01/05/2022

Metallica en el Campo Argentino de Polo: todavía con el motor a punto

Veni vidi thrash

Gentileza DF Entertainment
Metallica

La derecha rítmica metalera más privilegiada de la historia arremetió pasadas las 21:20 de la noche con el riff frenético de “Whiplash” (último tema lado A de Kill ‘Em All, 1983) y fue suficiente para comprobar que en el mundo Metallica todo estaba en orden. Por este tipo de cosas es que la fidelidad metalera no sabe del paso del tiempo. Aquí el justificativo para que en esta sexta visita de la banda a nuestra patria, su público agotara entradas hace años para su cancelado show de 2020, las conservara como preciado bien y por fin ayer sábado 30 de abril acudiera en masa desde temprano para convertir las inmediaciones del Campo Argentino de Polo una suerte de festival Wacken local espontáneo y en una de las zonas más cotizadas de la ciudad.

La furia, la potencia y el ritmo avasallante siguen en su perfecto estado y forma como se pudo comprobar por primera vez en esta tierras allá lejos a mediados de 1993. Sumado a que fue el inicio de un tándem sin respiro junto a “Ride The Lightning”, “Fuel” “Seek & Destroy” (¡toda una sorpresa para un clásico siempre acomodado en los bises!) y “Holier Than Thou”, en poco menos de media hora Metallica plantó bandera y le sacó brillo a su medalla de vigencia. Esa puesta imponente de pantallas inmensas encerradas entre las clásicas M y A del logo del grupo, que acompañaban con notable buen gusto los movimientos de los músicos y hasta aportaban estética según el tema en cuestión.Sin embargo, resultaba un tanto contradictorio en esta etapa que se ve de Metallica en vivo. Más que nunca, sin rampas interminables, la actitud del grupo en las tablas es casi de sala de ensayo con P.A. Cuando los cuatro se juntaban alrededor de la batería, hecho reiterado en el show, era cuando más cómodos se los notaba y mejor fluía la química que los tiene con cuarenta exitosos años sobre sus espaldas. 

James Hetfield conserva ese carisma único para dirigirse al público, levantar ovaciones con una mirada, pero se lo nota algo más pausado. Los golpes recientes dejaron sus secuelas, y hay confianza que el mate que toma hace rato y que ayer se vió que lleva hasta el escenariole devuelva su estado pleno. Kirk Hammett por su lado mostró una solidez por encima de su promedio, con esa habilidad capaz de saltar de una Les Paul a una Stratocaster y siempre dar la nota, el riff o el solo exacto. De todos los artilugios que Lars Ulrich ha intentado aplicar a lo largo de los años para no perder protagonismo desde la trinchera de su batería, la cámara que se balancea sobre su cabeza es la de mejor resultado. Los planos cenitales y sobre sus espaldas daban una sensación inmersiva sobre su tarea que resultaba hipnótica. Sin soslayar que tras los parches Ulrich mantiene ser el pulso vital y móvil para sostener el engranaje de Metallica. Robert Trujillo, por su parte, con menos protagonismo que en otras ocasiones pero sin desentonar.

Las rutinas clásicas en shows de Metallica no faltaron. La sensación de estar en un campo de combate en la previa de “One”; la furia enlazada con el público de “Creeping Death” (hubo coreos atronadores), las llamaradas y el cierre de “Nothing Else Matters” que le da paso al himno “Enter Sandman”. Lo que tampoco faltó (y por suerte) fueron esos momentos sublimes del mejor thrash acuñado por Metallica con “For Whom The Bells Tolls” y “Master Of Puppets”. En pleno 2022, a 38 y 36 años respectivamente de haberse escuchado por primera vez en un disco, aun exponen en vivo una virulencia sonora de la cual Metallica puede jactarse y presumir de tener cuerda por un buen rato. Entre las canciones no tan esperadas, “No Leaf Clover”, de S&M, se lució como esos temas sin chapa de hit pero que se sostienen por calidad propia. 

Aunque ya pasaron seis años de su salida, Hardwired…To Self Destruct es el último disco de la banda y ahí la explicación de los dos temas que se colaron en la lista. Mientras “Moth Into A Flame” fue muy bien recibida, hasta con cantitos de fondo, “Spit Out The Bone” para abrir los bises no tuvo el mismo efecto. Aun con la bandera argentina cruzada por el logo de Metallica en las pantallas resultó fría, para esa recta final clave que son los últimos temas de la noche. “Atlas, Rise!”, “Confusion” o “Now That We're Dead” son mejores exponentes de ese disco que la elegida. Dos canciones de ese álbum, contra misma cantidad de Kill´Em All o una apenas de Master Of Puppets o …And Justice For All, es una ecuación que no cierra del todo.

Fueron dos horas a cargo de la mejor y más popular banda de heavy metal de todos los tiempos, quizás más corto que en shows pasados, seguro con dos temas menos que lo que venían tocando hasta 2019, pero con el motor a punto para seguir en la pole position. Sin que nadie les pelee ese puesto.

(Créditos de las fotos: Trigo Gerardi, Guido Adler y Pablo Mekler)