
"Estoy muy contento", dice Adrián Dárgelos. Y los argumentos que lo llevan a esa conclusión parecen irrefutables: Babasónicos editó, a través de multinacionales y desde Bultaco (su propio sello), un total de 16 vinilos en 18 meses. "Que una banda todavía activa logre eso es rarísimo, ni Depeche Mode lo hizo", completa el cantante.
Concebido, según sus propias palabras, como "un punto de discusión con la industria", Bultaco es el sello que Babasónicos utiliza para editar discos que no le interesa que tenga una multinacional (remixes, outtakes y también la banda de sonido de Las mantenidas sin sueños). Un gesto que Dárgelos entiende como "una postura claramente política".
A todo ese vértigo productivo, que incluye repensar desde las masterizaciones hasta los artes de tapa, se suma también la reciente edición de Despierto en la sombra, del rosarino Juani Favre, y en un futuro no muy lejano, el próximo disco de Carca.
Se supone que el rock es un trabajo donde uno no es tan explotado, por eso es algo que genera admiración, no porque es una marioneta del mainstream, del Estado y de la estupidez.
Babasónicos podría, tranquilamente, delegar ese material también a una multinacional. ¿Por qué decide hacerlo a través de un sello propio?
Es una decisión política: podemos estar en el mismo lugar que la industria, podemos generar curiosidad y atracción sin necesitar del sistema. En principio, Bultaco tiene como función especial hacer discos de Babasónicos y manejar un catálogo sinuoso que nunca da respuesta, que es caprichoso. Podemos sacar dos discos es un mes, y después estar como tres o cuatro años sin sacar uno. No es algo que a mí me lleve tiempo, en cuanto a que no cumplimos funciones de A&R; es una cosa más artesanal, no de curaduría específica. No es que estamos deseos de escuchar discos.
¿De qué forma cambió la dinámica del sello acorde a los cambios de la industria?
Bultaco está mutando, sobre todo a partir de Inflame y Volumen I, de BBS, y yo creo que va a mutar mucho más. La idea era que Babasónicos no tenía forma de coartar las iniciativas que suponía. En los 90 teníamos un fanzine, después un sello, que era una suerte de planteo; editamos el disco de remixes, que no creíamos que tenía que ser apoyado, pero a partir de que empezamos a sacar obra original, hecha particularmente para ese catálogo, se modificará mucho más.
Y esa decisión política hace a la banda.
Porque es eso, las bandas no sólo tienen que tener un estilo, una aspiración a generar obra; también tienen que dar una lucha a la altura de la industria y contra la industria. Si no, son solamente explotadas. Y se supone que el rock es un trabajo donde uno no es tan explotado, por eso es algo que genera admiración, no porque es una marioneta del mainstream, del Estado y de la estupidez. Y la forma de encontrar discusión no es haciendo rock de denuncia, porque esto también te lo vende la multinacional. Es discutir con todos los niveles que se pueda; esos niveles engloban muchas cosas que están dentro de la industria cultural. No todas las bandas tienen que tener un sello; Babasónicos sí porque es su naturaleza, es donde plantea un montón de frentes de discusión sin estar en la opinión.
¿De qué forma creés que Babasónicos logró no hacer rock de denuncia pero igualmente dar cuenta de la coyuntura? Porque Miami, por ejemplo, es una crítica desde la portada.
Es una crítica enorme. Te avisa que el disco se van a meter en un viaje hacia la profundidad de la clase media porteña, básicamente. Hay una nota muy mal hecha de PáginaI12 sobre la tapa, un análisis semiológico... Pusieron una tapa de Almafuerte e hicieron un ensayo, como que la nuestra representaba el cipayismo y la otra era la dialéctica la argentinidad... ¡Es el disco en el que está el tema "El shopping"! Ahora que pasó ese tiempo... ¿dónde está esa tapa de Almafuerte? Que capaz está buenísima, no estoy discutiendo eso, tendrían que haber dicho que sólo era una coincidencia. Fueron unos 15, 17 años de indignación los que me transportaron acá: nunca hablé de eso, pero me gustaría que alguien reopine sobre esa nota, si está bien o si fue de una torpeza enorme.

¿Y desde la letra, cómo se evade la referencia directa?
