12/09/2022

Green Day y Billy Idol en Vélez: diferentes maneras

Punk con punk.

Green Day

Entre Green Day y Billy Idol aparece el punk como denominador común. A simple vista, la cercanía es evidente, y casi lineal: en cierto modo, el ex Generation X hizo bastante su parte para que una década más tarde Billie Joe Armstrong y compañía de alguna manera decidieran seguir sus pasos. Pero también, puestos en continuado uno atrás del otro en el estadio José Amalfitani, las diferencias afloran no solo por la manera de abordar el pasado, sino también de dónde plantarse en el presente. Para uno, una deuda finalmente saldada después de más de tres décadas; para los otros, una muestra más de una localía afianzada con cada visita. 

Luego del show de Bastardos del Under, la banda de Moreno apadrinada por Armstrong, los músicos de Idol salieron a escena en medio de un clima sepulcral hasta que batería y guitarra entraron en sintonía para el comienzo de “Dancing With Myself”, hasta que el cantante apareció con su estampa icónica, y si la imagen no acusaba recibo del paso del tiempo, algunos yeites, como ceder cada estribillo al público, hacían pensar que su voz podría no estar a la altura. La teoría fue echada por tierra poco después con los alaridos de “Cradle of Love”, o cuando se quedó en cueros antes de “Flesh for Fantasy”, para hacer un cambio de vestuario a la vista de todos los presentes.

Con una lista de 12 canciones, Idol matizó la espera por Green Day con el foco puesto en el pasado, auque también buscó hacerle lugar a lo más reciente de su repertorio. Así fue que sonaron “Cage” y “Running from the Ghost”, de un ep que publicará a fines de mes, y también “Bitter Taste”, de The Roadside, lanzado el año pasado, y con un videoclip a tono en el que el vocalista encarna a un ángel que se desangra en el piso. Pero las buenas intenciones de renovar el repertorio poco pudieron hacer al lado de “White Wedding”, o “Eyes Without a Face”, con Steve Stevens sumando tesituras flamencas. El guitarrista tuvo un rol clave en el show con su virtuosismo en las seis cuerdas, al punto en que la coda de “Blue Highway” devino en el tema principal de Top Gun, y eso a su vez desembocó en la última gragea de la noche, una versión de “Rebel Yell” que ayudó a completar el saldo positivo para una leyenda que no quiere vivir solo de su pasado.

Ya desde antes de salir a escena, Green Day dejó en claro cuál es el lugar que entiende que ocupa. Con el estadio a oscuras, el sonidista reprodujo “Bohemian Rhapsody” primero y “Blitzkrieg Bop” después, una manera de sintetizar su fórmula: corazón punk con ambición escala estadio. De ahí que “American Idiot” y “Holiday”, encargadas de abrir el show tuvieran abundantes descargas de pirotecnia, y hasta a Armstrong haciendo cantar al público allá Freddie Mercury. La épica se mantuvo a tomo con la carga política de “Know Your Enemy” y “Boulevard of Broken Dreams” para coronar una selección de canciones de cosecha 2004 en adelante. 

Sin nuevo disco bajo el brazo, el trío planteó un show en modalidad grandes éxitos en continuado. El recorte dejó afuera canciones de sus dos primeros discos (el cover de “Knowledge”, de Operation Ivy, como única excepción), pero también obvió las últimas cinco entregas de su discografía. De ahí que Armstrong preguntase “¿Cuántos fans old school hay?” antes de interpretar “Longview” y “Welcome to Paradise, dos canciones de Dookie, de 1994, lo más remoto en la lista de temas. Con más de tres décadas a cuestas, Green Day ya se autopercibe como un clásico, de ahí que colasen el riff de “Iron Man”, de Black Sabbath (en el mismo estadio donde Ozzy Osbourne y cía se despidieron del público porteño en 2016), para luego hacer una versión respetuosa y no con mucho riesgo de “Rock and Roll All Nite”, de Kiss. Como para equilibrar el momento, “Brain Stew”, un momento de oscuridad controlada que fue a contramano del espíritu festivo que imperó el resto de la noche. 

Sin solución de continuidad, “St. Jimmy”, “When I Come Around”, “Waiting”, “21 Guns” y “Minority” mostraron las dos caras posibles de Green Day: el trío punk irreverente y el sexteto expandido. Después de que “Basket Case” y “She” se convirtiesen en el tándem más celebrado de la noche, “King for a Day” puso sobre el tapete una cuota de ska que de algún modo continuó con su versión de “Shout”, el clásico festivo de The Isley Brothers. Y después de la algarabía, la solemnidad de “Wake Me Up When September Ends”, antesala de esa suite cambiante llamada “Jesus of Suburbia” en la que conviven el punk, el glam y el rock clásico, justo antes de una despedida obligada con “Good Riddance (Time of Your Life)” y abundantes fuegos de artificio, no sea cosa que una banda punk se retire del del escenario con una canción acústica.