
Así como en la primera jornada del Lollapalooza Argentina 2018 muchos artistas se enfrentaban al difícil desafío de la primera impresión (Spoon, Royal Blood, Camila Cabello, Anderson .Paak y Chance The Rapper, entre otros), los Red Hot Chili Peppers vivían el extremo opuesto: revalidar credenciales ante un público incondicionalmente fiel.
Lejos de ir a lo seguro, Anthony Kiedis y compañía priorizaron divertirse ellos y apostar a que, por propiedad transitiva, sus fans sintieran lo mismo. Y lo lograron. Desde la zapada inicial comandada por Flea y Chad Smith, cerebro y músculo del grupo, el relajo se antepuso a la intensidad. Casi en plan lúdico, "Can't Stop" y "Snow ((Hey Oh))" sirvieron para calentar motores arriba y abajo del escenario.
¿Hits? Sí, pero en su justa medida.
Porque los Red Hot Chili Peppers también echaron mano al costado menos conocido de su repertorio, animándose a recuperar joyas ocultas como "Nevermind", de Freaky Stiley (1985), un tema que no tocaban en vivo desde 1996. "If" y "Hump the Bump", con Kiedis jugando a la percusión con el pie del micrófono y Josh Klinghoffer desplegando sus mejores armas en segundo plano, completaron el tándem de figuritas difíciles.
Los clásicos, del mismo modo, también tuvieron su cuota revitalizadora desde la interpretación. "Californication" aportó el momento de dispersión con su intro extendida y la coda para lucimiento de Flea; "Under The Bridge" probó su emotividad indestructible al calor & color de las masas; y el cierre con "Give It Away" trajo la cuota de nostalgia MTV aunque sin sus picos de éxtasis, tal vez dejándose permear por el paso del tiempo de un grupo que ahora peina bigotes y canas.
Como esos boxeadores experimentados que saben cuándo pegar, "Higher Ground" (su versión de Stevie Wonder con pectorales) puso al grupo a sonar pleno y corpulento, una rara expeción en el audio en vivo de los Red Hot Chili Peppers. Antecedida por el "Olé, olé olé olé, red jó, red jó" del público, "By the Way" continuó esa saga de pogo ordenado con su estribillo vertiginoso.
"Vamos a volver", saludó Kiedis antes de retirarse del escenario. "Muchas gracias", cerró Flea en español. Sin pirotecnia ni gestos grandilocuentes, los Red Hot Chili Peppers mostraron una de sus versiones más saludables, que combinó la informalidad de una banda que creció tocando en clubes de mala muerte con un presente de madurez retrospectiva.