06/05/2018

Erasure en el Luna Park: un montón de respeto

Andy Bell y Vince Clarke siguen siendo los arquitectos de la fiesta synth pop.

Erasure

En 2007, Soda Stereo presentó su regreso a los escenarios como "una burbuja en el tiempo": por un rato, Cerati, Bosio y Alberti se propusieron recrear todo su trayecto anterior sin modificaciones. Y algo parecido sucede con Erasure hoy, aunque tengan disco nuevo (y una versión con orquesta) y presenten varias de esas canciones, su sonido está definitivamente anclado en el synth pop de los 80 que llevó a la dupla a los primeros planos, su público es 40+ y, el sábado en el Luna Park, hasta un cartel con la frase "Erasure Bariloche" terminaba de cerrar la sensación de reencuentro por los 25 o 30 años de un viaje de egresados.

Pero el diablo sabe más por viejo, dicta el refrán, y Vince Clarke y Andy Bell no han perdido su "demonio interior" a la hora de construir un show en el que la única fisura -problemas con los teclados- fue la excusa para elevar más la estatura de la banda. El cantante arrancó el hit "Oh L'Amour" medio frío, sosteniéndose en las coristas Valerie Chalmers y Emma Whittle, que bailaban a sus costados, pero terminó el recital tirando unos agudos que desmentían el paso del tiempo. La puesta en escena, sencilla y efectiva, consistió en una estructura sobre la que se ubicó Clarke y sendos marcos (revestidos todos con telas blancas) a cada lado.

Con eso y el notable manejo de escena de Bell, Erasure armó una verdadera fiesta en la que repasó todos sus hits, mezclados sabiamente con las canciones nuevas. En la primera parte del show, por ejemplo, después de "Ship of Fools" y "Breathe" encajó bien "Just a Little Love", bajaron las revoluciones de "Love to Hate You" con "Take Me Out of Myself", y ya en el final le dieron entidad extra al single "Love You to the Sky" al incluirlo en una tanda de golazos ochentosos como "Blue Savannah", "Drama!", "Stop!", "Always" y "Sometimes".

El cantante puede haber perdido su figura longuilínea pero ciertamente no el desparpajo: salió con un saco oscuro, que descartó para que se viera una remera con el logo de la revista Thrasher sobre lentejuelas, y finalmente se quedó en una especie de catsuit al que las figuras geométricas en negro no le tapaban del todo la transparencia. A lo largo del show, se comunicó en un español dificultoso pero comprensible, adoptó poses de diva, aclaró que el fútbol no era lo suyo al patear globos que le tiraba el público y calentó la garganta con un "chupito de whisky".

Si Bell generó una sensación de cercanía ("tengo una buena onda", dijo en su primera intervención), la actitud hierática de Clarke desde su pedestal generaba un contraste notorio. El cerebro de la música de Erasure (y antes del primer Depeche Mode y de Yazoo) por momentos dejaba su teclado para tocar una guitarra acústica inaudible y hasta una ¡pandereta luminosa! en "Who Needs Love Like That". Con su impecable traje y su calva, parecía un científico salido directamente de una película retrofuturista, que desde las alturas manejaba los hilos de lo que sucedía bajo el escenario.

En "Sometimes", que cerró el show del World Be Gone Tour antes del bis, Clarke había vuelto a calzarse la acústica y cuando apretó el botón que disparaba todo su arsenal, se produjo el descalabro que imposibilitó volver a usar esos teclados. Entonces sucedió la magia: como el público cantó el corito del tema, Bell y las damas encararon acapella. Y por única vez se escuchó la guitarra, para sostener una versión inesperada y con la épica que da salir adelante pese a las dificultades.

El final fue con "A Little Respect", ya con Clarke al costado de Bell, y un audio notoriamente distinto, como si hubiesen tenido que disparar una pista desde la consola de sonido. Ese respeto que pide la canción, en el caso de Erasure, ya está más que ganado: su influencia como pioneros del synth pop está desparramada en centenares de artistas, tienen hits que son símbolos de una época y que mezclan una estética camp con arreglos de alto calibre, se presentan con la solvencia de una banda clásica y encima sacan ases de la manga si la cosa se complica. ¿Qué más hace falta para ponerse a bailar?