19/03/2023

Lollapalooza 2023, día 2: pluralidad de voces

Divino tesoro.

Lollapalooza

Después de una primera jornada agobiante, el sábado las cosas fluyeron con algo más de tranquilidad en el Hipódromo de San Isidro para el round 2 de Lollapalooza 2023. Ante  una concurrencia creciente, 1915 puso marcha a su maquinaria pop con contenido social y conciencia de clase. “Fuera de lugar” avanzó entre saltos y licks rockeros para después abrirle el paso al funk robótico de “Extranjero”. Los ribetes spinetteanos de “Los años futuros” fueron de frente contra la efervescencia de “Haiku” con una audiencia cada vez más entregada al show. Con ese objetivo en mente, Cruz Hunkeler decidió romper su hermetismo escénico para ponerse en modo frontman con “El enemigo”, en la que sonó de fondo un sample de Marta Moreira Alconada, de Madres de Plaza de Mayo, ante la televisión holandesa en 1977. Después del soul adornado con vientos de “Olas” y una lectura correcta de “Cheques”, de Spinetta y los Socios del Desierto, Hunkeler tomó la palabra para dar un discurso anti hegemónico y dedicar “La música que está por nacer” a “La gente rara, que no encaja, los outsiders”.

Desde su regreso a finales del año pasado, quedó demostrado que el fenómeno de Usted Señalemelo está lejos de haber alcanzado su techo. Después de un show gratuito y de guerrilla en Vorterix, el trío mendocino cerró el 2022 con un Obras desbordado, y fue también uno de los actos locales más convocantes de la segunda jornada de Lollapalooza. Después de una introducción atmosférica, “Nuevo comienzo” fue la puerta de entrada a un universo en el que pueden confluir el modelode guitarra que popularizó Jack White, un pasamontañas allá Pussy Riot y una sensibilidad melódica de pura cepa spinettiana. “Pana” y “Pastizal” hicieron lo suyo, y “Las flores sangran” funcionó como otra revalidación del disco que verá la luz este año. Para contrarrestar la magnitud de la inmensidad del Hipódromo, Usted Señálemelo terminó su show tratando de evocar algún tipo de intimismo con una versión de “Agua marfil”a capella, desde la valla.

Casi como en una continuación del pulso de algunas de las canciones de 1915, Nafta trazó un hilo que retomó ese beat donde confluyen el funk y el soul. La diferencia está en las formas: la banda liderada por Magamo no invoca el ritmo para aderezar otros géneros, sino que profundiza en él. De ahí que “La carta” fuese una balada sostenida por un groove macizo que hizo que la sección rítmica amagase con un cuarteto, hasta que su líder frenó el esbozo a la voz de “La seriedad ante todo”. Ahí, Magamo prometió “sufrimiento y dolor” tras empuñar una guitarra española para entonar la latinosa “Duele”, un intento de fragilidad que quedó erradicado con la demostración de virtuosismo en plan jazz rock de “Ya es tarde”. “Unos días más” buscó sumar más colores a la escena, con el aporte de El Abuelo, de Militantes del Climax, y “Mátenme” abrió las puertas al protagonismo compartido, con An Espel dando un paso al frente en “Mátenme”.

Con la venia de Mick Jagger como resucitador del rock and roll, YUNGBLUD desembarcó en el Lollapalooza con la misión de encender a un público que todavía parecía algo contenido. Al cantante inglés no le tembló el pulso y apostó por el alto impacto sonoro: “21st Century Liability” le pasó por la esquina al rap metal, con una audiencia que entró en combustión con rapidez. Luego, “The Funeral” sentó las bases de lo que pasaría en la hora siguiente, una lectura centennial del punk rock nacido (y entendido) de este lado del milenio: con invitación a rebelarse contra la autoridad de papá y mamá en “Parents”, en contra de las relaciones tóxicas en “Strawberry Lipstick”. Para “Tissues”, YUNGBLUD se colgó una acústica que rasgueó con fuerza y poco después, antes de “Fleabag” se calzó una camiseta de la selección con el dorsal de Messi (y las dos estrellas sobre el escudo de la AFA, la prueba de que ni los artistas internacionales pueden sortear el camino para tener su versión más reciente) antes de bajar al campo para cantar el tema parado sobre la valla. 

El vínculo de YUNGBLUD con su público local fue de la mano de las actitudes que tuvo no bien pisó suelo porteño el jueves por la noche, cuando anunció un show gratuito para el día siguiente. A eso se le suma el sabor de la deuda saldada, ya que era una de los nombres de peso en la edición 2020 del festival, que debió suspenderse por la pandemia. De ahí que la interacción llegase a que fuera su público quien eligiese una de las últimas canciones (“I Think I’m Okay”, un cover de Machine Gun Kelly, quizás su equivalente norteamericano), para terminar con los brazos en alto con “Anarchist” y “Loner”.

Despiole generacional: Wallows carga con el doble estigma de no solo ser una banda en la que dos de sus tres integrantes provienen de la actuación, sino también de llegar a la música por referencias que no son del pasado. Lo cierto es que la banda liderada por Dylan Minnette tiene las mismas credenciales que cualquier proyecto indie con los que comparte generación. Hay grageas de pop soleado en “Specially You” y también un pulso algo más enérgico en “Pleaser”, su primer single interpretado con una urgencia acorde. Con un arpegio interpretado con más convicción que ductilidad, “Treacherous Doctor” no ocultó la influencia de The Smiths, profunfizada a partir de un yeite heredado de “This Charming Man”. “Scrawny”, “Quarterback” y “Are You Bored Yet?” cumplieron su cometido: dejar en claro que Wallows no es solamente “la banda del de 13 Reasons Why”.