29/09/2021

Trueno en el Gran Rex: escuela de rap

Hip hop que educa y entretiene.

Guido Adler / Gentileza
Trueno

En febrero de 1998, Ol' Dirty Bastard -el miembro díscolo y trágico de Wu-Tang Clan- irrumpía en el escenario de los Grammy. Su grupo había perdido en la categoría Mejor Álbum de Hip Hop y no aguantó la bronca. Pero en lugar de insultar, soltó una frase poco esperada y, acá el mayor mérito, susceptible de mil lecturas e interpretaciones: "Pensé que Wu-Tang iba a ganar. No sé a ustedes qué les parece, pero cuando se trata de los niños... Wu-Tang es para los niños. Nosotros le enseñamos a los niños". Ahora es septiembre de 2021 en el Gran Rex y, en medio de su show, Trueno repite: "Esto es hip hop para la familia".

Con Wu-Tang Clan resultaba difícil creer que su música áspera, con flows agresivos, referencias a samurais, búsquedas espirituales y violencia callejera resultara digerible para los chicos aunque la imaginaria ninja pudiese ser atractiva para ambas partes. Lo de Ol' Dirty Bastard parecía más bien una invitación -fuera cual fuera la edad del oyente- a conectar con la fantasía, esa que se mezclaba de la manera más cruda posible con la realidad del día a día. Ni escapismo ni panfleto: imaginación. El caso de Trueno, en cambio, sí es más lineal. Su propuesta negocia concesiones "para toda la familia". Y así, un público adolescente que aún no había nacido cuando Ol' Dirty Bastard irrumpía en los Grammy, disfruta de un hip hop con colores de vieja escuela, generalmente alejado del autotune y las 808 pero casi carente de peligrosidad en términos estéticos.

"20.1.9", el mismo tema que abre Atrevido, sentó las bases del show. Una banda tracción a sangre con alto volumen y sonoridad y Trueno rapeando, eso que sabe hacer, desde que tiene tres años, con una destreza que pocos en la Argentina. "Cucumelo" y la BZRP Music Session completaron el tridente inicial, tan energético como cuidado. La idea del hip hop para toda la familia se consuma ahí: nada espanta y todo está pensado en términos de espectáculo. También, arriba del escenario, la presencia casi a tiempo completo de su padre, MC Peligro, trazaron esa idea de linaje y disfrute.

Trueno

"Quiero ser el nombre del hip hop en la Argentina", le decía Trueno a Silencio a fines de 2019. En esa declaración de principios hay mucho de coherencia estilística. De la diáspora de las batallas de freestyle que incluye a Wos, Duki, Paulo Londra y un largo etcétera, es él quien parece levantar la bandera del sonido más clásico del género. "G.P.S.", con territorialidad y búsqueda de distanciamento ("Yo no soy un Justin Bieber / Perdón, pero las calle' de mi barrio me lo impiden"), confirmó la pesadez del disco en uno de los mejores momentos del show.

Un freestyle con bronces sobre el escenario y "Azul y Oro" fueron los momentos de improvisación y guiño a las batallas. Y, otra vez, la esencia del barrio y su familia. Tambores y clave de murga uruguaya para honrar su ADN y el orgullo de la Comuna 4 (La Boca, Barracas, Patricios, Pompeya). Las calles oscuras y la peligrosidad, disueltas en una fiesta con los colores de Boca y una puesta de luces pulcra. Como una visita guiada al hip hop y a Caminito.

Sobre el final, la esperada presencia de Nicki Nicole para "Mamichula" finalmente se materializó en el momento para celulares en alto. Familia, adolescencia, melodías taquilleras y stories de Instagram. Con Trueno trepado a una escalera lateral del teatro para los bises, "Ñeri" y "Atrevido" pusieron fin a un show compacto, prolijo y que se proyecta festivalero. Sobre la vereda del Gran Rex, padres esperaban la salida de sus hijes. Probablemente no sabían que Wu-Tang es para los chicos, pero Trueno es para toda la familia.

Trueno