04/12/2021

Nicki Nicole en el Gran Rex: la estrella pop que esperaban

Pa mis muchachas.

Cecilia Salas
Nicki Nicole

La primera función de Nicki Nicole en el Teatro Gran Rex fue una lluvia de certezas y confirmaciones. Para su carrera, esta serie de tres teatros con entradas agotadas en el corazón de la Capital Federal es la coronación de un ascenso meteórico y el cierre de un año bisagra gracias al despegue internacional de su figura. Musicalmente, fue la confirmación de su condición de estrella pop, luego de trascender cualquier etiqueta de géneros o estilos. Además, y lo más importante, la primera noche en el teatro de calle Corrientes fue el momento de encontrarse con el público que creció de forma estrepitosa durante el encierro y entender, como un golpe de shock, la importancia que tiene para sus seguidoras. 

El ambiente eufórico de la previa tuvo su estallido con la aparición en escena del equipo de bailarines y bailarinas, el despliegue escénico, la banda perfecta liderada por Juan Giménez Kuj, el humo y la entrada de Nicki Nicole desde el fondo del lugar para abrir con “Colocao”. “Los tiempos están cambiando / y nosotros también”, canta a modo de advertencia en “Mala Vida”, el tema que siguió. Y es que la propuesta tuvo cierta mutación y es imposible ubicarla dentro del trap ni del reggaetón, lo melódico, la cumbia o el pop en sí misma. El recorrido de veintidós canciones se pasea sin temores y con holgura por todos lados y es un poco de todos y cada uno de esos géneros sin profundizar en ninguno en particular. 

Al hacer “Plegarias”, la canción de su disco Recuerdos (2019), fue el primer momento fuera de guión. Una chica desde el público levantó un cartel y Nicki la invitó a subir al escenario para cantar. Acompañadas tan solo con el piano de Flor Iribarne la interpretaron juntas apoyadas en la voz de todo el teatro. “Es un sueño esto”, dijo la chica. La forma en la que Nicki Nicole le mantuvo la mirada a los ojos mientras la invitada cantaba intentando superar los nervios hicieron que algo que podría haber sido tan solo un show se sintiese sincero, que realmente le importaba tenerla allí. “Si tu sueño es cantar dedícate a eso. Acá vamos a estar muchos apoyándote”, le dijo la rosarina al despedirla.

Reencontrarse con su público, toparse con la forma en la que creció de forma exponencial y entender el modo en la que la miran, también es darse cuenta de su lugar como artista. Detrás de lo que construye la industria, la carrera por las views, las reproducciones, los feats prefabricados, su acento for export plástico y forzado con aires centroamericanos y todo a su alrededor, hay un público que la tiene de espejo, de ídola. Las vinchas con su nombre, las remeras, los padres y madres acompañando a sus hijos e hijas, la ponen en un pedestal de estrella pop. Sin embargo, lo más fuerte, es que su figura se transforma en un espejo donde mirarse, sentirse representadas y a lo que aspirar y soñar con que se puede ser como ella. “Si hay algo que sé que les debo es mi corazón. Si no fuera por ustedes no estaría acá. Gracias por gustarles lo que hago. Por estar desde el principio. Tengo 20 años y con ustedes aprendo. Gracias por compartir conmigo”, dijo emocionada. 

Para hacer todo esto, Nicki no estuvo sola. Durante los cuatro cambios de vestuario se apoyó en su banda, la misma que armó para su participación en Tiny Desk. De hecho, la rosarina hizo mención a ese show y en un pasaje de canciones los músicos se situaron sentados a un costado, emulando ese set, casi como un fogón. Allí pasaron “Parte de mí”, “Pensamos” y “Me has dejado” con Delaossa desde las pantallas, algo que repitió como recurso para llevar adelante las canciones con colaboraciones de otros artistas, porque el primer invitado llegó sobre el final del show. Apenas sonó el beat de la intro de “YaMeFui”  la gente se paró automáticamente de sus butacas y cuando sonó la voz de Duki estalló un grito inmenso. Juntos, como dos amigos, saltaron por el escenario e hicieron el tema que sacaron con producción de Bizarrap. “El primero que le gustó lo que hago”, dijo al agradecerle. “Me apoyó desde el principio”. Después fue el turno de Trueno para hacer “Mamichula” y allí cerró la lista de invitados en escena con la presencia de esos dos pilares dentro de la carrera y la vida de Nicki. 

El cierre del show fue con “Wapo traketero”, tal como era de esperarse. “De Rosario a los sueños”, decía un cartel que levantaron desde el público para sorprenderla hasta las lágrimas. Y si bien en esa canción, la primera y la responsable de todo este viaje rabioso, Nicki Nicole canta que “Casi sin querer lo mío se destaca”, hay algo de mentira en esa afirmación. Porque Nicki quiere y quiere mucho. El show en el Teatro Gran Rex fue corto y directo, pensado hasta el último detalle: los cambios de vestuario, las coreografías, su soltura y presencia artística irreprochable sobre el escenario, la banda y la lista de temas. Todo estuvo en el lugar indicado. Todo fue, además, la confirmación de su gran momento y la idea de que quizás sea la estrella pop que muchas estaban esperando.