19/12/2021

“Gracias Totales - Soda Stereo” en el Campo Argentino de Polo: recuerdos del futuro juntos

Ausencias que son presencias.

Rodrigo Alonso / Gentileza
Soda Stereo

Aunque nadie lo ponga explícitamente en palabras, hubo una carga emotiva por parte doble en el debut en suelo porteño de Gracias Totales - Soda Stereo, el espectáculo que Charly Alberti y Zeta Bosio crearon para celebrar su propio legado. Por un lado, la satisfacción del deber cumplido con un show que debió reprogramarse en más de una ocasión por cuestiones pandémicas. Por el otro, la sensación tangible en el aire de un fin de ciclo que nadie verbaliza, pero que se entiende como un epílogo para esta parte de la historia.  

Si el eje conceptual de la gira Me verás volver había sido el de “una burbuja en el tiempo”, Gracias Totales - Soda Stereo tampoco busca darle una proyección futurista a la obra del trío. Más allá de alternancia entre invitados presenciales y virtuales (algo que era novedoso en 2020 hasta que la pandemia lo transformó en cotidianidad) en una pantalla de altísima definición, el pasado rige las formas: el show comienza cuando alguien da play a un VHS, y todo adopta un aura de videoclip en tiempos de stories y tik toks. El proyecto llevado adelante por Alberti y Bosio no busca adaptarse a los lenguajes audiovisuales del presente, sino que invita a los espectadores a adoptar los suyos.

Contar con una pantalla de cuatrocientos metros cuadrados a disposición permitió convertir las ausencias en presencias. La más notable, claro, fue la de Gustavo Cerati: tecnología mediante, el líder de Soda Stereo dio comienzo al show con “Sobredosis de TV”, y su presencia se repetiría más adelante para “En la ciudad de la furia”. Cerca del final, “Fue” lo “reunió” con sus ex compañeros de Soda Stereo sin más músicos en el escenario que Alberti y Bosio. La postal era demoledora: la pantalla mostraba a los tres compartiendo protagonismo, hasta que el simple acto de bajar la mirada devolvía a la realidad de los Soda sobrevivientes solos en la inmensidad del escenario.

En el balance general, aún cuando las videollamadas pasaron a ser parte de la diaria (o quizás por eso mismo), las canciones que más peso ganaron en vivo fueron aquellas que tuvieron cantantes presenciales. En su doble rol de guitarrista y vocalista invitado, Richard Coleman le sumó dramatismo vocal a “Hombre al agua”, en la que Roly Ureta dio un paso al frente para el solo de guitarra del final. Más adelante, Rubén Albarrán destiló energía en su versión de “Lo que sangra (la cúpula)” y Walas le imprimió eyeliner y actitud skater a “Juego de seducción”. Acto seguido, Benito Cerati entró al escenario para interpretar “Zoom” con una orden imperativa: “los quiero ver a todos chapando”, dijo en clara referencia a su videoclip. Su interpretación fue por demás celebrada, y más aún lo fue su frase de despedida: “Sepan que mi papá está en todos ustedes, lo veo”. 

Aunque el ida y vuelta entre un formato y otro hizo que el público incorporase las presencias virtuales sin sobresaltos, los resultados no siempre fueron igual de satisfactorios. El mexicano León Larregui funcionó a medida de “Disco eterno”, y Álvaro Henríquez, líder de Los Tres, demostró con su versión de “El rito” que las canciones se anteponen a quienes las cantan. Ausente por estar en Mendoza con Babasónicos, la versión de “Trátame suavemente” de Adrián Dárgelos tomó un leve vuelo soulero gracias al piano eléctrico de Fabián Von Quintiero. Pero aun en sus momentos más logrados, el video no tuvo con qué ganarle al vivo, sobre todo si lo que se tiene para poner en comparación son una versión incendiaria de “En remolinos” con Draco Rosa domando tormentas, o a Gustavo Santaolalla imprimiéndole latinoamericanismo a “Cuando pase el temblor”. 

El tramo final del concierto se centró en la virtualidad. “Un millón de años luz” tuvo a Mon Laferte como vocalista desde la pantalla mientras Simón Bosio, que hasta ese entonces se había desempañado como tercer guitarrista esporádico con una acústica, se colgó una eléctrica para replicar nota por nota el riff espiralado de la canción. La versión de “Persiana americana” con Fernando Ruíz Díaz también en video, tuvo al líder de Vahntra en modo de energía contenida, un formato que tampoco pareció resultarle cómodo a Juanes para su lectura de “Prófugos”. Después de una nueva reunión virtual de Soda Stereo para “Primavera 0”, la despedida definitiva de la banda que se encargó de darle identidad al rock latino estuvo a cargo de Chris Martin. El líder de Coldplay interpretó “De música ligera” en un español bien trabajado, y “compartió” pantalla con Cerati en el último estribillo. Terminado el tema, abrazos, saludos y una frase de Charly Alberti (“Gracias por acompañarnos en este hermoso viaje”) con aire a esos dolores dulces.

Fotos: Rodrigo Alonso y Germán Sáez