18/03/2022

Dillom en Lollapalooza 2022: un cuento de terror feliz

Sueño cumplido para más de uno.

Matías Delacroix / Gentileza
Dillom

Hay un bulto del tamaño de un cuerpo humano envuelto en nylon que está haciendo mosh en el público del show de Dillom. Esta imagen, que ahora se proyecta en todas las pantallas del escenario del Lollapalooza, representa bastante bien una de las ideas más fuertes en el universo del rapero que puede contar historias trágicas tipo Edgar Allan Poe, tal cual sus propias letras lo indican. Por eso, ahora, mientras este veinteañero con cara de niño interpreta “Pelotuda”, el tercer track de Post mortem, una bolsa de un metro sesenta de largo pasa de mano en mano hasta perderse entre la gente.

El show de Dillom estuvo favorecido por una casualidad: los cambios de última hora de la grilla movieron la presentación hasta las primeras horas de la noche, lo que pudo haber acercado a unos cuantos curiosos que desde el centro del predio vieron a este joven artista con la ropa llena de sangre cantando junto a un cuerpo. El beneficio del accidente es doble, si se tiene en cuenta que todo en el último trabajo de Dillom gira alrededor del concepto de la muerte y se narra como un cuento de terror, sí, pero con la lupa absurda y un poco irreverente que lo convierte en una rareza de la escena de la que surgió. ¿Y qué mejor cambiar un día de sol por una noche de luna llena para hacerlo?

Por fuera del trueque en el line up, nada de lo que Dillom viene mostrando parece obra de la casualidad. Esta noche, acompañado de una banda vestida de niños exploradores y bañado en un juego de luces rojo, Dillom se desplaza entre columnas de humo que se disparan desde el suelo y sigue ensanchando el universo Post Mortem. Después de “Amigos nuevos” y “Pelotuda”,  anuncia que se viene “una de las viejas”, que en lugar de dejar caer su DNI deja caer una marca de época: por “vieja” se refiere a “Dudade”, el track que lanzó hace apenas dos años y con el que empezó a hacer crecer su público por fuera de los seguidores de la RIP Gang.

“En 2014 vine por primera vez al Lollapalooza como público”, contó en tono confesional hacia el cierre del show, repasando su acercamiento a la música, primero como oyente y hoy como uno de los artistas cuya performance no pasó desapercibida en la primera noche del festival. Antes de invitar a subir al escenario a dos de su misma gang (Muerejoven para acompañarlo en “A$AP” y “Coach”, y Saramalacara para “Rocketpowers”) se permitió correrse del personaje de niño endemoniado. “Desde ese momento vengo cada año a escuchar música”, sumó, parado frente a los miles que lo descubrieron esta noche o alguna de las anteriores de los últimos tres años. “Para mí, estar hoy acá de este lado del escenario es un sueño cumplido”.