19/03/2023

Jane's Addiction y The 1975 en Lollapalooza 2023: creados y regados

Sobre la hierba.

La previa al show de Jane’s Addiction permitía especular si los centennials que se paseaban desde temprano por el Lollapalooza sabían que ese cantante que estaban viendo sobre el escenario era el dueño del circo. La duda se disipaba con apenas acercarse al escenario Samsung, con una convocatoria Gen X. La cuarta visita a la Argentina del grupo liderado por Perry Farrell traía un valor agregado: ser la primera con el bajista y fundador Eric Avery entre sus filas. También acarreó una ausencia, la de Dave Navarro, con parte de enfermo. Su lugar fue ocupado por el ex RHCP Josh Klinghoffer, que ocupó su puesto con altura desde los primeros compases de “Stop!”. 

Sin preámbulos, mientras la banda de sumergía en el ritmo pantanoso de “Whores”, un trío de bailarinas comandado por Etty Lau Farrell, esposa de Perry, sumó aires de cabaret parisino al escenario. Después del vértigo de “Had a Dad” y el repique de “Ain’t No Right”, la escena se repitió en “Ted, Just Admit It…”, ahora en un plan de erotismo con tintes BDSM. Después de la psicodelia costera de “Trip Away”, Farrell alzó su botella de vino tinto para hacer un brindis por Taylor Hawkins y rendirle homenaje con “Ocean Size”, donde se generó una enjundia propia del homenaje invocado. A fuerza de virtuosismo y trance, Klinghoffer se ganó su protagónico en “Three Days”, mientras que “Mountain Song” tuvo a la sección rítmica tallada en piedra gracias al entendimiento entre Avery y el baterista Stephen Perkins. Con todo servido, Jane’s Addiction se permitió buscarle una nueva moldura a “Jane Says”, antes de retirarse por la puerta grande de la mano de “Been Caught Stealing”, su hit definitivo. Lollapalooza, atendido por sus propios dueños.

60 años y poco menos de seis horas separaron a The 1975 de 1915. En esa diferencia numérica parece haber también un punto de contacto: al igual que la banda porteña, el grupo liderado por Matty Healy también mira de cerca a los 80s para dar forma a canciones pop que esconden bastante más contenido del que sugiere su superficie. Ahí radica el encanto -y a veces también el mayor problema - de The 1975: que todo deba tener un concepto, pertenecer a un mismo universo, regirse por un canon aglutinador. Healy no compone solamente canciones o discos; busca que todo tenga un sentido mayor sin sacrificar jamás la fórmula de estrofa y estribillo.

“If You’re Too Shy (Let Me Know)” tuvo los condimentos para evocar cómo sonaba un hit radial transversal cuatro décadas atrás, algo también reconocible en “Happiness” y “Oh Caroline”. “I’m In Love With You” prometía mantener el status quo, hasta que “I’m Not Living (If It’s Not With You)” cambió los roles, con un pop en tiempo presente ornamentado con ochentismos. En plan de líder de masas, Healy realizó un aplausómetro para intentar adivinar cuánta gente había ido a ver a su propio grupo y cuánta a las demás atracciones de Lollapalooza, sin preocuparse demasiado por el resultado final. En ese contexto, los chispazos distorsionados de “Give Yourself a Try” parecían sugerir que a veces The 1975 alcanza su mejor forma cuando más se aleja de los patrones que más repite.