Tenés que hacer de cuenta que existe Facebook sin nombrarlo. Podés pararte en una perspectiva... Entiendo que para los jóvenes de 20 años es parte porque es algo que existió desde que son conscientes. Ahora, si tenés más de veintipico de años de composición, es entender la contingencia. Hablo de lo que siento en consecuencia con lo que me está provocando la realidad, me gusta que esté manchada por una contingencia sociocultural política. Una canción no es ajena a eso. En cuanto a como Babasónicos entiende la política, siempre está en una linea discusión, a mi criterio, y se puede buscar históricamente. Lo mejor es que no nos dan bola sobre ese tema; si no, nos atacarían mucho mas. Tenemos un disco que se llama Vórtice marxista, nuestra postura es filoanarquista, antisitémica, está en el abuso del sistema. Es como una mirada postpunk independiente. Nosotros vimos la época en la que los sellos ya habían sido comprados, es un conocimiento de la industria de la música, desde chiquitos... es otra clase de metapensamiento nuestra llegada a la música.
Bueno, ustedes cantaron "Somos los clonos de Travolta" y la cultura rock en la Argentina venía del tomatazo a Travolta en la Expreso Imaginario.
Es que teníamos una mirada sarcástica sobre la lectura canónica del rock, empezamos viniendo a decir eso. Tiene que ver con la popularidad que el rock alcanzó en los últimos 15, 17, 20 años. Dio espacio para generar otra especie de mitos urbanos con otro marketing de rebeldía y arranca en las visiones conservadoras de clase que tiene la Argentina muy formateadas en la década del 60, 70... Esa es la culpa de esto. En otros países se rompe de otra forma estética con otro impacto; acá es más temeroso porque son conservadores el artista, el público y las clases populares, de las que yo provengo, de las que soy. Pero bueno, sólo pudo tener una lectura, no una verdad.
Salieron de gira con la propuesta de Impuesto de fe, reeditaron vinilos de todas las épocas y hasta en los shows de BBS citaban clásicos de Babasónicos. ¿Todo eso sirvió como balance a la hora de pensar el nuevo disco?
No, no hubo ninguna clase de balance, se hicieron determinados proyectos pero sin habernos detenido ni tenido una vacación con la última etapa. Sí creo que estamos mejor perfilados para un cambio. Estar un tiempo sin tocar instrumentos eléctricos nos hizo replantear miles de detalles que la música engloba. Porque no se trata sólo de escribir una canción y decir lo que siento: es un entramado de sutilezas más profundo, que también son inoculadas por algo parecido al sentimiento. No es sólo el transporte de una necesidad inmediata. La música pop -el rock es música pop, ¿no?- en su gran contexto naufraga o se va como las olas con el murallón, de miles de propuestas que se suponen que son pero después son muy jodidas de pasarlas a la categoría de obra. Pero de ahí salen, esa misma ola genera lo bueno y lo malo.
¿Y qué tan difícil se hace discernir qué es lo bueno y qué es lo malo cuando se es parte de esa ola?
¿Y vos qué suponés?
Es difícil suponer cuando no se tiene obra ni se es trascendente.
No pondría eso en tela de juicio, no lo discutiría... pero no es el grado de dificultad lo que hace a la disciplina. Supongo que, como vos decís, si estás más cerca de lo trascendente no lo podés manejar a voluntad, porque vos no sabés ipso facto las cosas que van a ser trascendentes. Vamos avanzando como buscadores. Sí tenemos un criterio de lo que es y no es obra, y podemos ver en retrospectiva qué obra nuestra está más adecuada al presente. Y eso sirve para cantar esa obra en el período que vivimos. Eso está bueno, es fantástico, podemos recurrir a nuestra obra como una cosa viva que podemos manipular, recomponer, y principalmente tener humor sobre nosotros mismos, no creer que todo es tan serio ni tan importante.
En el libro Arrogante Rock - Conversaciones con Babasónicos, decís que para el próximo disco van a ser más vanguardistas. ¿Cuál es la nueva búsqueda del grupo?
Buscamos otra clase de atmósfera, de swing musical y compositivo que el show no tiene y que tampoco está haciendo otro. Ya empezamos a verlo, y todo se va a sacrificar en pos de esa búsqueda que nosotros creemos debería estar representada en los escenarios y no está. Y bueno, la primera noción que tenemos es muy parecida a la de todos los discos: no hacemos nada parecido a lo anterior, pero ahora lo anterior es mucho. No va a haber guitarras acústicas, no va a haber tecno pop, tampoco ese stoner metal rock, ni esa clase de psicodelia, estamos en otro camino. Seguro a partir de eso va a volver otra elección de obras al escenario. Pero bueno, tenés una gente que en vez de decir "vamos a ver lo que nos sale", se está preocupando por otra cosa. La música tendría que estar en otro nivel de dignidad, otro nivel aspiracional, otra búsqueda, otra pretensión en todos los frentes, que no la estamos viendo. Y eso a mí casi que me deprime.