
Ha vuelto a suceder. Ese combo de simpáticos punks alemanes aterrizó por estas tierras luego de planificar una serie de presentaciones para volver a potenciar y retroalimentar su comunión con miles de fanáticos locales. Die Toten Hosen capítulo post pandemia para “ser locales otra vez” Su show del viernes en Obras fue el puntapié inicial de una semana que los tendrá con cuatro shows en total y una presentación más íntima del libro de Campino, el cantante emblema, acompañado por el guitarrista Kuddel.
En cuanto dos pequeños telones con el logo de la banda (donde el imponente águila alemana queda reducida a un esqueleto) comenzaron a elevarse a los costados del escenario, la multitud que abarrotó el estadio entró en ebullición porque el reencuentro era inminente. Apenas pasadas las 21.30 los Hosen aparecieron con un andar casi parsimonioso por las tablas para calzarse los instrumentos, tomar posiciones y desatar el inigualable descontrol punk. “Hola, somos Coldplay y mi nombre es Chris Martin” fue la introducción del vocalista.
La descarga comenzó con Con “Alle sagen dass”, uno de los temas nuevos que se incluyen en el recopilatorio Alles aus Liebe: 40 Jahre Die Toten Hosen, porque aún en la zona de mayor confort posible, ellos nunca dejan de arriesgar, mas no sea como empezar con la canción que quizás menos penetración tenga debajo del escenario. Nobleza obliga, por el público fue recibida con la misma euforia que los más conocidas. Las cuatro siguientes sí fueron al hueso del fan: “Auswartsspiel” (Partido de Visitante), “Altes Fieber” (Fiebre vieja), “Bonnie & Clyde” y “Liebeslied” (Canción de amor). Ya con esa recta inicial, todo los atributos por los cuales la banda punk alemana más importante de la historia se ganó el cariño y respeto, se mostraron intactos, desde las guitarras de Kuddel y Breiti provocando energía, la irreductible base rítmica a cargo de Andy en bajo y Vom en batería, todo coronado por la entrega y carisma de Campino en voz.
Lo siguiente era esperado, aunque quizás no tan temprano. Breiti contó que, a pesar de la felicidad de volver a encontrarse con su público argento y al cumplir 30 años de su primer visita, no dejaban de lamentar que era la primera vez que tocaban sin que Pil Trafa estuviera acompañándolos, ya que falleció en agosto del año pasado. La aclaración fue válida porque, mucho antes de esa primera visita, el cantante de Los Violadores era su principal promotor ad honorem. En cada ocasión de entrevista, paso por una radio o en un simple encuentro con amigos, Pil se encargaba de recomendar a este entonces desconocido grupo punk. Era el inicio a un homenaje merecido y el primer tema que eligieron fue “Más allá del bien y del mal”, Una versión sentida, conmovedora y que ni siquiera “el español de mierda” que reconoció Campino la pudo opacar.
Durante otros momentos del show el homenaje se continuó con “Uno, Dos, UltraViolento”, “Ivan fue un comunista” (de Pilsen) y “Represión”. Con esas impecables interpretaciones, quedó flotando la pregunta, ¿Tuvieron que venir unos alemanes a más de un año de su partida para dar un digno homenaje a Pil Trafa? Infinidad de eventos culturales en la ciudad. No hubo uno solo decente para recordar a Pil.
No fue el único momento de comunión artística punk argento/ germana. Ya se había mostrado en redes un indicio de Campino cantando otro de los grandes himnos del estilo surgidos en este país, que tuvo la firma de 2 Minutos. Asi fue como invitaron al Mosca para interpretar una gloriosa versión de “Ya no sos igual”, que quizás nunca sonó así de bien. Escuchar a Campino entonar “Sos un vigilante de la federal, sos buchón, sos buchon” quedará como esos momentos tan únicos y surreales como difíciles de explicar.
No faltaron los tanques (¿Panzer?) del repertorio como “Hier kommt Alex” (Aqui llega Alex), “Wünsch dir was” (Pedí un deseo), “Viva la Revolution” y “Alles aus Liebe” (Todo por amor) intercalados con temas más viejos como “Opelgang” y “Bis zum bitteren Ende” (Hasta el amargo final) para redondear casi dos horas sin respiro.
Algún dia se debería analizar con mayor profundidad esta curiosa relación entre esos alemanes de extracción punk con una nutrida comunidad de fans locales que año tras año se ha ido retroalimentando y encima desde hace por lo menos cinco llegan con entre 50 y 100 compatriotas que vienen a experimentar la pasión argentina por Die Toten Hosen. Mientras se podria simplificar el fenómeno como un nuevo y maravilloso capítulo en esta historia que ya lleva 30 años de “Los Hosen en Argentina”