
Lo primero que New Order hace sonar en su cuarto concierto en la Argentina es... el bajo. "Singularity", que abre una lista balanceada entre clásicos y novedades, arranca justo con el instrumento de la discordia, el que muestra el hueco inevitable en la formación de la banda. Desde que el grupo se despidió en Buenos Aires en 2006, Peter Hook no quiso saber nada con el regreso, de allí que su lugar haya sido ocupado por Tom Chapman, que fotocopia lo mejor que puede el sonido de uno de los bajistas más influyentes de la historia del rock. Además de una marca identitaria sonora, Hooky -que pronto andará por Buenos Aires con The Light, donde casi no toca y canta como le sale- le aportaba una energía única e irremplazable a los shows de New Order, y su falta se nota en cierta frialdad evidente en buena parte del concierto en el Luna Park.
Pero el grupo liderado por Bernard Sumner no atraviesa un momento para llorar el pasado sino que se encuentra en un proceso de resignificación y "puesta en valor" de su legado desde un presente interesante, con un muy buen álbum (Music Complete) como para plantar bandera en este nuevo regreso. Por eso, más allá del hecho de que destacara una ausencia, resultó más que adecuado el arranque con "Singularity": es la canción donde suenan ecos de la transición de Joy Division a New Order, todo un patrón de conducta que luego reapareció en otros momentos del show. Y enseguida sonó "Ceremony", como para trasladarse de golpe a los 80, por más que ahora el baterista Stephen Morris precise usar anteojos mientras toca (la camiseta de la Selección fue opcional). La alternancia entre novedades y el profuso catálogo continuó con "Academic" y "Crystal", hitazo del primer regreso en este siglo, que generó una ovación.
Pasó "Restless", la canción que abre Music Complete, y llegó la melódica de Sumner para "Your Silent Face", más enérgética que en Power, Corruption & Lies (1983). Luego, el cantante y guitarrista se deshizo de su instrumento por un rato para bailar con "Tutti Frutti" y "People on the High Line", que llevaron al presente de la banda de regreso a Ibiza en los 80. Sí, Sumner se mueve por el escenario con la misma elegancia que un tío en una fiesta, sólo que él es el tío que inventó la fucking fiesta... Por si había quedado alguna duda al respecto, el quinteto se despachó con "Bizarre Love Triangle" y ninguna de las 5 mil personas que habían acudido a la ceremonia pudo mantenerse quieta.

Tras "Waiting for the Siren's Call", la cibernética "Plastic" redondeó con el beat bien alto la presentación de Music Complete: desde entonces -y hasta que la banda abandonó por primera vez el escenario- solo hubo clásicos. Una versión remozada "The Perfect Kiss" fue desde la pista de baile a la épica de guitarras en el final, con Morris manejando las bases sin sentarse en la batería, y con la tecladista Gillian Gilbert como arma melódica principal. El electropop acentuado en "True Faith" puso a todo el Luna Park a hacer palmas, justo antes de que "Blue Monday" -con el guitarrista Phil Cunningham pegándole a unos pads- recordara el porqué de la importancia de esta banda en la transición del rock hacia el dance. Y "Temptation", con la bola de espejos a pleno y cita sutil a "Street Hassle" de Lou Reed, cerraron el concierto de New Order muy arriba.
Porque lo que llegó en los bises fue la celebración del pasado de Sumner y Morris: "Decades", tocada por primera vez en América latina, según anunció el cantante, fue la primera de las tres canciones de Joy Division que eligieron para despedirse. Las imágenes del fallecido Ian Curtis en la pantalla y las "chapas" que sonaban en los pads del baterista tiraron un balde de sombras sobre el Luna Park. "Transmission" levantó el pulso, pero con la misma sensación de oscuridad opresiva propia del crucial cuarteto mancuniano. Y "Love Will Tear Us Apart" fue la explosión de eso mismo, un in-your-face cuya melodía se siguió coreando cuando la banda ya había abandonado el escenario. "Joy Division forever", decía un rato antes en la pantalla, donde las tapas de los discos de aquella banda y de New Order aparecieron en una cronología perfecta: la de unos tipos que atravesaron la oscuridad y la llevaron como nadie a la pista de baile.
