
Eilish, Billie Eilish. A menos de un año de la publicación de su álbum debut, la autora detrás de "bad guy" se dio el gusto de formar parte de la lista de artistas que le cantaron al agente 007. "No Time to Die" es la canción homónima de la vigésimoquinta entrega de la saga de James Bond. Ante tamaña noticia, el equipo de Silencio se acercó a la barra, pidió un Vodka Martini agitado pero no revuelto y dijo lo siguiente:
Joaquín Vismara: Hechos, no opiniones. Billie Eilish llegó al mundo poco antes de que Pierce Brosnan interpretase por última vez a James Bond y cuatro años de que Daniel Craig resetease (con absoluta necesidad) la franquicia de Ian Fleming. La primera incursión de Eilish en este terreno va de la mano de ese formateo. Acá no hay parsimonia ni épica orquestal con intenciones de medirse con Wings, Shirley Bassey, Duran Duran, Garbage ni Madonna. Sin la sobreproducción cargada de su debut, Eilish pone a su voz como ariete de una balada que se presenta frágil en las estrofas y poco hace por engrosar su musculatura en el estribillo. "¿Fui estúpida por amarte? / ¿Fui imprudente para ayudar? / ¿Era obvio para todos los demás?", se pregunta Billlie entre susurros, guitarras tremoladas y fanfarrias orquestales, como quien sabe que no pudo evitar caer bajo el embrujo de un agente con licencia para matar.
Roque Casciero: No hacía falta que Billie Eilish publicara "No Time to Die" para que tuviera el título de Mujer Internacional del Misterio: en sus susurros siempre hay más de lo que expresan las palabras, igual que en las miradas cancheras de Sean Connery o Pierce Brosnan. A diferencia del agente 007, eso sí, el "bad guy" contra el que lucha la cantante está en su interior... pero esa es otra película. Aquí Eilish arranca al borde del llanto y con acompañamiento mínimo, engañada por un hombre que nunca estuvo de su lado, y llega a un estribillo tan convulso como la orquestación en el que le pregunta "¿Sos la muerte o el paraíso?" Pero enseguida la aclara que nunca la verá llorar porque "Simplemente no es tiempo para morir". El cielo puede esperar...
Sebastián Chaves: Escribir una canción para una película Bond implica tener que lidiar en la letra, casi sin excepción, con la dificultad de conmensurar algo que excede al Tiempo y la Muerte (Otro día para morir antes, No hay tiempo para morir ahora). Y aunque vencer la inmensidad es generalmente motivo de éxtasis, Billie Eilish convierte el desafío en una crisis existencial: vivir en el desengaño infinito porque no hay tiempo para morir. En forma de balada, susurra una plegaria para un amor dormido eternamente. Y entonces su voz se mantiene en un hilo de exhalación para cantar que “la sangre que sangramos es la sangre que debemos”. Demasiados pensamientos para una Chica Bond que nunca lo será. Porque el cine no basta.