corre del haz de luz"

Tu canción me suena.

Gentileza
Eruca Sativa

Aunque en una primera mirada no parezca, en el universo de Eruca Sativa son capaces de convivir Soda Stereo, Aterciopelados, Pescado Rabioso y Silvio Rodríguez. Así parece demostrarlo Dopelganga, el disco de versiones que la banda grabó en 2022 y que, junto con la celebración de sus primeros 15 años de vida, será la excusa válida para su show de esta noche en el teatro Coliseo (Marcelo T de Alvear 1125). En todo ese tiempo, la banda vio cómo tanto su lugar de origen (Córdoba capital) como su formación (dos mujeres al frente de un power trío arrasador) pasaron de ser una anomalía a algo dentro de los estándares de la cotidianeidad. 

Para Lula Bertoldi, guitarra y voz de Eruca Sativa, el disco es fruto de llegar a la década y media como grupo y pensar algún tipo de conmemoración posible. “Si pensás en una celebración, pensás en cantar, bailar, liberarte un poco. Queríamos hacer algo divertido que no hubiéramos hecho nunca. Tarde o temprano íbamos a terminar haciendo un disco de canciones nuevas, y esto era algo distinto, nos permitía ámbito de juego y de algo lúdico que tal vez un disco tuyo te da, pero no de la misma forma”, explica. El grupo se metió en el estudio y dio forma a las 9 canciones de la manera más cruda posible: tomas en vivo, con los amplificadores en la sala y sin metrónomo. ”Nos pintó no perder la frescura de que estábamos tocando en una sala viva y nos estábamos divirtiendo”, sintetiza Lula. 

A nuestra mentalidad todavía le falta un montón, pero lo que ha cambiado en cinco o seis años es maravilloso, porque la verdad es que las mujeres nos estábamos perdiendo gran parte de la historia

La selección de canciones es bastante amplia, de Man Ray a Caifanes pasando por Pescado Rabioso y el cantautor uruguayo Gustavo Pena. ¿Cómo encajan todas esas canciones en el universo de Eruca Sativa?
Hubo varios motivos por los cuales quedó ese tracklist. Uno fue que había versiones que ya habíamos hecho y queríamos que queden grabadas, como “Las habladurías del mundo” y “Corazón delator”. En un momento quisimos hacer nueve canciones, una por cada país en el que habíamos girado en estos 15 años, porque daba la cantidad. De México quedó Caifanes, de Colombia Aterciopelados, de Cuba Silvio Rodríguez y de Uruguay Gustavo Pena, pero después nos pasó que desde Chile no nos latía ninguna, no le encontrábamos la vuelta y así nos pasó con otros países. No queríamos forzarlo, queríamos que quedara natural porque si no las canciones no iban a tener la impronta de Eruca. Quedaron esas cuatro más las dos que ya teníamos, y ahí nos pusimos a hacer un scouting a ver qué más podíamos agregar. Apareció el de Man Ray y quedaron esas versiones, en el medio descartamos otras, como un tema de Genesis que queríamos que esté en castellano hasta que decidimos que fueran canciones de hispano parlantes. Incluso hicimos una versión de “Entre dos tierras” y la descartamos, porque nos quedó muy parecida a la original, y para eso mejor escuchar a Héroes del Silencio que a nosotros. 

¿De qué manera decidieron hasta dónde se podía estirar el elástico de cada tema? En algunos se eliminan sus riffs o yeites más característicos.
Medio que eso nos va latiendo, lo vamos vibrando en la sala. No es muy premeditado. te va llevando la versión como en un tema tuyo, nada más que ya está escrito, entonces vas jugando un poco con las partes como un rompecabezas. También jugás con que la gente ya conoce el tema, entonces empezás a cantar el de Silvio Rodríguez y no hace falta el arpegio porque ya cuando yo empiezo a cantarlo, ya sabes qué tema es ¿Para qué voy a hacer el arpegio de “Ojalá”? ¿Para hacerlo peor que Silvio Rodríguez? También queríamos jugar con los códigos de la canción, ver qué es lo que la identifica y poner las cosas en juego. En “Ojalá” quisimos quitarle la ironía al estribillo, porque en la original es como alegre con todos acordes mayores, un recurso muy inteligente en un estribillo tan fuerte. Es un momento de luz en el que él está pidiendo “no verte siempre”, entonces lo hicimos bien dramático, nos tomamos esa libertad. Hay un juego de música que aporta un dramatismo mucho mayor y queríamos que pase eso, que sea desgarrador. 

El título del disco hace alusión al concepto de doppelgänger, que establece que todos tenemos un doble en alguna parte del mundo. ¿Cómo se asocia esa idea al álbum?
Cuando estábamos barajando nombres, se me vino a la cabeza esto, que me parece fascinante. Siempre que encuentro algo al respecto, lo leo o lo miro porque me parece una locura. Primero la palabra, segundo el concepto. No puedo creer que existe este concepto y que además los alemanes en una palabrita así te meten una oración de 50 metros, un constructo. Doppelgänger ni siquiera se puede traducir, tenés que explicar lo que es. Como no tiene una traducción literal queríamos hacer un cover de la palabra, y de ahí salió Dopelganga. Primero le sacamos la segunda P para hispanizarlo un poco más, y después le pusimos la palabra ganga que nos parecía genial, porque es muy argentina. Es muy de acá, no hay forma de traducirlo en otro lado. El concepto de doppelganger, del igual en otra parte del mundo que no comparte raíz biológica pero es igual a vos, nos parecía una locura.

