
Para Natalie Pérez, la música fue su compañía desde que era muy pequeña pero también un costado de su vida que mantuvo al margen durante varios años. Sin embargo, después de construir un recorrido dentro del mundo de la actuación y ser una de las jóvenes argentinas más destacadas en la ficción, decidió probar suerte y lanzarse como cantante. “No me quiero quedar con las ganas de, aunque sea, intentarlo”, se dijo a sí misma en 2016 y desde ese momento ya cuenta con dos álbumes y montones de colaboraciones con artistas como Lisandro Aristimuño, Soledad, Chano o Santiago Motorizado. La versatilidad de su sonido que se pasea por la cumbia, el pop, los boleros y el folclore, la llevó a presentarse tanto en Cosquín Rock como en Cosquín Folclore y actualmente se prepara para hacerlo en Lollapalooza Argentina 2022, su desafío artístico más grande hasta el momento.
“Tenía ganas de hacer esto desde hace mucho”, cuenta Natalie. “De hecho, una de las primeras cosas que hice fue un disco. Tenía una banda a los 12 años que se llamaba Dance Kids, hacíamos canciones infantiles versionadas en electrónica. Esa fue mi primera experiencia cantando y grabando. Era algo que me había gustado mucho, pero siempre me había dado miedo o vergüenza entrar al estudio de grabación, me costaba”. Fue en ese momento en el que Natalie relegó esa inquietud musical para estudiar y potenciar su costado en la actuación. “Me sentía mejor estando atrás de un personaje, como logrando ponerme una protección. Cantar me parecía demasiado íntimo y más componer para contar tus historias, abrir tu corazón para escribir una canción. Es algo tan de uno que me daba mucho, mucho vértigo”.
Pero fue en 2016 cuando Natalie Pérez se propuso retomar esa inquietud y probarse a sí misma en la música. “Casualmente todos los proyectos en los que yo actuaba me invitaban a cantar. Frecuencia 04 o Las Estrellas, por ejemplo. Después empecé a hacer teatro de comedia musical, algo que me encanta, es muy divertido poder mostrar ahí todo lo que aprendí, cantar, bailar, actuar y todo eso del vivo que a mí me gusta mucho. Y en mi familia siempre me decían jodiéndome: 'Vos te tenés que dedicar a la música'. Ahí pensé que quizás yo no estaba logrando ver algo que el resto sí”, dice. Y desde allí el desafío se transformó de romper la inercia a cómo darle forma a su proyecto. “Estaba muy sola en la música, no entendía muy bien ni para dónde ir. En ese momento no tenía amigos ni amigas dentro de la música, pero me contactaron Nico Cotton y Mateo Rodo, les conté el deseo que tenía, nos empezamos a juntar a componer y armar el primer disco que salió en el 2018. Los amo, me han enseñado un montón en este camino”
Desde ese momento, el sonido al que Natalie Pérez comenzó a darle forma junto a Cotton y Rodo para Un té de tilo por favor (2018) se paseó por los caminos de la música popular con ingredientes del pop, boleros, folclore y rock, algo que luego continuó en Detox (2020), su segundo álbum. Pero, sin ser una decisión concreta, Natalie cree que de esa forma se cristalizó su historia y la de su familia. “En mi casa no se escuchaba música, teníamos tres CDs. Uno de saxo de versiones de boleros, un grandes éxitos de Palito Ortega y uno de Roxette. Después empezaron a aparecer cosas nuevas, pero lo que más se escucha es lo que sonaba en la radio y eso es lo más popular”, dice. Esa versatilidad le da cintura a su música para darle forma a colaboraciones con artistas tan diferentes como Coti, Lisandro Aristimuño, Fabiana Cantilo, Loli Molina, Los Caligaris, Soledad o Santiago Motorizado.
“Ahora estoy trabajando en el tercer álbum”, cuenta Natalie. “La idea es intentar llegar a fin de año con el disco nuevo. Está todo encaminado para que eso suceda. Siento que estoy aprendiendo y creciendo, son cuatro o cinco años desde que empecé literalmente en la música, no es que venía de antes. Ahora estoy armando mi tercer disco y siento una evolución, un camino un poco más claro de lo que quiero y me gusta. Ahora puedo -y espero- poder plasmar un poco más aún de mí o de mi crecimiento”. Esa serie de canciones nuevas nacieron desde el encierro pandémico, algo que le dio la posibilidad y el momento a Natalie para jugar con la guitarra y comenzar, con tiempo y paciencia, a darle forma a esas primeras intenciones de canciones. “Quizás mientras lo terminamos saquemos dos canciones, pero como a mí me gusta un poco más old school, me gusta sacar el disco entero”.
Para el camino artístico de Natalie Pérez hay algo que cambió y las prioridades se reformularon. “La música es un camino sin salida, es un laberinto del que difícilmente quieras y puedas salir. Es un mundo espectacular. Cuando empecé en esto sabía que en algún momento iba a tener que ceder alguna de las partes”. Las giras, los shows de verano en lugares como Cosquín Rock, la Fiesta de la Vendimia en Mendoza o el Carnaval de Los Tekis en Jujuy, el trabajo sobre su nuevo disco y su presentación próxima en el Lollapalooza Argentina 2022 la dejan de lleno en ese laberinto de la música. “Es un mundo espectacular. En este momento estoy decidiendo dar un paso al costado en la actuación. Salgo que llegué el proyecto de mi vida, una gran película o algo que realmente me motive demasiado”.