
“Prefiero ser como Bruce Springsteen”, asegura Kieran Shudall cuando se lo aventura a pensar en Phil Collins, la edad y si habrá superestrellas pop de acá a 30 años. Ambicioso en sus metas como compositor, el líder de Circa Waves no cree que le quede mucho tiempo por perder. Sad Happy, el cuarto trabajo de la banda de Liverpool, publicado hoy, refleja una fecunda creatividad que necesita salir antes de que la burbuja explote. A menos de un año de What’s It Like Over There?, el cuarteto se permite experimentar y jugar de nuevo, esta vez no sólo con el sonido, sino también con la difusión.
“Queríamos hacer algo emocionante para nosotros. Como si dejáramos un cliffhanger al final del primer álbum”, explica el líder de Circa Waves sobre cómo se subieron a la tendencia de dividir discos en dos partes y lanzarlos con meses de diferencia. “Es un momento interesante para probar de sacar música de esa manera. Somos afortunados de estar al borde de este precipicio, con todo lo que cambia en el streaming y cómo la gente consume música".
Los juego de dualidad entre felicidad y tristeza son una modesta aproximación al sueño del cantante y guitarrista de Circa Waves. “De casualidad escribí una colección de 14 canciones, con una mitad más bajonera que la otra. Para el final del proceso, sentí que tenía dos sentimientos muy diferentes.” Con Sad Happy muestra que, si se esfuerza, tiene lo necesario: el factor humano que permite ponderar contradicciones y los lugares grises de la vida.
Circa Waves se volvió una banda que atraviesa géneros y no se queda en ninguno. Eso significa que podemos hacer mucho más a la hora de grabar.
¿Cómo encontraste balance entre dos emociones tan caóticas?
Lograr que todo quedara bien unido fue un desafío. Lo que queríamos hacer era combinar sonidos viejos y analógicos como los del Mellotron con algo más moderno, como algunos samples de batería y hip-hop. Estas dos cosas juntas le dan una onda distintiva al disco y, al haberlo hecho con todos los temas, creo que por eso se acoplaron bien entre sí. Así fue más fácil que las canciones tristes y felices estuvieran unas al lado de las otras.
En “Sympathy”, cuando cantás “no necesito la simpatía de nadie”, entra un acorde mayor. Pareciera como si hubieses condensado toda la idea del disco en ese momento.
“Sympathy” es la canción que siento más personal de todas las que grabamos para Sad Happy. Es un reflejo honesto de lo que me pasa cuando me veo envejeciendo. No está bueno hablar sobre eso. Las discográficas siempre quieren que hables sobre lo que es mantenerse joven, ser copado y estar a la moda. Pero todos van a llegar a los 30 en algún momento. Estas son las cosas que se me cruzan por la cabeza: cuando te mirás en el espejo y te ves más viejo que lo que solías ser. Quería expresar eso en una canción y que sonara de la manera más honesta posible.
Compusiste What’s It Like Over There? entre las fechas de una gira y a Sad Happy en tu casa de Liverpool. ¿Dónde crees que sale tu mejor material?
Diría que Liverpool siempre saca lo mejor de mí, porque es donde vivo y estoy cómodo. Cuando tu cerebro está relajado, es el momento en el que aparecen ciertas ideas y podés experimentar con ellas. En el camino es definitivamente más jodido escribir canciones que conecten de manera honesta con vos mismo. Las que escribo en casa son las que termino apreciando más.
¿Y cuál es el próximo paso?
No lo sé, realmente. Ahora tenemos giras por Reino Unido, Estados Unidos y Europa. Siempre estoy escribiendo, seguro en algún momento vamos a tener más música nueva. Sólo seguimos para adelante y tratamos de derribar paredes.
En un posteo de Instagram, alguien les pidió un tour sudamericano y la respuesta fue un emoji de carita sugerente. ¿Qué podés decir sobre eso?
(Se ríe) Ese no fui yo. La verdad, no lo sé. Probablemente haya sido alguien jodiendo con la cuenta. Nosotros queremos ir, sólo que eso depende de la gente de los festivales, los agentes… Si nos hicieran una oferta, iríamos. Me encantaría conocer la Argentina, sin dudas.
Sad Happy se siente como si quisieras borrar cualquier etiqueta que se le pudiera poner a la banda, casi como si fuera a definir la identidad futura del grupo.
Me parece muy difícil escribir canciones que estén todas en el mismo estilo. Envidio mucho a la gente que puede hacerlo porque creo que es algo increíble. Circa Waves se volvió una banda que atraviesa géneros y no se queda en ninguno. Eso significa que podemos hacer mucho más a la hora de grabar. Pero, al final, creo que lo que realmente importa es que las canciones sean fuertes, más allá de si suena más electrónica, rockera o melódica. Todo se trata de la calidad de la canción y eso es lo único en lo que me concentro.
Este disco tiene varios momentos de potenciales hits. ¿Estás satisfecho con tu evolución como compositor?
(Se ríe) No, siempre quiero más. Soy un humano muy clásico en ese sentido: nunca estoy contento con lo que tengo. Con la banda nos pusimos muy ambiciosos. Queremos ser grandes en Estados Unidos; queremos tocar en Sudamérica, India, China y en todos los lugares a los que podamos llevar nuestra música. Estoy muy contento con lo que hicimos y hacia donde se dirige nuestro cuerpo de trabajo. Amo lo que tenemos, pero definitivamente hay más por venir y hay más cosas que quiero lograr antes de que Circa Waves se termine.
Mirá a Genesis: todos tienen casi 70 años, anunciaron un tour y son una banda pop. ¿Te ves escribiendo canciones pop de acá a 30 años?
La verdad, no lo sé. El mundo de la música, para una banda indie como la nuestra, no te permite pensar a futuro. Las bandas indie no duran tanto como los grupos enormes de antes. Nosotros vamos a seguir para adelante y yo voy a continuar haciendo música que conecte con las personas. Si duramos otros cinco o diez años, buenísimo. Pero yo no voy a estar con Circa Waves hasta los 70. (Se ríe) Nunca sabés. Espero que no, pero vamos a ver.