Es tener a alguien en el mundo o en la historia, vivo o muerto, que es igual a vos y no es tu pariente.
Nos pasó eso, porque con la mayoría de los autores no nos conocemos y compartimos algo, que tiene que ver tal vez con un inconsciente colectivo, con una cierta valoración de la cultura que se conjuga y hace que ese autor haga esa canción y nosotros la tomemos y la hagamos nuestra. Entonces queríamos inventar una palabra para definir todo eso, porque para nosotros estos temas no son covers ni versiones, son dopelgangas de la original. Nos gustaba esa idea de inventar canciones que no eran nuestras, y sirve para definir a las canciones que no son ni covers ni versiones. Por eso inventamos una palabra para explicar que estamos inventando estas canciones que no son nuestras, pero de golpe lo son porque inventamos arreglos. Es nuestro constructo. 

En estos 15 años, Eruca Sativa desarrolló una identidad que se mantiene a pesar de que cambien sus formas, del power trío de los inicios a las texturas que sumaron a partir de Seremos primavera.
El recorrido es como un caminito que vas haciendo, y que miras para atrás y sigue construido, no es que se destruyó todo lo que hiciste, está ahí. Nuestra discografía tiene un poco que ver con qué vas descubriendo disco a disco y también nosotros nos vamos redescubriendo como intérpretes, como artistas, como banda. Escuchamos un montón de música que nos entra y nos empieza a hacer cosas en la cabeza, tocamos un montón. Nos vamos conociendo cada vez más, y también te vas cansando de los roles como ya determinados del trío y querés hacer otras cosas, tratás de meter cosas que innoven un poco. Los discos nos van saliendo con lo que nos va pintando. Yo siento que también como instrumentista de mi voz he cambiado mucho, no solamente cantando con Eruca, sino cantando con diversidad de proyectos e invitaciones y colaboraciones que he hecho en todos estos años. Eso se va notando porque también nos permitimos indagar en distintas sonoridades porque la voz lo permite

Crecer por fuera para que crezca por dentro.
Todo ese bagaje que vamos recorriendo como músicos más allá de las paredes de Eruca Sativa le suma a Eruca. Así lo sentimos los tres, y vamos con esa libertad de poder explorar junto a otros artistas otras cosas en proyectos obviamente que no son de la magnitud y del calibre de Eruca -porque es nuestro proyecto principal- pero sí nos damos esa libertad de poder seguir nutriéndonos de cosas que aportan a nuestro proyecto principal y a nosotros cada uno como artista. El año pasado yo estuve tocando en Octafonic, la banda de Nico Sorín, mi pareja, y me di cuenta que de que un montón de lo que yo siento que evolucioné como guitarrista tiene mucho que ver con haberme sumado este año a su gira, Me me permitió explorar otras cosas, estudiar de otra forma, meterme en otro repertorio. Entonces lo siento como una ganancia a nivel artístico. Me dio una herramienta para poder seguir creciendo con mi banda, con mi proyecto principal.

Al momento de la aparición de Eruca Sativa se hacía especial hincapié tanto en su lugar de procedencia, como también en que dos de sus integrantes fueran mujeres, dos aspectos que dejaron de ser una anomalía con el paso del tiempo. ¿Cómo transitaron ese proceso?
Cambió una bocha para bien, porque la verdad es que nosotros nos vinimos desde Córdoba con una oleada de bandas federales en ese momento de Santa Fe, Formosa y del interior de la provincia de Buenos Aires, y eso hizo que se abra la puertita. Fueron muchos eventos que se dieron al mismo tiempo, porque pasó todo lo de Cromañón y hubo como una baja muy grande de locales y de bandas que debieron separarse porque no podían tocar más y subsistir. Fue un momento muy dramático, pero se abrió como una pequeña puertita por la que entramos bandas nuevas como en un recambio, y ahí empezamos a venir de otros lados por diversos motivos. Veníamos todos en patota, y éramos como un circuito de bandas re grandes, que girábamos todo el año por todo el país, algo que no se solía hacer en ese momento, cada uno giraba en su provincia. Nosotros teníamos una Partner y nos pegábamos toda la vuelta, y todavía era una sorpresa que fuéramos de Córdoba y que fuéramos mujeres.

¿Llamaba la atención?
Sí, y encima porque la música que hacíamos era fuerte. Los dos primeros discos eran pesadisimos, sobre todo el primero, era como súper progresivo súper fusión, mucho momento instrumental mucho de tocar e improvisar, porque teníamos una influencia muy fuerte del jazz y el folklore rockeado de Córdoba. Haber empezado allá para mí fue decisivo, porque esa música y esas bandas no la vi en ninguna otra parte del país en ningún momento. Salir de Córdoba tocando eso y siendo dos minas era fuerte. Hoy tal vez es más común, porque hay muchas más mujeres visibilizadas que las rompen y que hacen un estilo completamente personal y único como Lucy Patané, que es una ídola. A nuestra mentalidad todavía le falta un montón, pero lo que ha cambiado en cinco o seis años es maravilloso, porque la verdad es que las mujeres nos estábamos perdiendo gran parte de la historia, y cuántas han quedado en el camino haciendo cosas completamente revolucionarias, mucho más que lo que se veía masivamente. Hay grandes mujeres que han hecho mucho por el rock de nuestro país y por la música del país y sin embargo, están muy invisibilizadas. En el disco hacemos un tema de Man Ray y yo pensaba que Hilda no tiene el reconocimiento que debería haber tenido. Es conocida, pero debería serlo mucho más. Eso de las chicas que hacen rock todavía te corre del haz de luz.