

Republic / Seattle Surf
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¿Cuáles son los sueños de Eddie Vedder? Ciertamente, parece que no habría nada más que el legendario cantante de Pearl Jam tenga que probar. Tiene una discografía de 30 años que lo acompañará durante el resto de su vida, con varios colaboradores dentro de su propia banda que le dieron color a sus composiciones durante ese tiempo, y un legado como uno de los vocalistas más icónicos del rock alternativo. De cierta forma, Vedder podría convertirse en un acto de “grandes éxitos”. Sin embargo, durante los años, ha buscado maneras de permanecer en la conversación.
Este nuevo disco, Earthling, está acreditado a Eddie Vedder como acto solista, sí, aunque haya una banda estable al lado de él que comparte acreditaciones en la composición de los temas. Todos nombres familiares: el baterista de Red Hot Chili Peppers, Chad Smith; el ex-guitarrista de Red Hot Chili Peppers (ahora guitarrista de gira para Pearl Jam), Josh Klinghoffer; y el nombre menos conocido pero más influyente de todos: el guitarrista Andrew Watt. Watt es uno de los productores de música pop más exitosos de los últimos años, que ha trabajado con gente como Miley Cyrus, Lana del Rey, Post Malone y 5 Seconds of Summer, todo sin perder su reputación de rockero. De hecho les ha dado un tinte de rock a todos los artistas mainstream con los que trabajó.
Por lo cual, aquí hay una reinvención más clara y más enfocada que antes de parte de Vedder como solista: sabe que no puede jugar en el ámbito del pop, pero sí puede sacar sensibilidades de música popular para expandir su paladar músical, todo al lado de músicos en los cuales confía. Y con la seguridad de que, si tiene alguna duda, se la puede dejar a Andrew Watt, que es un experto en todas las áreas (y la credibilidad que viene con este proyecto le sirve).
De esa forma, Vedder y compañía abordan distintos géneros desde distintos enfoques. Comienzan con una composición que recuerda los momentos new wave de Peter Gabriel como “Invincible”, y los sintetizadores dejan que las guitarras vayan tranquilas al lado de Eddie, que toma la grandiosidad de sus palabras y se deja llevar por ellas (“Honesto como una promesa / Tiempos de problemas han venido / Más allá del cosmos / Somos mucho más que partículas”). Pero no se queda ahí: va hacia la carretera en un tema sacado de los lados B de Springsteen en “Long Way”, y asimila su voz para una vibra más calma y liberadora, acompañado de varias voces que se le unen, y el trabajo de guitarra de tanto Klinghoffer como Watt es para destacar.
Quizás los más destacables sean los temas en los que se deja tocar por influencias del rock Americano y las combina con su propio toque lírico. “The Dark” es un tema altamente pastiche, que mira hacia adelante con un mensaje de poder acompañar y ser acompañado por su amante, en el que Eddie trata de buscar ese sentimiento de compañerismo. Es una canción que tiene una predecesora en este mismo disco, “Brother the Cloud”, que demuestra la fragilidad de las relaciones humanas. La canción más solemne del disco, la más grunge de todas, es una dedicación a su hermano del alma, Chris Cornell de Soundgarden. La canción se agrava y se enfurece más y más a medida que llega a un crescendo estridente, en el cual Vedder, con todo su cariño y amor, sabe exactamente qué decirle a su hermano: “Fuck you”. En definitiva: ¿para qué están los amigos?
Y ahí radica algo de lo bueno de Eddie Vedder: tiene amigos, ¡y los va a utilizar! Los momentos más sueltos en Earthling son los más rockeros, canciones cortas que se dejan llevar por riffs con una mezcla potente: “Power of Right” brilla con una sección de guitarras acústicas; “Good and Evil” y “Rose of Jericho” tienen estribillos llenos de palabras, enojado con el mundo; “Try” contiene a Stevie Wonder en armónica, y suena como una sesión distendida, con letras que salen con un “porque sí”. Siguiendo con ese espíritu, un momento de amistad (más saludable que en canciones anteriores) viene con la colaboración con Elton John, “Picture”, con una entrada a la mezcla del piano constante de Elton, que dialoga con Vedder sobre cómo no dejar que los tiempos que estamos atravesando destruyan las conexiones que hemos formado; una misión noble.
Definitivamente, no todos los experimentos funcionan. Bien al final del disco, Vedder trata de experimentar con acordes mccartneyescos de forma confundida en “Mrs. Mills” y lo que sale es una canción que no tiene ni mucho vuelo ni mucha experimentación incluso cuando es la mayor desviación sonora de todo el disco. Del otro lado de la moneda, tenemos a “The Haves”, la canción menos aventurera de todas, que suena y surge poco sazonada y con una letra demasiado defensiva (“Todos los que tienen, no tienen la mitad de lo que tenemos”).
A pesar de algunos baches, lo que se palpa es una forma de hacer música que ayuda a comprender qué es lo que sucede en la mente de un rockstar que tiene acceso a los mejores músicos que puede encontrar, y que quiere comprender al mismo tiempo qué es lo que está sucediendo en la música hoy y cuáles fueron las corrientes musicales que lo llevaron a ser quién es hoy como artista, desde Elton John y Bruce Sprinsgteen hasta el rock aclamado de los 2000. Earthling es una juntada con amigos, viejos y nuevos, que discuten con su anfitrión principal qué salsas deberían cocinar para la cena -y la respuesta parece ser "¡Todas!". Para el cierre, “On My Way”, un dueto artificial de Eddie Vedder con Edward Severson Jr., su padre, cuya voz suena distante e ida. Se recuerda lo que se fue, pero con maneras modernas.