06/07/2023

Adicta y una historia sin puntos finales

Bailar en la oscuridad.

Adicta

Para Rudie Martínez, la historia de Adicta no se escribe con puntos, ni seguidos, ni finales ni suspensivos. Muestra de ello es Coma, su séptimo disco de estudio, una palabra polisémica que parece tener una interpretación puntual. “Es un signo de puntuación que indica que algo continúa. Ningún punto final, todo sigue. Aparte cuando hay una coma tomás aire, regenerás y tenés una idea nueva para expresar. También es necesaria porque es una ampliación de la idea primaria y ahí y seguís”, explica Rudie sobre la lectura posible que se esconde detrás del título del álbum que presentarán este viernes 7 en La Tangente (Honduras 5317, Palermo) .  

Para llegar a este presente, Adicta debió convertir la celebración de su legado en la continuidad de su obra y no solo la conmemoración de su pasado. Luego de la muerte de Adrián “Toto” Nievas, su vocalista, la banda comenzó a dar shows esporádicos hasta que el material nuevo comenzó a aparecer de manera manual. “La cosa fue ver qué pasaba, versionar nuestras canciones, algo como a pedido del público y nos fuimos encontrando. Uno morirá siendo compositor, siempre escribe canciones nuevas. Nos fuimos adaptando e integrando, y cuando ya quedamos tres dijimos ‘Bueno, ya podemos hacer un disco nosotros’", dice Rudie. 

La clave, asegura Rudie, fue que esas canciones no sonaban a una imposición forzada para una nueva dirección del grupo. “Los temas nos gustaban, nos guiaban, nos retrotraían a nuestra música. Este es un Adicta auténtico, no es una falsificación. Ahí empezamos otra vez con todo lo que significa volver a empezar: recuperar audiencia, ganar un nuevo público, convencer a la gente que la música sigue viva y nosotros también”, explica. Al principio, la banda decidió dejar el rol vocal en manos de mujeres, y así fue como Haien Qiu primero y Maia Tarcic después, hasta que el puesto quedó en manos de Juan Pablo “Bide” Bidegain. 

Sobre la elección de su nuevo vocalista (y también tecladista), Rudie reflexiona: “¿Viste cuando estás tan cerca que no lo ves? La solución estaba ahí: era una búsqueda constante y por suerte la gente iba renunciando y la decantación nos llevó al núcleo. Era mucho más simple de lo que veíamos, porque la reformulación fue también buscar un cantante líder, y al final entendimos que la banda tenía que ser otra cosa: nosotros tocando nuestra música”. Ese proceso de ensayo y error, asegura, es en algún modo el factor diferencial de la banda: “No es la primera vez que me pasa, nada es automático. Lo que pasa es que ahora las pruebas son en público, viste que no hay vida privada ya. Ahora te tienen que ver haciendo caca”.

El otro diferencial que tiene esta versión 2023 de Adicta es también la reducción de su fórmula: dos teclados, bajo y batería. “Había muchos armónicos que no sabíamos cómo callar, así que los callamos para siempre”, bromea Rudie antes de enumerar: “Hay electro, Italo Disco, euro pop, tecno pop... ¿quién necesita una guitarra cuando hay otro teclado?”. Para Martínez, esta nueva formación incluso le sienta bien al repertorio pasado, por más que haya sido grabado de otra forma. “Me pregunto por qué no lo hice así antes, me hubiera ahorrado muchos dolores de cabeza. Cuando funcionó, funcionó. Pero fue sacarle lo que antes funcionaba y ahora ya no. Es divino lo que pasó, pero cuando escuchamos las canciones un poco más minimalistas, se sostienen igual porque son autárquicas”.

Aún con cambios de integrantes y de alineación, lo que no ha perdido Adicta en todo este tiempo es la fórmula para hacer canciones bailables con una lírica sufrida, dos mundos que parecen no ir de la mano pero que para Rudie conviven sin problemas. “Es re fácil, sale re natural. Adicta es como bailar en la oscuridad. Funciona, no hay una búsqueda. Adicta es como una fiesta sin globos, o con globos negros. Es estar de fiesta, pero re mal. Y eso funciona, es como comer un sabor umami, que no sabés si es salado o dulce, así es Adicta. El llanto no me copa, hay que decir las cosas que te molestan”. Con casi 25 años de carrera, para Martínez la búsqueda es indistinta a la convocatoria. “Adicta es una montaña rusa, a veces estás arriba y a veces estás abajo. A nosotros nos parece natural. ¿Me escuchan diez? Son bienvenidos. ¿Me escuchan cien? Bien. ¿No me escuchan 50 mil? No me escuchan 50 mil. Adicta es para todo el mundo, y para algunos pocos también. Nosotros somos felices y ya es mucho”.