19/03/2023

Twenty One Pilots y Tame Impala en Lollapalooza 2023: carne y hueso

La música sana.

Rodrigo Alonso / Gentileza
Lollapalooza

El show de Twenty One Pilots en el cierre de la segunda noche de Lollapalooza 2023 no estaba en los planes ni de sus propios protagonistas, hasta que un parte médico demandó soluciones urgentes. Mientras Travis Barker entraba a cirugía en uno de sus dedos, Tyler Joseph y Josh Dun armaron en tiempo récord un show lleno de golpes de efecto para terminar de ganarse a un público que quizás no era necesariamente el suyo. Pirotecnia, acrobacias, escaladas en altura: todo fue válido para acompañar a un recorrido de su repertorio en plan grandes éxitos de ese terreno en el que el pop y el hip hop se dan la mano con el rock alternativo como interlocutor. 

Como ya lo dejaron en claro sus dos pasos previos por Lollapalooza (como parte de la grilla en 2016, como cabeza de cartel en 2019), Twenty One Pilots sabe cómo complementar la escasez de recursos humanos para llevar adelante un show de estadios con solo sus dos integrantes. Dun sale al frente del escenario a hacer una mortal para atrás mientras su compañero canta un estribillo radio friendly, explosiones y llamaradas acentúan el dramatismo de “Jumpsuit” y hasta hay lugar a compensar la ausencia de Blink 182 con un cover de “All the Small Things”. Y, para no perder la costumbre reiterada en varios shows del festival, su trompetista invitado dio un paso al frente para interpretar “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar”.

Para el final del show, Twenty One Pilots le puso el cuerpo de manera literal a su presentación. Después de que Joseph bajase a cantar entre el público, su compañero hizo lo propio con una batería montada en una tarima sobre el campo. Al momento de los bises, el vocalista redobló la apuesta y, bajo en mano, trepó al mangrullo para cantar “Stressed Out” desde las alturas. Una vez que todo terminó, tras “Heathens” y “Trees”, el dúo se retiró con la certeza de haber cumplido con creces con una misión que no estaba en sus planes, pero no por eso dejaron de lado.

Para Kevin Parker, la música sana. Currents, el disco más popular de Tame Impala, fue además un exorcismo a vista de todos de las heridas de un corazón roto tras una separación. El sábado en Lollapalooza, el australiano llevó ese concepto a un nuevo nivel, cuando subió al escenario Samsung ayudando su marcha con el apoyo de un bastón canadiense en cada brazo por la operación de cadera a la que debió someterse hace tan solo unas semanas. Su rehabilitación fue sobre el tablado, como si el efecto narcótico de las masas terminase de soldar los huesos que dijeron basta mientras corría una media maratón tan solo un kilómetro antes de llegar a la meta.

El quinto desembarco de Tame Impala en Buenos Aires (el segundo como parte de Lollapalooza) tuvo un concepto químico, en el sentido más literal de la palabra. A modo de introducción, en las pantallas se mostró un video de una vocera de una farmacéutica publicitando el Rushium, un medicamento capaz de alterar y sanar mente y alma en partes iguales y en turnos aleatorios. Quien avisa no traiciona: aún sin toda la parafernalia de su gira por Europa y Estados Unidos, su propuesta en San Isidro tuvo a la psicodelia y el choque visual como constantes, en un crescendo para preparar los sentidos. Así, Tame Impala fue del yatch rock levemente ácido de “One More Year” a la épica fúnebre de “Posthumous Forgiveness” guiando el trance de manera paulatina.

A la media hora exacta de show se cumplió lo que anunció la mujer del video: el Rushium empieza a hacer efecto. A partir de ahí, el show de Tame Impala apeló a la sobreestimulación sensorial, con la catarata de lasers de “Elephant”, los paisajes lunares de “Lost in Yesterday” y el trip mental de “Apocalypse Dreams”. Y aunque el cierre fue de la mano de una seguidilla de hits de pura pasta psicodélica (“Eventually”, “Feels Like Going Backwards”, “The Less I Know the Better”), el pico de la noche había llegado algunos minutos antes con “Let It Happen”, una versión condensada de todo el universo Tame Impala en una sola dosis comprimida. Se recomienda ingerir con abundante agua.

Imagen capturada con un Motorola Edge 30 Fusion