
Para el oído no entrenado, cualquier grupo de heavy metal puede resultar monotono, sin matices, y con la distorsión y el machaque como principal combustible. La propuesta de Volbeat desde su primer disco (The Strength, The Sound, The Songs, de 2005), sin embargo, le puede escapar a ese encasillamiento gracias al ADN musical de Michael Poulsen, su cantante, líder y principal compositor.
En medio de los elementos clásicos del rock pesado, se nota la impronta rockabilly y country que Poulsen sostiene como bandera. Con solo escucharlo cantar, la identificación es inmediata con íconos americanos como Johnny Cash y Elvis Presley; algo que para un danés, resulta, al menos, curioso.
Allá por 2013, el ex Anthrax Rob Caggiano se acercó al quinteto en el rol de productor, pero la química generada fue tan buena que terminó convirtiéndose en guitarrista principal. Desde entonces, ha cumplido ambos roles para que Volbeat confirme su popularidad en el viejo continente y continúe su trabajo como uno de los grupos soportes de Metallica, junto a Avenged Sevenfold, para sumar público en Estados Unidos y Canadá.
Tras algunos amagues, el debut sudamericano de Volbeat llega esta semana, en las ediciones locales del Lollapalooza. Caggiano, que visitó la Argentina dos veces junto a Anthrax, sabe bien qué se va a encontrar. "He estado allí antes y sé que los fans son espectaculares. No sé si el resto de mis compañeros de banda están preparados; les expliqué bastante de qué se trata pero estoy seguro que aun así van a estar sorprendidos. Realmente estoy muy ansioso de tocar con Volbeat porque seguro será algo increíble y ojalá sea el inicio de una relación que nos lleve de vuelta muy pronto", cuenta.
¿Qué habrá de distinto entre el set festivalero y el sideshow de este miércoles en el Teatro Vorterix? "Puedo asegurar que serán shows muy diferentes -anticipa- pero al no tener muy en claro las duraciones de cada presentación no sé qué tanto. El sideshow será mas extenso, con nuestros fans más cercanos, donde podremos prestarles más atención a sus pedidos".
Las fechas porteñas se enmarcan en una gira más que extensa. "Todavía nos queda todo un año por delante con muchos shows, festivales por Europa, telonear a Guns N’ Roses", explica, para luego ilusionarse con el día después. "La idea es que hacia fines de año nos volvamos a encerrar para grabar un nuevo álbum, así que seguramente llegaremos a ese estado con el motor bien aceitado".
Cuando ese momento llegue, Caggiano tendrá lugar para la sorpresa. "No podría decirse que trabajamos con un esquema de trabajo planificado", aclara. "Michael no tiene una rutina que repita en cada canción. A veces las trae casi terminadas, en otras ocasiones acerca demos que trabajamos entre todos y terminamos en cuestión de horas, e inclusive hay temas que trabajamos durante meses y meses y aún no se terminan".
Del otro lado del teléfono, el músico y productor mira a la escena con cierta nostalgia, tras las despedidas de Black Sabbath y Motörhead. "Seguro que voy a extrañar a Slayer, pero aun hoy extraño a los grupos con los que crecí. Me encantaría que Led Zeppelin siguiera tocando", remarca. "Al menos hace poco tuve la chance de ver a una de mis bandas favoritas de todos los tiempos, Misfits. Y fue genial".