

(6 votos)
Entre las concepciones erradas respecto a la música, una de las más comunes es la de entender al hit pop como algo fácil de alcanzar, como si se tratase de un producto que se puede ensamblar en serie. Ale Sergi, Julieta Venegas y Cachorro López pueden dar cuenta de lo contrario. Pegarla una vez puede ser suerte, pero tener una carrera sostenida en base al éxito ya no habla de casualidad, sino de oficio. Prueba de ello es el debut homónimo de Meteoros, el supergrupo que formaron los tres, y que funciona como una masterclass del pop sin obviedades ni efectos fáciles.
Todos tienen bastantes pergaminos como para sostener la premisa. Venegas, con una carrera solista que se mece entre lo melódico y los tintes regionales; Sergi, con sus quince años al frente de Miranda! sumados a su trabajo a cuatro manos con Marcelo Moura y su labor como coautor de varios éxitos de grupos de la región; y López, que convirtió su pasado en Los Abuelos de la Nada en una carrera de productor todo terreno. A ellos se suma Didi Gutman, tecladista de los neoyorquinos Brazilian Girls, y colaborador de Luis Alberto Spinetta, David Lebón y Gustavo Cerati.

Con diez canciones compactadas en 38 minutos, Meteoros es una sucesión de hits de arquitectura precisa. “Decirnos la verdad”, el primer single, sienta las bases de lo que sucederá durante poco más de media hora: pop bailable, inteligente, con los protagónicos repartidos entre Sergi y Venegas, sin duelos de cartel. Una estrofa cada uno, el estribillo de adhesión instantánea a dúo, y en el medio, una declaración de amor que pone en juego una amistad.
De a poco, cada uno se corre de su zona de confort. En “No me acuerdo de nada”, Venegas le pone el cuerpo a un beat sesentoso dominado por un sintetizador chillón, y en “Desconfío”, el clima vira hacia el electropop de medio tempo, mientras Sergi (convertido acá en el guitarrista principal que nadie se esperaba) saca el registro más grave que se le haya escuchado. “Esclavos del silencio” perfila otro hit en potencia, con una melodía marchante envuelta en capas de teclados que desemboca en un coro contagioso (otro más, sí).
Aun cuando el pop domina la parada, los momentos más lucidos de Meteoros son los que se corren de esa fórmula. Con un juego entre una melódica y el bajo caminante de López, “Contradicción” es un dub 2.0 en el que el ex Abuelos pasa al frente, como lo hiciera en su momento con “Chalaman”. Lejos de la efervescencia pop, “La ciudad” es un arrullo acústico que describe la melancolía de una postal citadina mientras llega la noche, en plena resignación sentimental (“Verde húmedo de lluvia empañando mi ventana / Entre formas y dibujos me pregunto si alguien llegará”). Mientras el track corre, el tema se desvanece, y pide otra reproducción inmediata del disco. Y eso no es nada fácil de lograr.