Roque Casciero
"Está en mi top 5 de shows de la historia de Los Fabulosos Cadillacs", dice Sergio Rotman. "Fue una locura, para mí más loco que tocar en el Madison Square Garden", refrenda Florián Fernández Capello. Ambos hablan del recital que la banda dio el viernes pasado en el legendario Shepherds Bush Empire de Londres. "Ahí tocaron los Beatles, ¿se entiende?", suelta el saxofonista con tono jocosamente arrogante.
Aunque no fue el primer concierto en la ciudad para LFC ni tampoco -por lejos- el más multitudinario de su carrera, algo especial sucedió en la capital inglesa. Y la sensación de "familia ampliada" que son los Cadillacs a esta altura tuvo bastante que ver con eso: además de haber incorporado a la formación a Florián y a Astor Cianciarulo (hijos de Vicentico y Sr. Flavio, respectivamente), también Yaco Cianciarulo tocó como invitado, y los tres con el mismo apellido le oficiaron como banda a Boom Boom Kid, encargado de abrir el show. Encima, el otro soporte era DJ Scratchy, amigo de Rotman y DJ de las giras de The Clash.
El show de Los Fabulosos Cadillacs en Londres iba a ser en Brixton Academy, una sala más grande, pero se cambió de lugar debido al alza de los seguros tras el atentado en Manchester durante el recital de Ariana Grande. "Brixton Academy nos daba un cariño especial, porque nos llevaba a nuestras raíces: The Specials, The Clash, el 2-tone...", cuenta Rotman. "Pero íbamos a perder guita así lo llenáramos, así que pasamos a Shepherds Bush Empire, que está igual que cuando tocaban los Beatles. Nos llamó la atención que el sistema de sonido es a la vieja usanza, análogo. Son los mismos camarines que cuando tocaba Led Zeppelin; es una cosa vieja, linda. Y el cambio nos favoreció sobre todo por la forma de la sala, porque estás más cerca de la gente".
Fernández Capello no sabe bien por qué llegaron "tan cebados" al show, pero reconoce que "Londres tiene algo especial para Los Fabulosos Cadillacs". "Además, nos pasó algo que no nos pasa nunca, que fue que tuvimos muchos días libres, porque llegamos el lunes y tocábamos el viernes. Y creo que estar ahí, caminando y recorriendo la ciudad, hizo que nos metiéramos en el mood, entonces cuando entramos a ese teatro hermoso fue un flash. Estaba al palo de gente y había desde ingleses flasheando hasta latinos enloquecidos, una energía súper especial", asegura.
Pero al octavo tema, a Fernández Capello le bajó la presión y tuvieron que sacarlo del escenario. "No llegué a desmayarme porque lo atendí a tiempo", cuenta el guitarrista, que ya tiene listo el segundo álbum de su banda Callate Mark. "Me ha pasado antes, entonces más o menos me doy cuenta. Arranqué el show con un leve malestar, pero al re palo, cuando estaba terminando 'El león'. Las últimas partes las hice sentado, después me sacaron para afuera temblando y me pusieron en una camilla. Mi viejo tocó 'Basta de llamarme así' con la acústica, Flavio tocó el Himno, y después venía un par de temas en los que Yaco toca una segunda guitarra como invitado. Yo estaba en la camilla y cuando escuché que largaban el tema con toda la banda, dije 'Tengo que volver de algún modo'".
"No podía creer que se había desmayado el más sano y más joven, y el viejo más drogadicto estaba en pie", se ríe Rotman al recordar el episodio. "El final fue apoteósico, con gente subiendo al escenario, nosotros explicándole a los de seguridad que no había que pegarle a la gente... lo típico que un show espectacular tiene que tener. Hubo mucha magia. Terminamos haciendo 'Yo no me sentaría a tu mesa' con todos tocando cualquier instrumento y se fue todo el mundo cantando hasta la calle. Fue como volver a casa en un lugar que no es nuestra casa", cierra el saxofonista, que apenas estará unos días en Buenos Aires: el jueves se va por tres semanas a Japón para una nueva gira de Mimi Maura.
