
Fue una noche para celebrar la palabra, pero terminó con una comunicación poderosa a través de un gesto: la mano izquierda de Patti Smith se alzó en un puño que sostenía el pañuelo verde, símbolo de la lucha por el aborto legal en la Argentina, mientras la "madrina del punk" cantaba junto al público el estribillo final de "Can't Help Falling in Love", himno que popularizó Elvis Presley. Que el lugar fuera la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner y la acompañara el escritor Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional, le agregó a la escena un tinte entre épico y contradictorio: Smith levantó la reivindicación en un espacio estatal y ante un funcionario público... que no dejó de elogiarla ni de aplaudirla.
Pero el gesto y la aprobación de quienes abarrotaron el lugar (las ovaciones fueron todas relacionadas con el aborto legal) fueron apenas algunos de los hitos para recordar de una noche repleta de magia, con la palabra como tema y como vehículo. Smith y Manguel se entrelazaron en un diálogo que iba más allá de las anécdotas, los gustos literarios compartidos y los descubrimientos mutuos: en base a una suerte de guión, construyeron un sueño del que ninguno quería despertar. Las preguntas y respuestas se entrelazaban con textos y canciones, más las imágenes tomadas por Smith y "remixadas" en vivo por el artista Guillermo Kuitca, hasta conformar una especie de ceremonia compartida por el público.
Manguel se olvidó rápido de su promesa de traducir algunas de las cosas que decía la cantante, poeta y artista plástica; la fluidez de la charla en inglés tenía música hasta cuando Tony Shanahan -que acompañó a Smith en guitarra y piano- sólo miraba y escuchaba desde un costado. Lo que se suponía un evento de poesía devino en mucho más que eso: las ideas (sobre literatura, pero también sobre la muerte y lo que viene después, sobre la edad, sobre los amigos, sobre los sueños y sobre los políticos) se canalizaron en el diálogo, el las lecturas y en las canciones. Smith se levantó de la silla por primera vez para cantar "Wing", una canción que le compuso a su hija tras la muerte de su padre, Fred "Sonic" Smith. Su voz se hizo profunda y marcó cada verso, como para que el público pudiera entender las palabras. Más distendida, contó que le ponía una música privada a los poemas de grandes autores y compartió su versión de "El tigre", de William Blake.

Cuando el tema fueron los sueños, Patti Smith eligió una canción de Neil Young, "It's a Dream", para poner en melodía sus ideas. Al terminar, contó que el canadiense le había confesado que el tema le había surgido pensando en los trenes como antiguo símbolo de progreso, una de sus pasiones. Manguel, rápido de reflejos, sugirió que parecía hablar sobre las personas amadas que ya no estaban. Entonces, la cantante leyó la carta que le escribió a su viejo amigo Robert Mapplethorpe en los últimos días de su vida, tras un encuentro en el que ambos se quedaron dormidos con sus cabezas apoyadas en el otro. "Grow Old with Me", de John Lennon, conmovió desde la profundidad de ese anhelo trunco de envejecer al lado de Yoko Ono, similar al que Smith tenía con su esposo y con su hermano. Luego, en "Beneath the Southern Cross", las imágenes en la pantalla fueron pura ensoñación.
Manguel se ocupó de entrelazar las temáticas con textos de autores argentinos, que le pasaba traducidos a la cantante mientras él leía en español. Hubo de Alejandra Pizarnik, Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo, de la joven poeta Cecilia Romana y de María Elena Walsh (que Smith prometió leer la semana próxima en un evento en Nueva York). Entre tanta literatura, era natural que el anfitrión le preguntara a la cantante por la ceremonia del Nobel para Bob Dylan, en la que ella se "congeló" en el segundo verso pese a que, dijo, conocía "A Hard's Rain A-Gonna Fall" como la palma de su mano. Y lo demostró con una versión conmovedora, aunque "sin el rey y la reina de Suecia adelante" y con la letra en una hoja como apoyo.
Las dudas sobre su propio quehacer fueron las que motivaron que en 1975 Patti Smith compusiera "Pissing in a River" para su segundo álbum, Radio Ethiopia. "Si por cada duda va a escribir algo así, siga dudando", la elogió Manguel al final. El público ya estaba de pie y, aunque en el guión figuraban un par de canciones más, llegó la despedida conmovedora, con los corazones desatados cuando la cantante subió el tono. El próximo encuentro con el público argentino, en la noche de hoy, tendrá la forma de un show de rock. De todos modos, con Patti Smith nunca se sabe: ella inicia el hechizo, pero la ceremonia termina de tomar forma con la confluencia del deseo colectivo. En ella, la comunicación cruza las palabras, la música, la gestualidad, los silencios. Y ahí radica uno de sus talentos como artista.
