11/05/2018

Arctic Monkeys - "Tranquility Base Hotel & Casino"

Guitarra, vas a llorar... porque no te invitaron.

Arctic Monkeys
7.3 10 101

Domino / S-Music

Arctic Monkeys - "Tranquility Base Hotel & Casino"

Puntaje de los lectores: (100 votos)

Yo sólo quería ser uno de los Strokes / Ahora, mirá el lío que me hiciste hacer”. En medio de un clima de cocktail en la mansión Playboy, Alex Turner murmulla como un crooner que ve pasar su vida ante sus propios ojos. Es cierto: los Arctic Monkeys supieron canalizar a su manera la influencia de Julian Casablancas y compañía a la hora de su debut (a veces con alguna que otra alusión más clara), pero eso fue en 2006. Y 12 años son mucho tiempo, sobre todo en el universo de la banda de Sheffield.

En poco más de una década, los Arctic Monkeys pasaron del fervor acelerado de sus dos primeros discos al cuasi stoner, para luego engrosar su musculatura y jugar en las ligas de estadios. Pero así como sus cinco álbumes anteriores tenían a la guitarra y el pedal de overdrive como denominador común, Tranquility Base Hotel & Casino brilla justamente por lo opuesto: el punto de partida de muchas de sus canciones está en Turner, su piano eléctrico y una instrumentación mínima, como para pasarle lo más lejos posible a cualquier revalidación rockera.

La mutación no es fortuita. Desde el momento en el que cambió los barrios bajos británicos por los cercanos a Hollywood, Turner pudo conocer de modo empírico los ángeles y demonios de la ciudad factoría del mundo del entretenimiento. De ahí que el título del disco planteé el escenario imposible de un hotel de lujo montado sobre el Mar de la Tranquilidad, el rincón en el que alunizó el Apolo 11 en 1969: una epopeya de ciencia ficción retrofuturista en la que sus propios protagonistas están abatidos emocionalmente, como si intercambiaran experiencias personales acodados a la barra de un cinco estrellas de una época pasada.

Arctic Monkeys

Así como Superman tiene su propia Fortaleza de la Soledad en la que recluirse de la vorágine de la vida del superhéroe, Turner convierte a su hospedaje lunar en el espacio en el cual dejar el traje de rockstar colgado en un perchero en la entrada. Como si se tratara de llevar aún más allá el ejercicio retro de The Last Shadow Puppets, las 11 canciones del disco respiran aires de lounge, lisergia e introspección. “Star Treatment” mezcla influencia de Burt Bacharach con un dramatismo sobreactuado, mientras que “One Point Perspective” y “American Sports” aportan una cuota de soul y alguna que otra guitarra que entra en escena pidiendo permiso para ubicarse en el fondo.

El espíritu sci fi vintage del concepto del disco obra con fuerza en la canción que da nombre al álbum, con una serie de recursos (un bajo pellizcado, una batería comprimida, sintetizadores retro) propia del primer Air. “Golden Trunks” continúa esa misma línea nebulosa, pero suma un tiro por elevación a Donald Trump, (“El líder del mundo libre nos recuerda a un competidor de lucha libre en suspensores dorados”), y “Four Out of Five” es pura psicodelia para un salón de copas, como si el David Bowie de la primera mitad de los 70 hubiese montado una residencia de shows en el Caesar’s Palace. Ese espíritu distópico encuentra en “The World’s First Ever Monster Truck Front Flip” otra hipótesis a demostrar: qué habría pasado si Brian Wilson hubiera invitado a Leonard Cohen a ser parte de Pet Sounds.

Claro que a veces la cosa se pone un tanto confusa. El bolero espacial de “Science Fiction”, con su relato pastiche de fanáticos religiosos y la rebelión de las máquinas, y el guiño fallido al formato beatle de “She Looks Like Fun” tensan de más el hilo conceptual del disco. Pero justo cuando todo parece desmoronarse, “Batphone” y su métrica polimorfa reviven al Alex Turner más irónico, capaz de pasar de criticar la dependencia a los teléfonos celulares… para luego acudir a ella. Una vez que las piezas se acomodan, “The Ultracheese” pone al huésped del hotel a contemplar sus propios errores, en un clima de piano bar que crece y promete hacerlo más. Luego de un quiebre instrumental, sólo resuena en el aire un falsete de Turner que se evapora en un suspiro lento, quizás el ademán de alguien que acaba de liberarse de una carga pesada. Haber sido una estrella de rock más tiempo del deseado, tal vez.

7.3 10 101

Domino / S-Music

Arctic Monkeys - "Tranquility Base Hotel & Casino"

Puntaje de los lectores: (100 votos)