10/11/2022

El Soldado y una carrera 25 años al costado del camino

Fugitivos con alas rotas.

El Soldado

Aunque su nombre no aparezca en los line ups de festivales patrocinados ni en eventos de la agenda del ministerio de Cultura, El Soldado lleva 25 años de carrera ininterrumpida. Con siete discos de estudio bajo el brazo (y el octavo, Haiku Blues, en camino), Rodolfo Luis González supo mantenerse activo al costado del camino del mainstream, con un promedio de 70 shows por año, y gran parte de esa estructura se sostiene gracias al éxito que tuvo su primer disco, Tren de fugitivos, publicado 1997. Tiene sentido entonces que El Soldado decida celebrar sus 25 años, con una gira que comienza este sábado en el Marquee con entradas agotadas y tendrá en La Plata su segunda escala el 25 de noviembre.

Antes de comenzar su carrera como músico, El Soldado se desempeñó como plomo de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, desde la época previa a Gulp! hasta 1997, e incluso fue el propio Indio Solari en bautizarlo con su nombre artístico, cuando le tocó revestir en el servicio militar. Una vez finalizada la experiencia, decidió grabar ese primer álbum en el que participaron Solari, Skay Beilinson y Sergio Dawi, y el fenómeno de algún modo adquirió un crecimiento que nadie vio venir. “Logró ser un disco icónico, aunque no figure en los manuales oficiales. Es un disco que tiene que ver con la cultura de finales de los 90, es totalmente independiente y así fue todo fue un éxito de ventas”, dice El Soldado hoy desde Villa Gesell, su nuevo hogar. 

Parte de ese espíritu independiente se vio reflejado también en su circulación, propulsada por “Ángel de los perdedores”, una canción con la voz de Solari y un espíritu ricotero innegable que hizo que Tren de fugitivos llegase a varias latitudes. “La gente misma me contaba que circulaba en cassettes que iban de mano en mano girando por todos lados y yendo a lugares inhóspitos, desde fogones en las carpas del sur a las montañas en el norte, Cuyo y el litoral”, cuenta El Soldado. De algún modo, ese éxito también se convirtió en una meta a superar, por más que pareciese algo complicado de alcanzar. “Quedó como que era un disco hecho por alguien que formaba parte de una troupe, etcétera, y uno no fue un estigma, pero sí una valla a saltar. Iba a un lugar, de era charlar sobre el Indio Solari, y eso lo pude romper con otros discos, algunos mejores, otros peores”, dice.

A lo largo de un cuarto de siglo, El Soldado logró hacer de la independencia un modo de vida a través de un proceso de ensayo y error, donde los pasos son más paulatinos pero la satisfacción ante cada logro es más grande. “Es producto del esfuerzo de uno. Nunca tuve la experiencia de trabajar con productoras, pero imagino que bastante te deben ayudar y te deben colocar en un lugar mucho más a priori de lo que tiene que ver con la llegada. Pero uno ya pasó tanto tiempo de una manera que sabe cómo es… Tengo un grupo de trabajo con gente que labura muy bien en todo lo que tiene que ver con la industria. Hay que estar aggiornado con todo lo que tiene que ver con la industria, entender cómo se mueve es fundamental”, explica.

Esa manera de trabajar por fuera de grandes estructuras, dice, es la que le permitió también no aferrarse a fórmulas o pasos obvios. “Yo me muevo con mi propio kiosco, creo que soy bastante independiente de todo lo que tiene que ver con forma de escena, aunque me parece que mantengo mis rasgos. Hice Tren de fugitivos, pero también hice un disco como De cardo y clavel, que le encantó mucho a la prensa y en el que hice trip hop, jugué con cosas diferentes”, repasa. Prueba de eso es “Haiku Blues”, su tema más reciente, donde cruza al género de BB King y Robert Johnson con la métrica de la poesía japonesa. Lo que sigue apareciendo como norte es la idea de una obra en constante desarrollo, donde siempre se puede aspirar a alcanzar algo más. “Hay artistas que hacen grandes obras de golpe, después durante mucho tiempo no las hacen y finalmente lo vuelven a hacer ya convertidos en hombres de 80 años. A mí me gustaría hacer eso con el paso del tiempo, me gustaría que suceda. Hacer un disco a los 75 y que sea un gran disco sería un logro, una gran satisfacción”.