15/04/2023

Dillom en el Movistar Arena: el día de la ira

La pulsión de muerte convertida en obra.

Dillom

“Miren dónde estamos, boludos. ¡Es una locura!”. Ante un Movistar Arena desbordado, Dillom parece haber caído en la cuenta de lo rápido que crecieron las cosas en los últimos doce meses. De conseguir un slot en el escenario principal de Lollapalooza a último momento a agotar cuatro funciones en Vorterix en materia de minutos, de llenar el Luna Park a emprender una gira que empezó en Argentina y continuó por Latinoamérica e incluso tuvo escalas en España. Todo de la mano de Post Mortem, un disco construido en el que convirtió en canciones su miedo a la muerte, y  que tuvo en Villa Crespo su sepulcro definitivo. 

Para el show de mayor convocatoria de su carrera, Dillom eligió el subtítulo “Dies irae”, un detalle que encastra a la perfección en su mundo artístico. El dies irae (“día de la ira”) es un himno franciscano también incluido en la Misa de Réquiem, que describe la llegada del juicio final, un escenario épico en el que solo existe la salvación celestial o la condena a las llamas eternas. Dillom parece estar convencido de haber hecho suficientes méritos para que su destino sea el segundo, con un imaginario mitad película de terror, mitad culto del Inframundo.

Con una placa en pantalla haciendo las veces de aviso fúnebre, Dillom salió a escena desde un ataúd ubicado sobre la pasarela del escenario (en forma de cruz cristiana), para interpretar “Post Mortem”. Poco después, sobre el final de “Pelotuda”, un ánima siniestra se paseó por la pantalla de fondo, y más tarde, en “Piso 13” la líneas ya había sido cruzada por completo (“Es noche de viernes trece y no' mandamos en punga / Vamos pa' Recoleta y saqueamo' un par de tumba'”).

El mundo de Dillom se mueve con un pie en la música urbana y otro en la cultura rockera. De ahí que durante todo el show flamease alto una bandera de Los Piojos;  “Una vela” de Intoxicados sonase como la introducción a “Rili Rili”;  “1312”, el tema que grabó junto a Pussy Riot sonase como la banda de sonido motivacional para incendiar un patrullero y “Latas” tuviera a Proyecto Gómez tras la batería de un punk furibundo. Y si de consagración se trataba, el visto bueno de sus antecesores ocurrió primero en “Dos”, junto a Miranda!, y luego en la presencia de Andrés Calamaro para “Output Input”

El show en el Movistar fue también el espacio para que Dillom compartiera el protagonismo con amigos y allegados. Noduermo le puso fervor a “Side”; Broke Carrey le puso flow y vocoder a “Organiko”, Muerejoven se audeñó de “Coach” y “Rocketpowers” fue el cierre esperado y debido, junto a Saramalacara. En el medio de todo eso, el espacio para probarse por fuera de lo obvio como en el clima agorrillado de “Bicicleta”, la explosión synth pop de “Sauce” con un pie de micrófono que simulaba ser la hoz de La Parca la balada llevada a 4X de “220”. 

Después del clima símil “Black Skinhead” de “Reality”, “Amigos nuevos” terminó el show tal como comenzó, con Dillom dentro de un féretro que esta vez fue cargado por el resto de los músicos de su banda. El tema, una despedida suave y melancólica tiene un último verso lacerante (“Yo no sé cuando esto se volvió algo tan real, creo que estoy sangrando, Me estoy lastimando por forzar algo que no es de verdad”) que va a contramano con lo que él mismo cosechó en todo este tiempo. En solo tres años, Dillom convirtió su miedo a morir en obra, y eso mismo es tan real como todo el crecimiento acumulado en todo este tiempo.